
¿Por qué no estuvo la Educación Sexual Integral en la Cuenta Pública?
Nos hacemos esta pregunta con una mezcla de preocupación y urgencia. En la Cuenta Pública del 2022, el presidente Gabriel Boric anunció que presentaría un proyecto de Ley en esta materia durante el segundo semestre de ese mismo año, abarcando todos los niveles de enseñanza, tal y como estaba estipulado en su Programa de Gobierno. El incumplimiento no solo fue legislativo; desde el Mineduc comprometieron realizar jornadas de Educación No Sexista entre el 2022 y el 2025, las que a la fecha solo se han realizado tres.
La demanda por consolidar estas iniciativas y una legislación que las regule como políticas no es nueva. El año 2018 fue especialmente relevante en el posicionamiento de sentidas necesidades por justicia, libertades y protección en cuánto a temáticas de género y sexualidad. Particularmente en el ámbito educativo se instaló decididamente la necesidad de repensar la educación para que propusiera una alternativa a los problemas que hoy vemos desbordados: la degradación de la convivencia, la proliferación de violencias públicas e íntimas, la discriminación basada en odio y la crisis de salud mental, entre otras.
Sabemos que el contexto es complejo: un Congreso adverso y una ofensiva conservadora como fenómenos global. Aún así, podemos preguntarnos cuándo acaso ha sido útil en esos escenarios seguir postergando conversaciones pendientes. No se trata de los anhelos de un sector en particular; la Educación Sexual Integral nace de la realidad de escuelas, liceos, colegios y universidades en todo el país que se expresa en múltiples malestares y desafíos aún sin conducción.
Nos referimos por ejemplo, a un mundo digital hostil para la niñez y adolescencia, donde la información falsa, la distorsión explícita del cuerpo y los sentidos, la debilidad de la privacidad y los vínculos, la incitación a la violencia, o los mandatos nocivos de belleza y consumo de plano no están teniendo respuesta adulta debido al extendido analfabetismo en sexualidad.
La responsabilidad cae en todo sector y liderazgo que aspiran dirigir Chile. Hoy, quienes pudieron hacer algo abandonaron el tema, y aquellos que en algún momento mostraron señales de recapacitar en sus rígidas clausuras del debate han vuelto a su apatía habitual. Esperamos que en este nuevo ciclo político la Educación Sexual Integral ocupe el lugar que le corresponde en el debate educativo: Un debate en el que Chile sigue estando ausente a nivel internacional, pero más grave aún, uno que está ausente en cada sala de clase. Es allí donde se está formando el futuro de nuestro país, un futuro que aspiramos sea más igualitario y seguro para todas las personas.
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