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Gabriela Roepke: El legado teatral chileno tiene rostro de mujer BRAGA Créditos: Foto Pioneras.

Gabriela Roepke: El legado teatral chileno tiene rostro de mujer

Antonia Sepúlveda
Por : Antonia Sepúlveda Periodista en El Mostrador Braga.
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Fue cofundadora del Teatro de Ensayo de la Universidad Católica, docente y miembro de su consejo directivo. Asimismo, impartió clases en el extranjero, ganando reconocimiento internacional, siendo presentada en el Lincoln Center of Performing Arts de Nueva York.


Gabriela Roepke (1920-2013) nació el 26 de septiembre de 1920 en Santiago y fue la mayor de tres hermanas. Su madre la bautizó Gabriela en honor a su gran amiga Gabriela Mistral, quien también significó un rol importante en la vida de Roepke.

Perteneció a una familia muy culta, y desde pequeña se vio influenciada por el mundo artístico cultural, en donde la literatura y la música ocupaban un lugar preferente, donde aprendió a tocar piano desde muy temprana edad, asimismo, inventaba sus propias historias y cuentos.

Los dos primeros años de escolaridad los cursó en París, en las monjas de Nuestra Señora de la Asunción. Además, se educó algunos meses en Suiza. Luego, de vuelta en Chile, entra al Colegio Universitario Inglés, donde cursó hasta sexto año de humanidades.

Durante sus veintes realizó clases de arte dramático en un liceo de niñas, y muchas veces sus estudiantes no encontraban obras de interés para interpretar, por lo que Gabriela comenzó a escribir obras y escenas para que sus alumnas las representaran. De aquí nacen sus primeros escritos, no obstante, no se tienen registros de ellos.

Es por esta razón, que, en un nuevo Mujeres Inolvidables, el especial semanal en donde destacamos las importantes hazañas de mujeres de la historia y el presente, visibilizamos su legado, trayectoria e impacto.

En 1943, la Universidad Católica decidió montar una obra religiosa en homenaje al Papa Pio XII, eligiendo la obra El Peregrino, dirigida por Pedro Mortheiru. Para la formación del equipo artístico, Pedro invita a Gabriela como actriz y a los estudiantes de arquitectura Fernando Debesa y Teodoro Lowey. Luego de este estreno, Gabriela, Pedro y Fernando forjan una amistad y deciden irse de vacaciones al campo.

Durante sus conversaciones surge la necesidad de crear el Teatro de Ensayo de la Universidad Católica, fundada ese mismo año. No obstante, debido a que no era una escuela profesional de teatro, asistían estudiantes de diversas carreras, y Gabriela se molestaba porque sentía que los estudiantes no tenían un compromiso real con el teatro.

Debido a lo anterior, en 1948, se fundó la Escuela de Teatro de la UC, como una de las escuelas de teatro más importantes hasta la actualidad.

En la Escuela, Gabriela se transforma en profesora de actuación y dramaturgia hasta 1950, cuando siente la necesidad de continuar su formación profesional y decide volver a Francia para estudiar Historia del Teatro en La Sorbona. Luego vuelve a Chile en 1953. 

Ese mismo año, Gabriela escribe su primera obra titulada Las santas mujeres, que nace como anécdota del Teatro Experimental de la UC, por la necesidad de escribir una obra de carácter religioso protagonizada exclusivamente por mujeres. Luego, en 1954 escribió La invitación, con el que ganó el Premio Municipal de Teatro.

Solo se dedicó a hacer clases hasta 1966, cuando se fue a la Universidad de Kansas como profesora invitada por el Departamento de Artes Escénicas. Paralelamente gana una beca Fulbright que le permite ir a estudiar y seguir perfeccionándose como actriz y docente, y después gana una beca Guggenheim que le permite establecerse en Nueva York como su lugar de residencia.

Durante el tiempo que estuvo en la Universidad de Kansas fue llamada por un amigo argentino, director de ópera en la Academia Julliard, invitada a realizar clases de drama. Luego continuó impartiendo clases en la Universidad de Filadelfia, pero siempre manteniendo su domicilio en Nueva York.

Su obra Los peligros de la buena literatura y Una mariposa blanca fueron traducidos al inglés y esta última se convierte en ópera y es presentada en el Lincoln Center of Performing Arts de Nueva York.

Se mantuvo impartiendo clases hasta los 85 años en Estados Unidos, cuando sufre de un accidente cerebrovascular y su familia viaja a buscarla para traerla de vuelta a Chile. Luego le da un segundo episodio. Sin embargo siempre se mantuvo lúcida hablando sobre teatro, ópera y recibiendo a sus amistades hasta el último de sus días.

Algunas de sus obras son: La invitación (1954), Los culpables (1955), Las santas mujeres (1955), La telaraña (1958), Juegos silenciosos (1959), La mariposa blanca (1959), El bien fingido (1964), El castillo sin fantasmas (1965) y Martes 13 (1970).

También incursionó en la poesía a través de Primeras canciones (1944) y Jardín solo (1947).

No se casó, no tuvo hijos y falleció en noviembre del año 2013, a los 93 años, pero su legado y recuerdo prevalece en las escuelas de teatro a lo largo de todo Chile y el mundo. 

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