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Porno industrial y material sexual autogestionado: el debate sobre si son una forma de empoderamiento femenino o no BRAGA

Porno industrial y material sexual autogestionado: el debate sobre si son una forma de empoderamiento femenino o no

Natalia Espinoza C
Por : Natalia Espinoza C Periodista - Contacto: braga@elmostrador.cl / (sólo wsp) Fono sección: +569 99182473
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Siempre que existe una corriente de pensamiento, se generará un movimiento contrario, es parte de la naturaleza del ser humano. Esto mismo pasa en el movimiento feminista, en donde existe un importante debate no solo acerca de lo poco regulada que está la industria de la pornografía –en donde a través de los años diversas actrices, como Sarah Joe Chamoun (ex Mia Khalifa), han develado haber sido agredidas y engañadas respecto de los términos laborales de las grabaciones acordadas–, sino también en cuanto a si la compra y venta de material autogestionado perpetúa los abusos del comercio sexual o si es que puede considerarse como una forma de empoderamiento. Para la directora de la Corporación Miles Chile, Javiera Canales, hay una gran diferencia entre la producción industrial y la autogestionada, sobre todo porque la primera “ha sido muy cruel con las mujeres, ya que la pone en una situación de subordinación muy grande”.


Históricamente desde el feminismo y su lucha por el empoderamiento femenino en general, hay un tema que tiene opiniones muy divididas: la compra y venta de material sexual, sea este a través del consumo de porno industrial y/o la venta autogestionada de fotos o videos de esa connotación por plataformas como Patreon, Onlyfans, o redes sociales en general.

Por un lado, una corriente defiende que no es empoderamiento, sino que es perpetuar la explotación y cosificación de la mujer, mientras que otra mirada dice que es parte de la libertad sexual de las mujeres por ser dueñas de sus cuerpos y vidas.

Para indagar sobre ambas posturas, conversó con El Mostrador Braga la directora de la Corporación Miles Chile, Javiera Canales. Para la abogada, el origen de este debate surge de las dos grandes corrientes feministas de la historia: el feminismo radical y el feminismo liberal.

El origen de la división

Siempre que existe una corriente de pensamiento, se generará un movimiento contrario, es parte de la naturaleza del ser humano. Esto mismo pasa en el movimiento feminista, el cual se compone de muchas ramas, como el ecofeminismo, el interseccional, el antiespecista, etc.

En este caso el origen del debate surge de las diferencias entre el radical y el liberal. El primero de ellos tiene sus raíces en el “feminismo abolicionista”, esto quiere decir que “quiere abolir el patriarcado en todas sus dimensiones. Una de ellas es el trabajo sexual, o cualquier tipo de acción en donde la sexualización del cuerpo de la mujer tenga algún tipo de contraprestación monetaria”, explica Canales. En cambio, el feminismo liberal basa su teoría en que las personas pueden hacer lo que quieran con su cuerpo, porque son dueñas de sí mismas y de sus vidas.

Porno industrial vs. material autogestionado

En este sentido, es importante entender desde el feminismo cuál es la diferencia entre la pornografía industrial en comparación con la venta de material sexual autogestionado. Principalmente, el comercio pornográfico está dirigido por hombres blancos heterosexuales para satisfacer a otros hombres.

En la historia del porno este siempre “ha sido muy cruel con las mujeres, ya que las pone en una situación de subordinación muy grande”, comenta la experta. En el porno “clásico” muchas exactrices y trabajadoras sexuales, al pasar los años, han alzado la voz y denunciado socialmente haber sido agredidas, violadas y maltratadas en espacios de grabación.

Ejemplo de esto es Sarah Joe Chamoun (ex Mia Khalifa), quien en junio de 2020 contó a través de su cuenta de Twitter que, en una ocasión, un fotógrafo la engañó ofreciéndole un artículo para Vogue. Durante la sesión –develó– las indicaciones se volvieron cada vez más lascivas, y finalmente las fotografías se utilizaron para una página web creada por el fotógrafo, Jordan Sibbs, quien no tenía relación con la mencionada revista.

El porno industrial manejado por hombres y para hombres, se caracteriza por una cosificación extrema. En cambio, las mujeres que autogestionan su material están en “una situación de mucho más resguardo así, que siendo explotadas o manejadas por un hombre”, según Canales.

Respecto del material autogestionado, este también tiene un lado A y un lado B. “Nosotras en Miles no estamos en contra del trabajo sexual, pero creemos que nadie quiere ser trabajadora sexual, aunque puede haber casos excepcionales en donde mujeres optan por esta vía. Sin embargo, en un gran número es principalmente por la falta de oportunidades”, explica la experta.

Para la abogada, históricamente hay madres, jefas de hogar, entre otras, a quienes no les alcanzan los medios económicos para poder brindar lo esencial para cumplir con su familia. Esto también se debe a la falta de apoyo de la sociedad y de corresponsabilidad paternal.

“Es complejo hablar de este tema porque a nivel de feminismo no está resuelto, y tampoco desde las organizaciones sociales. Por eso, nosotras, desde la cooperación, estamos para brindar servicio a todas aquellas que nos lleguen, sean trabajadoras sexuales o sean mujeres que estén de acuerdo con el porno. Entendemos muy bien la individualidad y lo complejo que es ser mujer en este país”, puntualiza.

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