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Obra argentina Parlamento: “Nos llamó la atención ver mujeres sosteniendo discursos anti derechos” BRAGA

Obra argentina Parlamento: “Nos llamó la atención ver mujeres sosteniendo discursos anti derechos”

Javiera Bruna
Por : Javiera Bruna Fonoaudióloga y Comunicadora
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Con un elenco compuesto por mujeres, llega a Chile Parlamento, propuesta teatral inspirada en los discursos de las nuevas derechas, considerando a su vez el escenario político que ha remecido a los feminismos en Argentina con el reciente triunfo de Milei. Conversamos con su vocera, Elisa Carricajo.


Parlamento (cía. Piel de Lava, 2023) es una propuesta teatral en la que un grupo de diputadas debaten y enfrentan una crisis mundial desde una nave espacial que orbita alrededor de la Tierra. Este atractivo espectáculo, sucesor de la pieza que consagró a la Compañía Piel de Lava en la escena teatral argentina, es una investigación performática y sonora sobre los discursos políticos contemporáneos, la cual será estrenada en el marco del Festival Internacional Teatro a mil, el viernes 19 y sábado 20 de enero 2024 en el GAM.

“Es muy importante poder mostrar la obra afuera, en Chile en particular, porque está dialogando con el contexto político de una forma que no nos imaginábamos. Lo vimos desde un contexto internacional y bueno de pronto se nos vino la realidad encima. Nos hace mucha ilusión que el festival invite con esta propuesta porque creemos que es muy importante producir un diálogo alrededor de los países de América Latina o poder encontrar rebotes necesarios para poder producir un pensamiento que aborde este fenómeno”, dice Elisa Carricajo, actriz y vocera de la compañía.

En sus veinte años de trayectoria, Valeria Correa, Pilar Gamboa, Laura Paredes y Elisa Carricajo han apostado por un modelo horizontal de creación, lugar desde el que se identifican como feministas. La compañía aborda todo tipo de temáticas contingentes como es el caso de su anterior montaje Petróleo (2018) en el que tratan el abordaje de las masculinidades en la discusión de la interrupción voluntaria del embarazo.

– La obra se desarrolla en un escenario distópico ¿Es esta una forma de mirar el escenario político desde afuera?
La investigación no inició por América latina, partió por Europa. Nos empezaron a llamar la atención mujeres que sostenían discursos anti derechos y el hecho de que las que podían ir a los parlamentos a sostener esos discursos muchas veces eran mujeres. También pensamos en cómo se comenzó a tensionar la palabra mujer; nos empezamos a interesar mucho en los discursos de Meloni, de las españolas de Vox, y empezamos a observar los parlamentos; no imaginamos que se iba a venir tan cerca, ni siquiera trabajamos con los ejemplos locales con la intención de producir una distancia y los ejemplos igual se vinieron encima.

En las derechas hay una cuota de imaginación casi lisérgica por momentos, una disparada de las ideas que son inimaginables frente a las que realmente no hay representación posible… imagina al actual presidente de argentina vestido de Batman… ¿Qué posibilidad teníamos de trabajar ante eso? Ante esto, la idea fue crear un escenario ficcional distópico; pasarnos un poco con la imaginación con la sensación de que siempre se puede ir un poquito más allá cómo sería esta utopía de las derechas.

Y en un punto estamos viviendo un imaginario utópico de estas nuevas derechas en un mundo en el que los Estados ya casi no existan y todo se regule por una especie de circulación económica sin injerencia. Una especie de exacerbación del individualismo sin interés por el bien común con un vaciamiento de los sentidos y las palabras atroz ‘mujer’ ‘democracia’ ya no nos pertenecen.

