
Postnatal en Chile: cómo afrontar el regreso al trabajo y cuidar la salud mental materna
Ansiedad, culpa y cansancio son parte del retorno laboral tras el postnatal en Chile. Expertos llaman a empresas y entornos cercanos a brindar apoyo emocional, flexibilidad y contención a las madres trabajadoras.
Tras el Día de la Madre, vuelve a tomar fuerza la discusión sobre el equilibrio entre maternidad y trabajo, especialmente en el momento en que muchas mujeres deben reincorporarse a sus funciones laborales tras el postnatal.
En Chile, la ley establece un postnatal parental de hasta 24 semanas (18 semanas obligatorias y 6 adicionales si se opta por jornada completa), lo que ha sido un avance. Sin embargo, los desafíos reales comienzan cuando esa licencia termina y la madre se enfrenta a la exigencia de retomar su rutina profesional, muchas veces sin redes ni apoyo suficientes.
“El retorno al trabajo después del postnatal es uno de los momentos más complejos emocionalmente para un montón de mujeres. Hay una mezcla de culpa, ansiedad, cansancio y una fuerte presión por ‘responder’ tanto en casa como en el trabajo”, explica Paula Penjean, gerente Regional y Nuevos Negocios de Grupo Teamwork, empresa experta en empleabilidad y gestión de personas.
La experta señala que las emociones más comunes en este periodo incluyen la tristeza por dejar al bebé, la preocupación constante por su bienestar, y la sobrecarga física y mental derivada de la reorganización de la vida familiar y laboral. “Este es un período en que muchas mujeres no se permiten flaquear, cuando en realidad necesitan más que nunca contención emocional, comprensión organizacional y espacios de autocuidado”, agrega Penjean.
En ese contexto, la especialista asegura que es clave que las organizaciones y los entornos cercanos estén atentos a señales que podrían indicar que una madre está sobrepasada emocional o psicológicamente al volver al trabajo. Cambios bruscos de ánimo, irritabilidad, falta de concentración, tristeza prolongada o sentimientos de aislamiento son algunas de las alertas que no deben ser ignoradas.
“Hoy, el bienestar laboral debe ser parte de la estrategia de cualquier empresa que aspire a cuidar su capital humano, especialmente cuando hablamos de madres trabajadoras, que enfrentan una doble jornada física y emocional”, destaca Penjean.
Conciliar es responsabilidad compartida
Desde la mirada de los expertos laborales, se recomienda que el regreso al trabajo sea gradual cuando las condiciones lo permitan, implementando esquemas de flexibilidad, teletrabajo parcial o jornadas reducidas en las organizaciones o lugar de trabajo. “La conciliación no es solo un tema que debe gestionar la persona, sino que es también una responsabilidad de las empresas. Las organizaciones que entienden esto generan mayor fidelización, productividad y bienestar a largo plazo”, afirma Penjean.
En esa línea, el rol del empleador, el acompañamiento de la pareja, familia o entorno cercano es esencial. “Establecer rutinas simples, contar con apoyo en la crianza, fomentar la comunicación en el entorno laboral y, sobre todo, derribar la exigencia de ser ‘madre perfecta’, son claves para atravesar este proceso con mayor bienestar”, argumenta la experta.
Cuando el nivel de angustia es alto o persistente, buscar apoyo profesional en salud mental no solo es válido, sino necesario. “Pedir ayuda no es una señal de debilidad, sino una inversión en bienestar. Las madres que se cuidan también están cuidando mejor a sus hijos y a sus equipos de trabajo”, concluye Paula Penjean.
Recomendaciones para afrontar el regreso al trabajo más saludable y equilibrado
– Regreso progresivo, si es posible: Negociar un retorno parcial o con flexibilidad horaria durante las primeras semanas puede marcar una gran diferencia. Permite adaptarse gradualmente y reducir el impacto emocional y físico.
– Organizar rutinas simples y realistas: Establecer horarios básicos y listas de tareas ayuda a evitar el caos y genera una sensación de control. No se trata de hacer todo perfecto, sino de priorizar lo esencial.
– Pedir ayuda y distribuir las cargas: Involucrar a la pareja, familia o personas de confianza es clave. La crianza no debe recaer en una sola persona. Delegar no es fallar, es proteger tu salud y tu vínculo con tu pequeño/a.
– Comunica tus necesidades en el trabajo
Mantén una conversación honesta con tu jefatura sobre tus tiempos, desafíos y necesidades. Hablar desde la vulnerabilidad puede abrir espacios de apoyo y evitar malentendidos.
– Reserva momentos de autocuidado
Dormir, comer bien y tener al menos un pequeño espacio diario para ti —aunque sea una caminata o una ducha tranquila— puede marcar una gran diferencia emocional.
– Conéctate con otras madres trabajadoras
Hablar con mujeres que han vivido o están viviendo lo mismo ayuda a normalizar emociones y compartir estrategias. El aislamiento es una trampa común que se puede evitar.
Enfrentar el regreso al trabajo después del postnatal no debería ser una carga exclusiva de las madres. Es una oportunidad para que como sociedad avancemos hacia espacios laborales más empáticos y humanos, donde la maternidad no se vea como un obstáculo, sino como una etapa natural de la vida que merece respeto, cuidado y acompañamiento. Cuidar a quienes cuidan es una responsabilidad compartida que, a largo plazo, beneficia a las personas, las familias y las organizaciones.