
Juntando todas las manos, juntando todas las generaciones
Durante las últimas semanas, las encuestas sobre el plebiscito de salida que se llevará a cabo el 4 de septiembre de 2022 no han sido muy alentadoras para la opción Apruebo. Más allá de la veracidad y la precisión de estos estudios, sin duda, para muches, estos resultados han sido preocupantes y angustiosos. Nos ha invadido la sensación de que “hay que hacer algo” porque es, literalmente, ahora o nunca. Por lo mismo, durante la última quincena podemos observar una intensificación de actividades por el Apruebo en todo el país: pasacalles, marchas, puerta a puerta, volanteos, y actos culturales, denominados como “Apruebazos”.
En este marco, el sábado participé en una puerta a puerta en La Pintana con un grupo grande de personas por el Apruebo, muches de elles, feministas. En mi grupo hubo muchas mujeres feministas relativamente jóvenes – creo que yo estaba entre las más “viejas” – y mientras íbamos caminando, conversando con vecines y repartiendo flyers con información, también nos íbamos conociendo. Después de unas tres horas de trabajo volví al centro en micro con dos compañeras de la puerta a puerta, Romi y Meli.
[cita tipo=»destaque»] La Nueva Constitución no es “chacota”, sino, al contrario, es la suma de luchas importantes[/cita]
Al igual que yo, Meli es migrante y lleva muchos años en Chile; también como yo, ya desde hace tiempo puede votar aquí y participa activamente en la política y en el movimiento feminista. Lleva lentes azules y es muy simpática; se nota que es una mujer de convicciones firmes y de mucho compromiso político. Es venezolana y llegó a Chile en el año 2008 para estudiar un postgrado. Cree firmemente en el Apruebo, como proyecto político democrático y feminista. Como ella, hay miles de migrantes más en Chile que creen en la Nueva Constitución y que votarán en el plebiscito el 4 de septiembre. Para nosotres, como migrantes, aunque no nacimos aquí, sí vivimos aquí y con nuestro voto Apruebo queremos ver un país más justo, participativo, equitativo, y digno, para nosotres y también para nuestres hijes y el Chile que les heredaremos.
Nuestra otra compañera, Romi, es más joven que Meli y yo. Es de una familia popular de la sexta región. Su papá tiene un puesto en la feria. Entró a la Universidad de Chile, como primera generación de su familia, una más de estas generaciones de jóvenes que han pertenecido a un proceso amplio y profundo de democratización en la educación superior. Ella recuerda que al llegar fue muy chocante para ella, casi se retiró de la carrera pero al final no lo hizo. En vez de eso empezó a participar en la política. Hace unos años se recibió y ya está trabajando.
Por personalidad y oficio, mientras para Meli y para mí hacer puerta a puerta nos cuesta un poco, la Romi es todo lo contrario. Lo ama. Genuinamente ama hablar con el pueblo, entregar información, compartir. Nos cuenta que una vez se fue al norte a visitar un familiar y terminó volanteando sola en una feria; para la segunda vuelta imprimió ella sola las 53 medidas de la campaña de Boric y las colgó en el puesto de su padre. Le brillan sus ojos al acercarse a las personas; algunes igual dicen que no, pero muches por lo menos la escuchan. Romi es alta y de pelo negro liso y largo; tiene una sonrisa ancha que ilumina su cara. Con materiales en la mano sigue hablando con las personas, incluso caminando al paradero de micros y en el paradero mismo. Para ella, el Apruebo no es algo abstracto y la Nueva Constitución no es “chacota”, sino, al contrario, es la suma de luchas importantes a lo largo de su vida, como mujer popular, como estudiante y como feminista.
A pesar del cansancio del día, la noche de sábado, fui a ver el nuevo documental de Patricio Guzmán, Mi País Imaginario. Por razones de espacio no entraré a analizar la película, pero ésta abre y cierra con imágenes históricas de las movilizaciones del pueblo a favor del gobierno de Allende. El mensaje principal de la película es que es sólo a través de un voto Apruebo que lograremos darle una continuidad consecuente al Estallido Social de 2019, como también, y de manera histórica más extendida, al proyecto popular de la Unidad Popular, truncado violentamente por la dictadura. Por lo mismo, cierra con la archiconocida canción de Quilapayún, “La muralla”, un grupo, además, que ha estado tocando consistentemente como parte de los Apruebazos en las plazas del país. Canción hermosa, que apenas comenzó, el público empezó a cantar con ellos.
Cuando terminó la película, hubo aplausos y gritos a favor del Apruebo; un trabajador del cine parpadeó las luces como para mostrar apoyo. Una señoras de aproximadamente setenta años, que estaban detrás de mí en el cine, aplaudían y gritaban con fuerza; decían que querían salir ahora “a la calle”. Las había escuchado también murmullando entre ellas cuando aparecían las imágenes de las Tesis Senior en el documental. Lo más probable es que ellas o sus amigas también hubieran estado ahí, en la performance o tal vez también allí mismo en el estadio cuando fue centro de tortura y prisión política.
Al verlas y escucharlas, me acordé de uno de los primeros videos de campaña del ahora presidente Gabriel Boric, que salió en abril 2021. Era de una combi que iba recorriendo el país, recogiendo “los jóvenes de todas las generaciones”. Era una franja que recalcaba la necesidad de recuperar, de forma intergeneracional, nuestros sueños colectivos como país. Sueños sobre mejorías en nuestras condiciones de trabajo, educación, salud, y pensiones; sueños sobre mayores derechos y mayor equidad para obrerxs, pobladorxs, campesinxs, mujeres, pueblos originarios, afrodescendientes, migrantes, personas LGBTQ+, y personas con discapacidad, entre otros. Sueños, en gran parte, ahora codificados dentro de la Nueva Constitución.
Por lo mismo podríamos decir que el voto de ratificar la Nueva Constitución, el Apruebo, es justo la culminación de un sueño atesorado, concebido por jóvenes de todas las generaciones. Y, más específicamente, para las mujeres de todas las generaciones: para las Romis y las Melis, de nuestra generación, para las señoras de las Tesis Senior, de las generaciones que venían antes, para las hijas, las sobrinas, las nietas, que verán el Chile del futuro. Ahora sí estamos juntando todas las manos, y muchas de esas manos son de mujeres feministas, con la pañoleta verde bien puesta. Por todas las mujeres y por las disidencias que ahora sí verán cambios reales, sustantivos y bien significativos con esta Nueva Constitución, decimos Apruebo Feminista, Apruebo por Un Chile Mejor.
- El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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