Publicidad
Una base para las relaciones tempranas sin violencia Yo opino

Una base para las relaciones tempranas sin violencia

Gloria Leal Suazo
Por : Gloria Leal Suazo Directora Ejecutiva del Instituto de la Mujer.
Ver Más


Cuando iniciamos el proyecto “Por una vida libre de violencia en el noviazgo para las y los adolescentes y jóvenes en Chile”, teníamos claro que era urgente abordar el tema, comprenderlo, visibilizarlo y prevenir su incidencia. 

Decidimos plantear un estudio cualitativo y cuantitativo que nos permitiera producir conocimientos sobre esa violencia que se da en las diversas relaciones de pareja juveniles, incluyendo la diversidad LGBTI; y a partir de ese producto, diseñar un plan de sensibilización y educación que llegara al público adolescente a través de talleres en establecimientos educacionales.

Contamos con el financiamiento de la Unión Europea en Chile y gracias a este apoyo logramos publicar “Amores tempranos. Violencia en los pololeos en adolescentes y jóvenes en Chile”, estudio que nos entregó información concreta y estadística, y nos permitió desarrollar los talleres “Amores tempranos en el liceo”. 

[cita tipo=»destaque»] Todos aprendimos con este maravilloso proyecto, como dijo uno de los profesores participantes. Fue un proceso largo y muy satisfactorio, que nos deja como principal reto la necesidad de instalar el tema. [/cita]

Y aunque se nos atravesó la pandemia y la imposibilidad de reunirnos físicamente con los y las niñas en sus colegios, conseguimos generar una propuesta virtual capaz de ofrecer verdaderos espacios de diálogo, en los que entregamos las herramientas necesarias para que los adolescentes pudieran cuestionarse, reflexionar y abordar la violencia temprana y las relaciones de pololeo de una mejor manera, con respeto por la diversidad y la equidad de género.

La virtualidad permitió algo que no teníamos planeado, que padres y apoderados, quienes comparten los mismos espacios con sus hijos y los acompañan en sus clases remotas, también escucharan lo que los jóvenes tienen que decir al respecto, eso que los inquieta, los emociona, los asusta y los convoca alrededor del amor, la autoestima, las individualidades y las relaciones. 

Logramos reunirnos con casi 2 mil estudiantes de un centenar de colegios y liceos ubicados en nueve regiones del país: Valparaíso, Santiago, O’Higgins, Maule, Coquimbo, Biobío, Atacama y la Araucanía.

Quisimos ir un poco más allá, y organizamos también actividades remotas de formación y sensibilización sobre la problemática de la violencia en el pololeo en jóvenes, con las y los educadores, y con todos aquellos que integran las comunidades educativas de los establecimientos. 

Todos aprendimos con este maravilloso proyecto, como dijo uno de los profesores participantes. Fue un proceso largo y muy satisfactorio, que nos deja como principal reto la necesidad de instalar el tema. Repetitivamente los equipos que nos acogieron en las distintas instituciones educativas nos pidieron que volviéramos, que les lleváramos más talleres y actividades donde se pudiera generar un diálogo permanente entre los diferentes actores que componen la comunidad escolar. Muchos se plantearon la urgencia de incluir este tipo de espacios en el currículo, de convertir los talleres en una especie de proyecto vivo que crezca con la evolución misma de las relaciones, porque es evidente que la escuela es un agente de cambio y desde allí podemos generar transformaciones profundas.

El reto que tenemos como país es que todas y todos tengamos una participación mucho más activa frente al tema de los derechos, las identidades y las violencias; que ampliemos nuestra mirada y que hablar abiertamente sobre esta realidad se convierta en la regla.  

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias