A nivel mundial, 604 mil pacientes fueron diagnosticadas con cáncer cervicouterino en 2020 y, de ellas, el 56% falleció por esta causa, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En Chile, la realidad no es muy distinta: dos mujeres al día mueren por esta enfermedad.
El cáncer del cuello del útero es causado en un 99% por el Virus del Papiloma Humano (VPH), por lo que lo convierte en el único cáncer que se puede prevenir casi en su totalidad si se detecta a tiempo la presencia del virus. En ese contexto, vale la pena preguntarse ¿por qué sigue siendo uno de los cánceres más mortales entre mujeres jóvenes?
[cita tipo=»destaque»]La falta de tiempo por el trabajo, la carga de organizar y administrar un hogar, ser mamá, entre otras tareas diarias, nos hace posponernos y priorizar al resto y sus necesidades antes que nuestra propia salud. [/cita]
Detectar una infección por VPH de alto riesgo puede marcar la diferencia entre desarrollar o no un cáncer, por lo que las pruebas diagnósticas oportunas son claves para evitar el desarrollo de la enfermedad.
La falta de tiempo por el trabajo, la carga de organizar y administrar un hogar, ser mamá, entre otras tareas diarias, nos hace posponernos y priorizar al resto y sus necesidades antes que nuestra propia salud. Esto repercute directamente en retrasar nuestros chequeos ginecológicos, que precisamente ayudan a la prevención del cáncer y de otras patologías.
Por eso, hoy queremos visibilizar este tema para que las mujeres tomemos conciencia de la importancia de hacerse sus controles a través de la campaña Nosotras Primero, la cual tiene como objetivo ser una red de apoyo e información sobre la salud de la mujer, junto con advertir sobre la necesidad de la realización de pruebas diagnósticas oportunas.
Ni una mujer debería morir por cáncer cervicouterino, ya que es un cáncer para el cual existe una vacuna preventiva, incluida en el Programa Nacional de Inmunizaciones y exámenes de tamizaje, como el Test de VPH, el cual es capaz de detectar la presencia del virus antes de que se desarrolle una lesión pre maligna o un cáncer, por lo que su uso debiese ser una prioridad para personal de la salud y un derecho de las mujeres exigirlo.
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), más de la mitad de las mujeres que fallecen por cáncer del cuello del útero en Latinoamérica tienen menos de 60 años. El impacto de esta enfermedad es colosal. Estamos hablando de mujeres activas, independientes, madres jóvenes y trabajadoras.
Este año, han muerto alrededor de 630 mujeres en Chile por causa de esta patología. Cambiar esta dura realidad depende de un nuevo enfoque, que enfatice la importancia de que las mujeres prioricen su salud y se pongan primero. Pero también radica en nosotras, en entender que la prevención salva vidas y que el prevenir está también en la voluntad de cada una.