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Científicas de la quinta región se unen a red de mentoras para incentivar vocaciones STEM entre mujeres  BRAGA

Científicas de la quinta región se unen a red de mentoras para incentivar vocaciones STEM entre mujeres 

Formadas como astrofísica, ingeniera y diseñadora industrial, tres científicas porteñas hoy se forman para guiar y acompañar a niñas con inquietud científica, acercando sus testimonios de profesionales en disciplinas STEM en Chile, derribando estereotipos y motivando la curiosidad en niñas y jóvenes de todo el país. Estos son los relatos de Catalina Arcos, Leslie Pedrero y Guillermina Ponce, verdaderas “provocadoras” de las ciencias.


Científicas del área de la astrofísica, el diseño industrial y la ingeniería electrónica de la V Región se unen para guiar y acompañar a niñas con inquietud científica. Gracias a la Red de Mentoras Provoca, que con el apoyo de LideraMujer, tienen el objetivo de empoderar a mujeres en las áreas de la ciencia, tecnología, ingeniería y matemática; para inspirar, acompañar y guiar a futuras generaciones de chilenas.

Estas destacadas científicas son la doctora en astrofísica del Instituto de Física y Astronomía de la Universidad de Valparaíso, Catalina Arcos; la diseñadora industrial y especialista en fibra de carbono del proyecto Mirror/NPF, Leslie Pedrero y la técnico en electrónica, cursante de la carrera de Ingeniería en Automatización y Control Industrial y parte del área de front-end del observatorio ALMA, Guillermina Ponce 

Las disciplinas STEM, aún con una baja representación femenina, son profesiones mejor remuneradas que constituyen un motor de desarrollo y movilidad social. Para la científica Catalina Arcos, desde niña le apasiona la astronomía y de hecho deseaba ser astronauta. 

“Me gustaba el espacio y las estrellas. En octavo ya quería estudiar astronomía y averiguaba sobre el mapa nocturno del cielo. En enseñanza media estaba en un liceo católico en Viña del Mar, donde conocí a un cura aficionado a la astronomía y me invitó junto a mi papá a ver el cielo en su telescopio. Esa noche observé Júpiter y Saturno y quedé maravillada. Tenía 16 años”, comenta la astrofísica. 

Para no alejarse de su familia, Catalina ingresó a licenciatura en física con mención en astronomía, que entonces se impartía por primer año en Valparaíso. Recuerda que sus padres la apoyaron en su decisión. Es una de 5 hermanos, su madre es profesora y su padre es ingeniero. “Mis papás son un matrimonio muy esforzado y siempre quisieron que estudiásemos en la universidad. Hoy todos somos profesionales”. 

Catalina comenta que su carrera era muy nueva, nadie sabía muy bien cuál era la trayectoria formativa y laboral de un investigador. De su generación de 45 alumnos, solo alrededor de 10 eran mujeres. “Hoy es bastante equitativo. Hoy hago clases de física en varias carreras y tengo horas para investigación. Pronto, además, haremos talleres de física y astronomía para niñas/os de 10 a 18 años, de las residencias del Sename de Quilpué, Viña del Mar, Villa Alemana, Quillota y Valparaíso. Estoy muy entusiasmada porque la ciencia se aprende haciendo y este taller les permitirá realizar experimentos y observar a través de telescopios. Vamos a acercar la ciencia a las nuevas generaciones y a contribuir en el cierre de brechas de acceso a este tipo de experiencias de aprendizaje”.

En 2020, Catalina participó del Encuentro Provoca Valparaíso, un conversatorio virtual de científicas con estudiantes de colegios y liceos de la región y de Santiago. A partir de esa actividad, se formó una comunidad con científicas muy jóvenes, que la inspiró a unirse a la Red de Mentoras, con el propósito de desarrollar habilidades para acompañar a otras niñas y jóvenes. 

“En este proceso valoro el cultivo del autoconocimiento y el desarrollo personal, y es increíble cómo eso ayuda a saber apoyar y guiar a otros. Es enriquecedor tanto para las mentoras como para las mentes”. Su consejo a las futuras científicas es a seguir sus sueños y confiar en sus instintos, también a ampliar la mente y pensar en carreras profesionales o técnicas. 

Por su parte, Leslie creció con sus 4 hermanos y sus padres, él marino y ella dueña de casa. Es parte de la primera generación con estudios superiores de su familia. “A mí siempre me gustó construir cosas, desde hacerme mis propias casas de muñecas hasta mis agendas. Lo que no tenía, me las ingeniaba para hacerlo con mis manos. Estudiar diseño industrial me dio un campo muy versátil de trabajo, desde hacer un mueble, hasta donde estoy hoy…construyendo nuevos espejos de telescopios a base de fibra de carbono”. 

Leslie no para de aprender; desde materiales compuestos hasta óptica y física. En su equipo de trabajo hay un experto pulidor de espejos astronómicos, también ingenieros mecánicos y electrónicos, astrónomos y físicos. “Es una forma colaborativa de trabajo, donde cada uno aporta desde su perspectiva, con sus habilidades y conocimientos. Mi mensaje busca alentar a que las niñas sigan sus sueños. Me parece absurdo que una persona piense que no puede seguir su vocación porque es mujer u hombre. Eso nunca pasó por mi mente. Ser profesional me ha dado mayor autonomía y herramientas para salir adelante”, concluye.

Finalmente, Guillermina, si bien es de Valparaíso, hoy trabaja en San Pedro de Atacama en el observatorio ALMA. Hace 7 años es parte del área de ingeniería de front-end, donde están los receptores de las antenas. “En el área de ingeniería, en este observatorio hay pocas mujeres, somos solo dos y soy la única mujer técnico. Espero que se abran más espacios. Creo que las mujeres aportamos otro punto de vista y tenemos habilidades particulares, como las sociales”. 

Su padre era eléctrico de oficio y antes fue trabajador portuario por muchos años. Desde niña conocía las herramientas y los equipos del área que finalmente fue su trabajo. “Me gusta esta carrera porque es muy flexible y nunca se para de aprender”, asegura. 

Ahora en la red de mentoras, en muchos de los relatos confiesa que se ha visto reflejada. “Cuando termine mi carrera de ingeniería, espero ser madre en algún momento. Como muchas, me pregunto cómo será criar un hijo estando fuera de casa tanto tiempo, por los turnos. Me cuestiono también si el alejarme para criar implicará el riesgo de perder mi lugar en el trabajo. Es esa inquietud de no poder responder por completo en ninguna parte. Yo tuve que trabajar para costearme mis estudios y claramente no quiero retroceder”, explica. 

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