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Violencia Obstétrica: el abuso silenciado hacia mujeres y personas gestantes BRAGA

Violencia Obstétrica: el abuso silenciado hacia mujeres y personas gestantes

Valentina Marín Parra
Por : Valentina Marín Parra Periodista El Mostrador Braga
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La maniobra de Kristeller consiste en ejercer presión sobre el abdomen de la mujer con el supuesto fin de favorecer la salida del feto. En la actualidad el uso de esta maniobra está desaconsejada por la OMS, sin embargo, en Chile se ha implementado con consecuencias que han provocado incluso muertes de bebés. “Perdí todo, perdí a mi hija, perdí mi útero. Perdí todo, por tan solo no saber mis derechos de paciente, no saber que existía la violencia obstétrica, porque a una nadie le enseña esas cosas”, aseguró en 2019 Norma Ortiz cuando denunció públicamente al Hospital El Pino de San Bernardo por realizar este tipo de procedimiento.


El 2 de agosto de 2017, una joven gestante de 19 años llamada Adriana Palacios ingresó a la sala de partos ya con 40 semanas de embarazo, en aquel momento vivió una seguidilla de negligencias, malos tratos y violencia obstétrica por parte de las y los profesionales de salud que estaban a cargo y en consecuencia, su hija Trinidad nació sin vida producto de sufrimiento fetal.

En esta línea, surge la llamada Ley Adriana o la Ley del Parto Respetado que busca poner fin a estas malas prácticas en los centros de salud hacia mujeres embarazadas. Adriana Palacios es uno de los miles de casos que, por años, han sufrido las mujeres en Chile y el mundo. De hecho, en 2019 la Organización de Naciones Unidas (ONU) catalogó este tipo de violencia como un fenómeno generalizado. 

Pero, ¿qué es la violencia obstétrica? pues, las burlas, el maltrato, los insultos y el abandono hacia la mujer durante el parto forman parte de este tipo de violencia. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) es ejercida por profesionales de la salud hacia las mujeres embarazadas, en labor de parto y el puerperio (luego de tener al bebé).

“Es la violencia que se ejerce tanto del estado, del sistema de salud, del personal de salud, sobre el cuerpo y sobre los procesos reproductivos de las mujeres o la persona gestante, expresada en un trato deshumanizado, en un abuso de poder”, agrega la directora ejecutiva de la Asociación Nacional de Matronas (ASOMAT), Katiuska Rojas. 

Según las cifras recabadas por el Observatorio de Violencia Obstétrica en Chile (OVO), se muestra que el 56,4% de las mujeres ha sido criticada o reprimida por expresar dolor y emociones al momento del parto y que más de la mitad de las chilenas ha sufrido violencia obstétrica.

Mikaela Ojeda, de 18 años, cuenta que “durante todo mi proceso de gestación, recibí comentarios despectivos hacia mi persona por haber quedado embarazada joven, me hacía sentir mal, obvio, ¿pero qué iba hacer? solo me quedaba escuchar en silencio, en el parto no cambió mucho, las enfermeras hacían comentarios como ´a su edad yo me preocupaba de estudiar´ y eso hizo que un momento que debía ser de felicidad se tornara un poco desagradable”.

En 2019, Norma Ortiz hizo pública su denuncia hacia el Hospital El Pino de San Bernardo, contó que al llegar al recinto, todo estaba en buenas condiciones, hasta que una matrona le realizó la maniobra de “Kristeller” que le provocó una cesárea de emergencia con histerectomía por rotura uterina y la posterior muerte de su bebé Antonella. 

“Perdí todo, perdí a mi hija, perdí mi útero. Perdí todo, por tan solo no saber mis derechos de paciente, no saber que existía la violencia obstétrica, porque a una nadie le enseña esas cosas”, aseguró en ese entonces.

“En Chile existe desconocimiento sobre la garantía de derechos, los que, si queremos verlos de manera práctica, pueden ser incluso, recibir un trato digno y respetuoso en las atenciones de salud, pedir permiso para examinar el cuerpo, tener cuidado con emitir juicios o valoraciones personales o no entregar información suficiente para que las personas de manera consciente puedan tomar decisiones”, comenta la matrona del área de educación de la Asociación Chilena de Protección a la Familia (APROFA), Fernanda Cabrera. 

“Es una maniobra que conlleva muchos riesgos” añade Rojas. 

La maniobra de Kristeller consiste en ejercer presión sobre el abdomen de la mujer con el supuesto fin de favorecer la salida del feto, sin embargo en la actualidad el uso de esta maniobra se considera una mala práctica, y está desaconsejada por la OMS, pero a pesar de ello, aún se continúa utilizando.

“Nos parece totalmente aceptable que ya no se hagan este tipo de prácticas, porque además del dolor que generan las contracciones y el cansancio del trabajo de parto, el generar comprensión por sobre el útero infringe más dolor en el cuerpo de la mujer, por lo tanto, es una maniobra que debiese estar erradicada”, concluye la matrona de Asomat.  

Bernarda Castro, de 62 años, comenta cómo perdió a su segundo hijo en 1990 debido a esta técnica “no sabia lo que sucedía, sabía que mi bebé estaba bien y luego de eso, la doctora puso su brazo encima de mi y recuerdo que fue muy doloroso físicamente, y ya después me dijeron que mi bebé ya no estaba con vida, luego decidí no tener más hijos, por el trauma”.

Y es que, ese trauma, también lo comparte Valentina Silva, de 22 años “cuando tuve un aborto espontáneo, decidí que no quería tener más hijos, tenía 15 años, era una niña pero yo quería a mi bebé y cuando pasó eso algo se rompió en mi y decidí que no quería tener hijos… sin embargo cuando pedí que me ligaran las trompas me lo negaron con la excusa de que me iba a arrepentir”. 

Respecto a esto último y sobre la vulneración de los derechos reproductivos de las mujeres desde Aprofa añaden que “los derechos reproductivos básicos son poder decidir si se quiere o no tener hijos, cuántos hijos tener, y para eso poder tener acceso a métodos anticonceptivos modernos; decidir el espaciamiento entre ellos y también poder acceder a partos respetados según la cultura y estilo de vida de cada persona, garantizando siempre la salud y por sobre todo la información. Cualquier falta en alguno de estos puntos, constituye una vulneración a los derechos reproductivos”  

“Los derechos sexuales y reproductivos son parte de los derechos humanos y son parte de la garantía y resguardo de todo lo que tiene que ver con la sexualidad. Particularmente en una mujer gestante, tienen que ver con que se respeten sus decisiones durante la gestación y el parto”, concluyen.

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