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Manuela Infante sobre «Cómo convertirse en piedra»: «La obra trata sobre la supremacía humana que produce violencias y explotaciones»

Manuela Infante sobre «Cómo convertirse en piedra»: «La obra trata sobre la supremacía humana que produce violencias y explotaciones»

Javiera Bruna
Por : Javiera Bruna Fonoaudióloga y Comunicadora
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“Pienso que es necesario hacer un teatro no humanista y feminista. Para eso la estrategia más fuerte es mirar las formas de la obra, desde esos lenguajes mediante la imitación de culturas no humanas que rompen los paradigmas hegemónicos”, comenta en entrevista con El Mostrador Braga, la directora y dramaturga Manuela Infante sobre su próximo estreno “Cómo convertirse en piedra”, obra que será presentada este jueves 23 de septiembre en el centro cultural Matucana 100.


“Cómo convertirse en piedra” es el próximo estreno de la compositora escénica Manuela Infante, una propuesta que continúa con la exploración en torno a un teatro no antropocéntrico iniciada con “Estado Vegetal” (2018). Ambas obras se entraman en el cuestionamiento del límite entre lo “humano y no humano”, para develar las explotaciones existentes a partir de la idea de una condición humana hegemónica, la que es heredada desde las culturas europeas. “En la medida en que uno exterioriza la naturaleza, se distingue como algo diferente de la naturaleza, no como parte de ella, a partir de allí la explotación empieza a ser posible”, apuntó Infante.

La obra será presentada en el teatro principal del centro cultural Matucana 100 a partir del 23 de septiembre. Sobre el estreno, la directora comentó que, “la obra se trata sobre la violencia que se ejerce en nombre de la hegemonía de la vida, las violencias que se ejercen dada la división ‘humano – no humano’ y la jerarquía donde se pone al ser humano como superior ‘la supremacía humana’ que produce violencias y explotaciones. Una de esas violencias es la violencia de género, pero en el fondo tiene que ver con que, desde la construcción de este concepto de humano ‘hombre blanco europeo’ o la construcción de este referente humano universal, implica el atropello y exclusión no sólo de las mujeres, sino de cualquier ser sureño, mestizo…”, explicó.

En este contexto, hizo alusión a las explotaciones que se vinculan a las mujeres como seres que procrean, a la bio-norma y fascinación por la juventud que rechaza a quienes se encuentra más cercanos a la muerte o el caso de los zoológicos humanos europeos, “es un gesto tan evidente de marcar la diferencia entre lo humano exhibizado y otro humano que traían a exponer -sabemos que llevaron fueguinos desde Chile- eso básicamente existe para poder rayar la cancha entre quienes son los humanos salvajes y quienes son los humanos civilizados, estos Humanos con mayúscula europeos”, expresó en esta entrevista con El Mostrador Braga.

“Cómo convertirse en piedra”

Para la creadora escénica, existe un límite artificioso entre lo “humano y no humano” o entre “cultura y naturaleza” es  el artificioso límite existente entre ambas condiciones, el cual según Infante, “se distingue sólo a partir de la explotación”.

“Todo el paradigma de la explotación de la naturaleza tiene que ver con el momento en que en la modernidad se empieza a construir esta idea de ‘Ser Humano’ (con mayúsculas), que es un hombre europeo blanco que tiene la potestad de poder explotar y hacer lo que quiera con otros, obviamente la explotación está arraigada en el proceso de la colonia y con toda la captura de esclavitud que permite el grado de ‘dueñitud’, como diría Rita Segato, ‘de un sistema donde unos son dueños de otros’ y el proceso en el que alguien se erige como dueño de otro y esta idea de que el ser humano está en la punta de la pirámide de la superioridad, esta supremacía humanista, que es la misma que la supremacía masculina, que la supremacía europea”, apuntó.

En este sentido, la condición de supremacía humana se vincula con las explotaciones hacia los humanos considerados “menos humanos”, representando a quienes se encuentran en esta condición, los que para Infante pueden ser las mujeres o cualquier otro que no comparta la categoría hegemónica de hombre blanco–europeo, “trabajamos mucho mirando desde la perspectiva de lo no vivo, para eso hacemos una estrategia escénica que le llamamos ‘imitar la cultura de lo no humano con el cuerpo de lo humano’. En este caso es imitar el comportamiento de las piedras con los elementos de la obra, con la dramaturgia, con la actuación, con las luces, etc.”

En la obra se pueden apreciar distintas prácticas que se diferencian de lo que se conoce como una puesta en escena teatral tradicional, “siempre he incursionado en mirar y tratar de cuestionar las prácticas de la disciplina desde las prácticas estéticas; pienso que es necesario hacer un teatro no humanista y feminista y para eso la estrategia más fuerte es mirar las formas de la obra, cómo se estructura, cómo se actúa, cómo se ilumina y desde esos lenguajes mediante la imitación de culturas no humanas arribar a otras estéticas que rompen los paradigmas hegemónicos, dogmáticos que rompen la estructura narrativa de noción de personaje, de noción de actriz, de actor que se han jugado en el teatro hegemónico que hemos recibido de Europa y que se nos ha enseñado”, expresó.

“Para imitar el comportamiento natural necesariamente hay que pensar en imitar lo no vivo y mirar qué hay de piedra en nosotras. Sabemos que por lo menos fisiológicamente nuestro esqueleto completo es de piedra -por decir la cosa más evidente-, entonces, también somos cosas no vivas y como cosas no vivas, cuando nos paramos en ese lugar podemos empezar a mirar que hay una especie de hegemonía de lo vivo que tiende a explotar a todo lo demás que define como inerte”.

Pero también explota en función de esa hegemonía, “esta fascinación por la juventud que es, sin duda, parte de una bionorma, mientras más cercano estás a la muerte más despreciable eres o más desechable eres, asimismo toda la explotación de las mujeres respecto de ser quienes procrean, todo el rollo provida es una explotación hacia las mujeres definitivamente consideradas menos que humanos en función de demandarles el rol de ser quienes tienen que producir la vida. Entonces ahí hay otros elementos y conceptos que están en el sistema económico, crecimiento, desarrollo, que son todos tropos de la vida, son metáforas que tienen que ver con desarrollar y explorar, que definitivamente en pro de lo humano se hacen cosas muy violentas”, finalizó.

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