BRAGA
La menarquia significa un cambio en la vida de las niñas, sin embargo es fundamental eliminar la gran cantidad de tabúes y desinformación que la rodean. El Mostrador Braga conversó con la ginecóloga, Cristina Rivera sobre un proceso tan natural como la menstruación.
“Se tiene que abordar con una Educación Sexual Integral porque esto se tiene que conocer, no es un tabú. Menstruaste, la vida continúa y es algo normal”, señaló la ginecóloga obstetra de la Universidad de Chile, Cristina Rivera junto con recalcar la importancia de crear un ambiente comprensivo y natural en torno a la menstruación.
La menarquia corresponde a la primera menstruación en toda persona que tiene útero. En Chile, ocurre en promedio a los 12 años 8 meses, edad en que además se han presentado ya diversos cambios físicos y emocionales que suelen ser abrumadores para las niñas.
Para abordar correctamente la ansiedad o estrés que algunas podrían experimentar, la ginecóloga recalcó la importancia de quitar el estigma del “paso a la adultez”. “Siguen siendo niñas, siguen teniendo su vida normal solo que ahora su útero está empezando a menstruar”, señaló.
Además, mencionó el rol fundamental que cumplen los establecimientos educativos en cuanto a la normalización de este tema. “Es importante que exista Educación Sexual Integral (ESI) en los colegios, donde se explique a todas las compañeras y compañeros que es un proceso natural. Falta educación, conversar en los colegios y con la familia”, recalcó la experta diplomada en endocrinología ginecológica.
Rivera señala constantemente la importancia de hablar sobre la menstruación con naturalidad. Para esto también es fundamental que las cuidadoras y cuidadores se eduquen sobre lo que significa este proceso. “Somos la primera generación tratando de romper tabúes entonces uno parte averiguando y una vez que estudiaste y sabes más sobre el tema puedas explicarle a tus hijas”, mencionó. Una vez realizada la investigación es importante usar términos simples, que sean entendibles pero que no oculten información.
La aparición del botón mamario generalmente ocurre dos años antes de la menarquia y podría ser un buen momento para iniciar la conversación. “Explicar que van a empezar a aparecer vellos en lugares donde no tenía, cómo la vulva, las axilas o la zona del bigote, van a tener sus caderas más anchas. Cambios que van a empezar a vivir sus cuerpos, así podemos anticiparnos para que sepan y baje su ansiedad”, señaló la experta.
Podría ser difícil encontrar la forma de acercarse a hablar sobre el tema, según la ginecóloga, un elemento útil podrían ser modelos anatómicos del útero que ayudarán a explicar qué es o dónde está. “Tenemos que ser concretos porque en esta edad les cuesta ser abstractos, mientras más real ellas van a poder entender mejor”, señaló.
También podrían servir videos explicativos sobre el proceso o material educativo como cuentos, juegos etc.
Durante los primeros cuatro años la menstruación es muy irregular, sin embargo es importante prestar atención a las señales de alerta: que no haya sangrado por más de tres meses, un dolor excesivo o invalidante o también desmayos o sensación de somnolencia, esta última podría indicar indicios de anemia.
Existe una amplia diversidad de productos de higiene menstrual, entre los más conocidos están las toallas higiénicas. Calzones menstruales y toallitas reutilizables son opciones diferentes y más ecológicas. Por otro lado están la copa menstrual y los tampones que podrían requerir más experiencia.
“La mejor estrategia sería mostrarle todos los métodos que existen para la higiene menstrual”, señala la ginecóloga. Explicar qué son y para qué sirve cada uno sería lo ideal.
Rivera propone el uso de calzones menstruales: “Es bastante cómodo para ellas, absorbe la sangre muy bien. Como generalmente son de colores oscuros y al no ver este sangrado va a ser más ameno su proceso sobre lo que es la menstruación”.
Sin embargo, no todas tienen esta posibilidad. Un estudio sobre gestión menstrual realizado por el SERNAC en 2022, reflejó la situación en poblaciones vulnerables de Chile, considerando personas privadas de libertad, en situación de calle y habitantes de campamentos.
El informe reveló que ninguno de estos grupos tiene acceso garantizado a productos y servicios de higiene básicos durante su ciclo menstrual y que en promedio una persona podría gastar hasta $125.000 considerando solo el uso de toallas higiénicas. La pobreza menstrual, definida por la falta de acceso a productos sanitarios, educación y recursos adecuados, resultó ser una preocupación significativa.
Por ejemplo, solo el 46% de las internas cuentan con productos para todos los días de su menstruación, en el caso de las personas en situación de calle el porcentaje desciende al 37%.
El estudio destaca la importancia de implementar políticas públicas para mejorar el acceso a información, productos de higiene menstrual y condiciones de higiene en grupos vulnerables.
