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Alice Cappelle, “Collapse Feminism”: cómo librar la batalla por el feminismo en la era digital BRAGA

Alice Cappelle, “Collapse Feminism”: cómo librar la batalla por el feminismo en la era digital

Catalina Rodríguez Lira
Por : Catalina Rodríguez Lira Periodista Universidad de Chile
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Alice Cappelle (25, París) debuta con su libro “Collapse Feminism” (o “Feminismo del colapso”), en el que analiza cómo ciertas tendencias de internet están disputando el sentido del feminismo. En conversación con la autora debut, revisamos algunos de los puntos relevantes de su análisis.


Internet muchas veces es un lugar misógino, si es que no todas las veces. Estamos al tanto del sesgo de género en la construcción misma del internet: es un lugar construido por y para hombres, por lo menos hasta el momento. Sin embargo, las mujeres habitamos internet y ocupamos parte importante de él, ya sea como consumidoras, creadoras u objeto consumido, lamentablemente.

En plataformas como Pinterest, YouTube, TikTok e Instagram podemos ver un gran despliegue de contenido de “estilo de vida”, es decir, imágenes o videos que muestran el día a día del creador o creadora: su rutina de la mañana, cómo trabaja, qué hace, qué come, cómo se ejercita, qué ve, qué lee, etc.

Actualmente, aquellas creadoras catalogadas como “that girl” influencers han tomado más fuerza, reemplazando lo que en su momento fue la “girlboss”. No nos confundamos con toda la terminología de internet, hablamos de creadoras de contenido que comparten su vida e inspiran ciertos valores, como la perseverancia, la productividad, el autocuidado, etc, todo a través de un lente profundamente estético, pero también político, como observó la autora del libro ‘Collapse Feminism’.

Alice Cappelle es Magíster en Idiomas y Sociedades Angloamericanas de la Universidad de Lille, Francia, y video-ensayista en YouTube, donde publica videos analizando distintos sucesos, noticias o tendencias de internet bajo un lente sociológico, o filosófico incluso.

Ella vio en estas tendencias online una batalla realmente política por el futuro del feminismo, y sobre esto trata su libro debut “Collapse Feminism” (Feminismo del colapso), en el que no sólo identifica estas tendencias entre las mujeres y las analiza, sino que también investiga cuáles son los discursos masculinos sobre las mujeres en internet.

Ambas aristas del libro nos presentan un panorama sobre cómo, primero, se están construyendo las identidades de los géneros masculino y femenino online, y en segundo lugar, cómo se está librando la guerra cultural entre el feminismo y el conservadurismo online. En la presente conversación con Alice Cappelle profundizamos sobre el primer punto, sobre todo en la construcción del imaginario de lo que es “ser mujer”.

Atrapadas en el empoderamiento femenino

La autora identifica, en general, tres grandes tendencias de internet enfocadas en las mujeres, o tres grandes “aesthetics” identitarios: Girlboss (“la jefa”), That girl (“Esa chica”, de un modo romántico e idealizado) y Tradwife (abreviación de “traditional wife”, es decir, “esposa tradicional”).

La girlboss fue de los primeros trends en internet con el que muchas mujeres se sintieron identificadas o inspiradas. En su libro ‘Lean In’, el que Cappelle define como “la biblia de las girlbosses”, Sheryl Sandberg afirma que si bien las mujeres abogamos por la equidad, no nos sentimos capaces de pedir un aumento de sueldo, una promoción, entre otras cosas, en nuestros espacios laborales. Para Sandberg, la equidad tiene que ver con el éxito laboral. El sentido de la girlboss es la productividad, desarrollar una carrera profesional, pero sin dejar de lado toda su vida familiar.

“Creo que la idea inicial de mi libro, desde la editorial, era hablar sobre la girlboss, pero desde mi perspectiva no era suficiente, porque ha habido muchas críticas hacia este trend. Pero quería ir un poco más allá de las críticas y mostrar cómo el desmantelamiento de la girlboss puede llevar a algo diferente, ver qué es lo que le sigue, básicamente. Y también cómo nosotras, como personas de izquierda y como feministas, quizá olvidamos forjar un camino fuera del tema del trabajo. Quizá caímos mucho en el empoderamiento feminino a través del trabajo”, explica Cappelle.

Esto último habría conllevado el declive de la tendencia millennial de la girlboss, para dar pie al trend de that girl. Decir that girl, es decir “esa chica” de modo aspiracional y romántico. Esa chica siempre viste bien, esa chica se levanta a las 5 am para ser productiva, esa chica hace yoga, cuida de su salud mental y física, esa chica, además, tiene una vida social, que por lo demás es muy estéticamente placentera de ver. Esa chica es la misma girlboss pero de la Generación Z. Productividad y éxito, pero con el skincare hecho y algo más de consciencia sobre los propios privilegios:

“That girl para mi es la combinación perfecta entre ser “material para novia/esposa” (otro concepto que se ha vuelto popular en redes sociales) y ser una buena trabajadora para una sociedad capitalista. Entonces, se trata de ser productiva, pero sin descuidarte a ti misma física y mentalmente. Lo que al final del día no es malo en sí mismo, y en el libro realmente intento evidenciar los matices y no decir ‘¡esto está mal porque promueve valores neoliberales!’. No se trata de eso, sino de cómo seguimos dando vueltas en la idea de la marca, en pensarnos como marcas y cómo podemos llevar esas marcas más lejos”.

