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“Con mis hijos trans no te metas tú”: el poder de las familias en  tiempos adversos Yo opino

“Con mis hijos trans no te metas tú”: el poder de las familias en tiempos adversos

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Constanza Canepa
Por : Constanza Canepa Directora Jurídica de Fundación Iguales
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Recibimos este mes del orgullo en un contexto de amenaza de retrocesos de derechos, desinformación y discursos de odio en contra de la comunidad LGBTIQ+. Este panorama alarmante y de carácter global se ha intensificado en ataques dirigidos a la comunidad trans, especialmente niños, niñas y jóvenes.

La reciente aprobación de un informe que sugiere suspender los programas de acompañamiento psicosocial para niños, niñas y jóvenes trans, y la falta de lineamientos técnicos para hormonoterapia a menores de edad de género diverso, suspendidos mediante la Circular 7 del Ministerio de Salud, son algunos ejemplos de lo que sucede a nivel nacional.

Este escenario contrasta radicalmente con lo vivido en la pasada Marcha del Orgullo, realizada el 21 de junio pasado. Más de 100 mil personas asistieron en Santiago, entre ellas, una madre que portaba un sencillo y claro cartel que indicaba “Con mis hijos trans no te metas tú”, en respuesta a la consigna ultraconservadora utilizada para, entre otras cosas, oponerse al reconocimiento de derechos de las niñeces y juventudes de género diverso.

Es tremendamente inspirador observar cómo cada año más familias se hacen presentes para visibilizar y combatir la discriminación y violencia hacia las personas LGBTIQ+, especialmente jóvenes. Esto es un avance social inconmensurable, pues históricamente, la familia biológica en muchos casos ha sido -y sigue siendo- un espacio de segregación, discriminación y violencia hacia las personas de la diversidad sexual y de género.

Y es que las familias también son beneficiarias de medidas como el Programa de Acompañamiento a la Identidad de Género (PAIG) o el reconocimiento del nombre social en las escuelas. Sin embargo, a menudo son marginadas en un debate que les afecta directamente. Hoy más que nunca contamos con núcleos familiares que apoyan a sus hijos e hijas diversas y nuestro deber es no dejarlas atrás.

Debemos defender las herramientas que promuevan el desarrollo integral de estos niños,niñas y jóvenes y su no discriminación. Aquello puede producir cambios sustanciales en trayectorias de vida de cientos de jóvenes de la diversidad sexual y de género, lo que resulta esencial frente a las altas cifras de violencia y discriminación.

Ante un panorama adverso, la conmemoración del mes del Orgullo se erige como un poderoso recordatorio de los profundos cambios sociales que hemos obtenido. La significativa participación de estas familias es producto de décadas de trabajo de miles de personas por los derechos de la diversidad sexual y de género, y reafirma nuestro compromiso irrestricto por la defensa de los mismos, especialmente niños, niñas y jóvenes trans y sus familias, quienes hoy se encuentran en el epicentro de los ataques ejercidos por grupos anti derechos.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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