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Estereotipos de género en la elección de carrera provoca competencia desigual en el mercado laboral BRAGA

Estereotipos de género en la elección de carrera provoca competencia desigual en el mercado laboral

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Los resultados muestran, entre otras cosas, que los hombres tienden a postular a empleos para los que son menos aptos en promedio que las mujeres, especialmente en nivel educacional. Las mujeres, en cambio, postulan cumpliendo más cercanamente los requerimientos de los empleadores que los hombres.


Los estereotipos de género dominan varias dimensiones de la vida. Distintos expertos estudian cómo estos pueden afectar desde la educación, la selección de carrera, postulación a empleos y finalmente la competencia en el mercado laboral.

Sin duda uno de los temas más críticos que trajo la pandemia fue el golpe a la empleabilidad femenina. Estas diferencias en el mercado laboral van más allá del contexto de la pandemia y se relacionan con un sesgo cultural y social, en este sentido, la Directora del Instituto de Estudios Avanzados en Educación y del Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE) y académica de Ingeniería Industrial de la Universidad de Chile, Alejandra Mizala, realizó dos investigaciones que explican cómo a partir de lo que ocurre en la educación, se observa una división dispareja en el campo laboral para hombres y mujeres.

Un primer estudio realizado junto a Francisco Martínez y Salomé Martínez, se enfocó en estudiantes de pedagogía básica buscando entender cómo los estereotipos de género se reproducen de manera inconsciente en los futuros profesores. Se presentaron casos hipotéticos de estudiantes con bajo rendimiento en matemáticas y dificultades en conducta derivados de su bajo rendimiento y se les pedía completar un cuestionario acerca del/a estudiante, como si fuera suyo/a.

En la descripción solo cambiaba el género a través de su nombre, ej. Marcelo o Marcela. Cada uno recibió aleatoriamente una descripción y se le preguntó sobre sus expectativas de rendimiento a futuro en matemáticas y en todos los ramos. Se encontró que las expectativas sobre el rendimiento diferían significativamente en función del género. Los futuros docentes consideraban que los niños tendrían mejor desempeño en matemáticas que las niñas. Además, pensaban que sólo en el caso de las niñas, estas dificultades podrían tener consecuencias a largo plazo en el rendimiento académico general. “Lo importante es que las expectativas que se tienen de niños y niñas llevan a tratos diferenciados que ellos y ellas perciben y que se traducen en una autopercepción equivocada sobre sus capacidades”, comenta Alejandra Mizala.

Otro estudio, realizado con Catalina Canals y Paola Bordón, analizó las postulaciones a las universidades por área de conocimiento. Su objetivo era analizar qué factores influyen en la postulación a las universidades de hombres y mujeres y qué diferencias de género existen.. Se encontró que las mujeres postulan menos a ingenierías y tecnologías y más a carreras del área de salud. Además, a igual puntaje PSU y notas, un hombre puede tener hasta un 25% de mayor probabilidad de escoger una carrera selectiva, es decir de alta dificultad para entrar y titularse, que una mujer.

Esto sugiere que las postulaciones universitarias están influenciadas por estereotipos sociales. “Los hombres pueden sentir más presión social para tener éxito, eligiendo la opción más selectiva y las mujeres pueden sentirse inseguras sobre sus propios conocimientos, creyendo que son menos aptas para opciones más selectivas. De hecho, la literatura muestra que las mujeres generalmente son más adversas al riesgo y tienen más probabilidad de rehuir la competencia, y sugiere que estas características están relacionadas con una brecha de género en la autoconfianza basada en los estereotipos de género”, precisó la académica. El resultado de esto, es que las mujeres acceden a carreras con menores expectativas de empleabilidad e ingresos futuros, lo que en parte explica las brechas salariales entre hombres y mujeres.

El investigador del Instituto Milenio para Imperfecciones de Mercado y Políticas Públicas (MIPP) y profesor del departamento de Economía de la Universidad Diego Portales, Benjamín Villena,  ha estudiado el mercado laboral en Chile utilizando datos de portales de búsqueda de empleo en internet, con algunos resultados sobre las diferencias entre géneros al postular a un empleo. “En nuestra investigación nos enfocamos en el concepto de desalineamiento, es decir, la brecha entre un requerimiento de aviso de trabajo y la característica relevante del trabajador como la educación, la experiencia, el tipo de ocupación de los postulantes, entre otras”, comenta el académico.

Los resultados muestran que los hombres suelen postular más a empleos para los que tienen sustancialmente más experiencia que el requisito publicado. Esto sugiere que los hombres buscan trabajos con mayor jerarquía organizacional, dado su vinculación a mayor experiencia requerida. Por otro lado, los hombres tienden a postular a empleos para los que son menos aptos en promedio que las mujeres, especialmente en nivel educacional. Las mujeres, en cambio, postulan cumpliendo más cercanamente los requerimientos de los empleadores que los hombres. Detrás de esta evidencia puede haber tolerancia al riesgo y expectativas de comportamiento diferentes por género, vinculadas a sus roles culturales, o anticipación de selección discriminatoria de los empleadores. “Estos resultados pueden explicar, al menos parcialmente, por qué las mujeres suelen llegar a puestos de menor jerarquía y salario que los hombres con calificaciones comparables.”, puntualiza Villena.

Para entender cómo esto se refleja en los salarios, el portal de empleo Laborum.com, que estudia mensualmente las diferencias en postulaciones de sus usuarios por tramo etario y género. Al medir el salario medio requerido según género y edad, consecutivamente, la diferencia de salario requerido según género se incrementa con la edad del postulante. Entre los sub-30 el salario requerido por los hombres es 7% mayor al de las mujeres. Entre los de más de 30 años la brecha de género se amplía a 19% – 24%.

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