Ambos trends, a vista de la autora, resultan ser tremendamente funcionales tanto para el patriarcado como para el capitalismo. Y de eso trata Collapse Feminism para su autora también, sobre volver a temas centrales de los que el feminismo quizá se ha alejado, como lo son las clases sociales y otras formas de relacionarnos distintas de las que caben en una sociedad occidental capitalista.

De vuelta a lo tradicional: ¿Cuáles son nuestras opciones?

Respondiendo a la pregunta de si existió un momento en que Alice Cappelle se dio cuenta de que era feminista, ella expresó la importancia de su madre en el proceso: “Ella tiene un caracter fuerte y sabe lo que quiere. Ella encarnaba un poco esos ideales feministas sin decir ‘soy feminista”, porque era bastante controversial para las mujeres de su generación el decir que se reconocían como tal.”

“Creo que otro aspecto también tiene que ver con que crecí en un sector rural de Francia, en el flandes francés, y allí viven muchas dueñas de casa y pude conversar mucho con ellas. Y un tema recurrente era cómo ellas tuvieron que dejar sus estudios, sus sueños, porque debieron ser dueñas de casa, cuidar a los niños y todo eso. Y eso realmente me frustraba. Hablo seguido de ellas en mis videos, sobre esposas que se quedan en casa, porque deseo que ellas hubiesen tenido la oportunidad de realmente cumplir sus sueños y ser auténticas y sólo hacer lo que realmente quieren”, agrega la autora.

De allí nace la idea de estudiar otro de los aesthetics de internet: las tradwives, o esposas tradicionales; creadoras de contenido que muestran su día a día siendo madres que se quedan en casa, quienes además argumentan que su forma de vivir – frente a tener una carrera profesional – es la que resulta realmente liberadora de la opresión del sistema.

“Es una conversación tramposa, ¿no? Porque está esa tentación de decir ‘no, tú no sabes, te lavaron el cerebro. Crees que ser una tradwife es liberador, pero te equivocas’. Y las feministas hemos sido criticadas por ser, a veces, muy autoritarias y de ir diciendo qué es lo que el feminismo debería ser. Y no ha funcionado muy bien, ha convertido al movimiento en algo que no es inclusivo”, afirma Cappelle.

Gran parte de las influencers de “vida tradicional” argumentan que han elegido vivir así, y que esa capacidad de elección es feminista. Pero aquello, desde el punto de vista de la autora, es despolitizar el movimiento. Como muchas activistas feministas han dicho, y ahora lo repite Cappelle en su libro, que ser capaces de elegir no significa la liberación de las mujeres, elegir es sólo un medio para lograr esa liberación.

“Y por eso creo que es interesante alejarnos un poco del empoderamiento femenino, del discurso girlboss, y traer otras cosas a la conversación. Por ejemplo, traer de vuelta el tema de clases, porque cuando escuchas a una dueña de casa tradicional hablar de lo maravillosa que es su vida, y cuán genial es ser una tradwife, tienes que comprender que esa es la experiencia de mujeres de clase media-alta. Alejada de la realidad de una mujer de clase trabajadora”, agrega.

Igualmente, existe una especie de trampa en la construcción de las identidades femeninas: puedes tener una carrera profesional y convalidarla con tu vida familiar y la casa y los niños, o puedes quedarte simplemente en casa. Las responsabilidades del hogar y tener hijos no son opcionales…

“Claro. Por ejemplo, cuando lees el libro de Sandberg (Lean In), se puede ver que ella tenía estas dos cosas en mente. Debes trabajar en tu carrera y ser super buena en aquello, pero también tienes que tener hijos en algún momento. Son esos dos imperativos los que son parte de la vida de las mujeres. Y en el libro ‘Lean Out’ de Dawn Foster, que es la crítica que hace a ‘Lean In’, ella apunta al hecho de que es una pena que ni siquiera pensemos que las mujeres podemos tener una vida emocional, política, o de algún otro tipo. En una sociedad neoliberal es tener hijos y trabajo, nada más. Cumpliste con el deber, cumpliste con el rol que la sociedad te asignó, y no hay espacio para el desarrollo personal, político, emocional, para las amistades u otras relaciones”.

¿Cómo podríamos escapar de esa trampa de imperativos si se nos hace tan difícil, como personas que viven esto, imaginar una alternativa diferente?

“Bueno… para relacionarlo un poco con la cultura del internet, hay un trend que ha tenido un crecimiento en momentum últimamente, “I don´t dream of labour” (‘No sueño con el trabajo), al que encuentro muy interesante, porque a través de reconocer que el trabajo no es lo único que nos importa, podemos infundir ideas mucho más radicales. Pero nuevamente, ha sido visto como pereza por parte de quienes han adscrito a esta idea, o como demasiado privilegio. Pero en esencia, era algo sumamente revolucionario. Imagina que todos dejaramos de trabajar mañana… ¡Esto sería una locura!

Creo que en este tipo de pensamiento hay una alternativa, en revalorizar, como decía antes, otro tipo de relaciones, la amistad, el fortalecimiento de nuestras vidas políticas, etc. Pero obviamente, estos trends de internet no cambiarán todo, no causarán una revolución. No estoy esperando que un trend de internet nos lleve al fin del capitalismo o del patriarcado, pero siento que pueden ayudar a mirar de otra forma las cosas”.

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