
Frío y deporte al aire libre: los riesgos para la piel y cómo prevenir daños en invierno
Bajas temperaturas, viento y aire seco pueden afectar seriamente la piel de quienes entrenan al aire libre. Especialistas advierten sobre los riesgos y entregan claves para proteger el rostro, las manos y el cuerpo durante la actividad física en invierno.
Hacer deporte forma parte de la rutina de miles de personas, y los cambios de estación no les impiden continuar con su actividad física. Es por que sabemos que, para muchos, el cambio de temperatura y el frío no son una excusa para dejar de entrenar.
A pesar de esto, el frío, el viento y la baja humedad ambiental no solo exige que las personas tengan una mayor preparación física, sino que también requiere poner especial atención en el cuidado de la piel, la que puede resultar afectada si es que no se toman las medidas adecuadas.
El viento, el aire seco y las bajas temperaturas propias del invierno y otoño afectan directamente la barrera natural de la piel, generando resequedad, irritaciones e incluso lesiones más severas si no se toman los resguardos necesarios. Aunque comúnmente se asocia el daño solar con el verano, la exposición a los rayos ultravioleta sigue siendo un riesgo durante los meses fríos, incluso en jornadas nubladas o sin sol aparente.
“Con el frío, y especialmente en climas secos como el nuestro, la piel se puede secar con más facilidad, descamar e incluso verse craquelada, especialmente en zonas como el dorso de las manos, la cara y los labios”, explica la Katherine Barría, Steinfort, dermatóloga y directora médica de la Clínica Dermatológica KB.
Asimismo, la especialista explica que esta pérdida de humedad puede derivar en molestias como tirantez, picazón o enrojecimiento.
Entrenar al aire libre sin la protección adecuada puede tener consecuencias visibles y dolorosas. Durante la actividad física, ciertas zonas del cuerpo quedan especialmente expuestas al frío: las mejillas, los labios, la nariz, las orejas y las manos. Estas áreas son particularmente vulnerables porque la piel es más delgada, la circulación sanguínea es menor y, además, suelen quedar descubiertas o con menor abrigo que el resto del cuerpo.
“Puede haber picazón intensa en el cuerpo debido a la sequedad de la piel, siendo más frecuente en zonas como las piernas, donde el roce con la ropa deportiva y la baja humedad ambiental agravan el problema. En las manos, al estar más expuestas al viento y al frío, pueden desarrollarse dermatitis por piel seca, que en casos severos provoca grietas dolorosas y sangrantes”, advierte la dermatóloga.
La exposición directa al viento helado y a las bajas temperaturas disminuye la hidratación natural de la piel y puede alterar su barrera de protección.”Si no se trata a tiempo, la piel puede volverse vulnerable a infecciones o a lesiones que tardan más en cicatrizar”, agrega.
Además de la sequedad, los labios pueden inflamarse y fisurarse, lo que comúnmente se conoce como “labios partidos”, y la cara puede presentar enrojecimiento y descamación, síntomas que, según la especialista, pueden parecerse a una quemadura solar.
El frío intenso y especialmente, los cambios bruscos de temperatura, como pasar de un ambiente cálido al exterior helado, pueden alterar aún más la barrera cutánea, desencadenando brotes y empeorando los síntomas existentes.
ar aún más la barrera cutánea, desencadenando brotes y empeorando los síntomas existentes. “En la rosácea, por ejemplo, las temperaturas extremas favorecen la aparición de enrojecimiento, ardor, e inflamación en la piel del rostro”, explica Barría.
La exposición prolongada al frío extremo también puede provocar sabañones, o eritema pernio: dolorosas inflamaciones rojizas que afectan principalmente los dedos de las manos y los pies. Esta condición se produce por alteraciones en la circulación sanguínea como respuesta a las bajas temperaturas.
¿Protector solar en el frío? Sí, todos los días
Aunque las temperaturas comiencen a descender, los rayos ultravioleta siguen presentes, incluso en jornadas nubladas o con escasa luz solar. Por eso, abrigarse no es suficiente: proteger la piel del sol sigue siendo fundamental para prevenir complicaciones a largo plazo, como el envejecimiento prematuro o, en casos más graves, el cáncer de piel. “A pesar del frío, si se realiza deporte al aire libre en horario diurno, es fundamental usar protector solar. No hay que confiarse en que, porque no hay calor, no existen riesgos con la exposición al sol”, recalca la especialista.
Consejos para cuidar la piel durante el deporte invernal
Para quienes quieren seguir entrenando al aire libre sin dañar su piel, la especialista recomienda:
- Aplicar cremas hidratantes y regeneradoras antes y después del ejercicio.
- Usar protector solar a diario, sin importar el clima.
- Proteger labios y orejas con bálsamos específicos y accesorios como bandanas o buffs.
- Vestir ropa deportiva adecuada, que proteja del viento y del frío.
- Evitar cambios bruscos de temperatura tras el ejercicio: preferir duchas breves con agua tibia, usar limpiadores suaves, secarse sin frotar y aplicar crema hidratante inmediatamente.
Adoptar medidas de cuidado durante el invierno no solo resguarda la salud de la piel, sino que también permite una práctica deportiva más segura y consciente. Lejos de representar una barrera, la temporada fría puede ser una oportunidad para mantener la constancia y fortalecer la rutina, siempre que el cuerpo reciba la atención que requiere.