– Eso es un poco lo que permite lo performático…
Entonces producir un escenario distópico era también poder responder a lo que nosotras sabemos hacer que es imaginar y también poder dialogar con lo performático que se volvió todo, de repente la política se volvió el show business. Es realmente performático lo que hacen los parlamentos, es un lugar de despliegue corporal, físico, de vestuario, de performance. Creo que hay una prueba en ese sentido, como en decir bueno, entonces vamos a radicalizar este proceso para saber hasta donde se puede llegar con este vaciamiento del cuerpo; hay un cuerpo que está en juego ahí, están puestos en un lugar que es artificial y eso a la vez dialoga con un montón de otras cosas, como con los actores en Estados Unidos que están diciendo ‘no nos van a reemplazar por inteligencia artificial’ hay todo un movimiento en torno a lo que el cuerpo representa que dialoga con lo político.

– ¿Cómo crees que este tipo de propuestas teatrales puedan sostener la reflexión sobre los feminismos?

– Bueno, la sensación ahora aquí es que llegó el momento de defender esas conquistas, hubo un movimiento cultural muy fuerte que es lo más importante. Creo que la sensación de angustia más grande tiene que ver con la fisura, con la imposibilidad de diálogo, con una juventud que le confía ciegamente al capitalismo su destino sin interferencia, eso creo que es muy doloroso; que seamos mitad y mitad -en Chile creo que eso pasa hace más tiempo- pero acá creo que es verdaderamente primera vez que somos mitad y mitad, unas -que estuvieron en la calle peleando leyes- diciendo no importa, no va a cambiar y la otra mitad diciendo sí, claro que podemos volver atrás en cualquier momento.

Nosotras que abortamos ilegalmente durante años sabemos que es una cosa muy privilegiada poder ir a abortar a un hospital, es de un nivel de privilegio que las chicas que hoy tienen diecinueve años y estuvieron en la calle con el pañuelo ahora no creen que eso sea un problema o la sensación es esa. Esa dificultad de diálogo es intergeneracional también es compleja porque bueno nos preguntamos cómo vamos a defender todo lo que tenemos. Se consiguieron un montón de avances, pero van a cerrar el ministerio de la mujer, lo cierran en un par de días; algunos ministerios pasan a secretaría y el de la mujer directamente lo cierran. Y a la vez hay que hacerse cargo que ese ministerio costó habitarlo, costó que el enorme movimiento de mujeres que había realmente lograra tener una representación en ese ministerio.

Entonces, hay que volver a preguntarse cómo articular el enorme movimiento de mujeres que hay en este país que sigue existiendo y sigue teniendo sus redes y su espacio, cómo articularlo con lo político con lo institucional, porque son muy importantes esas articulaciones, las leyes ahora son las leyes, aunque ahora ya había colgado un cartel en el congreso que decía ‘fuera la ley homosexual’ no sé a qué se refieren con eso, si al matrimonio igualitario o avances que se han logrado con las infancias trans o la ESI (Educación Sexual Integral) que fue muy importante. Somos mujeres y claramente votamos a alguien que es antiderechos, entonces, algo ahí se fracturó, algo también fue una especie de contra ola, hay muchos hombres enojados -está muy sobre eso que pasó una especie de vuelta que no va a ser tan fácil.

– ¿Cuál es el rol que juega la cultura en esa articulación?
Es clave, creo que lo que está pasando es un problema cultural, es un problema de referencias, de cómo nos agrupamos, de cómo nos percibimos entre nosotres, ahí están ubicadas un montón de problema de autopercepciones, de identificar cuál es el lugar que ocupamos en la economía mundial, de querer ser algo que no somos, ese es el problema de base que hay y creo que la cultura es clave. No sé cómo, pero tenemos el desafío de construir una identidad que tenga que ver con lo que somos realmente y con las posibilidades que tenemos. Tal vez ese es el terreno desde donde las artes escénicas podemos aportar una mirada, por supuesto que hay muchas miradas más interesantes, pero sí entender que es un fenómeno que está sobre la capacidad de representación del cuerpo y que está sobre los significados que hay alrededor de eso. “La obra está en un lugar sobre plantear el problema o también producir un relato humorístico es muy fuerte para generar un absurdo y que la obra sea un dispositivo para seguir pensando”.

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