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No hay vuelta atrás: COP27 ya no habla de mitigación sino de pérdidas y daños ante caos climático EL MOSTRADOR EN LA COP27

No hay vuelta atrás: COP27 ya no habla de mitigación sino de pérdidas y daños ante caos climático

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Emilia Aparicio
Por : Emilia Aparicio Periodista El Mostrador
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Días antes de que comenzara la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27) en Egipto, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) publicó el informe «La ventana de oportunidad se está cerrando», donde sostiene que los compromisos del Acuerdo de París están cada vez más lejos de cumplirse. El texto señala que, sin una reducción del 45% de las emisiones de gases de efecto invernadero de aquí a 2030, no habrá forma de evitar que la Tierra no supere los 2 ºC. Este año las conversaciones de la COP27 están centradas en pérdidas y daños, es decir, que los países desarrollados, que han emitido la mayor cantidad de gases de efecto invernadero, deberían pagar a los países más pobres que ahora sufren desastres climáticos que no crearon. Este enfoque viene precedido por alarmantes declaraciones, como las del secretario general de la ONU, António Guterres, quien expresó que es «un pacto de solidaridad climática o un pacto de suicidio colectivo».


Este domingo comenzó la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27). Allí, durante dos semanas, ministros, presidentes, delegaciones y organizaciones de más de 190 países reunidos de Sharm el-Sheikh, Egipto negociarán las acciones climáticas necesarias para hacer frente a los impactos que está dejando la crisis climática.

En su discurso inaugural, el secretario general de la ONU, António Guterres, expresó que «la humanidad tiene que tomar una decisión: cooperar o perecer. Es o bien un pacto de solidaridad climática o un pacto de suicidio colectivo». Las alarmantes declaraciones de Guterres se suman a las advertencias de expertos y al Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), que publicó la semana pasada el informe «La ventana de oportunidad se está cerrando«, donde sostiene que los compromisos del Acuerdo de París están cada vez más lejos de cumplirse. El texto señala, además, que sin una reducción del 45% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de aquí a 2030, no habrá forma de llegar a la meta de no superar 1,5 ºC.

En ese sentido, el eje central de la COP27 es el de pérdidas y daños, es decir, que los países desarrollados, que han emitido la mayor cantidad de gases de efecto invernadero, deberían pagar a los países más pobres que ahora sufren desastres climáticos que no crearon.

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«La idea de pérdidas y daños es una idea que proviene de conceptos de justicia reparatoria, donde entendemos que quienes han causado mayormente la crisis climática son los países industrializados, pero quienes han sufrido las consecuencias mayormente son los países más vulnerables en el sur global. Por lo tanto, los países del norte global debieran de alguna forma compensar a los países del sur global por los daños que le han causado al sistema climático del planeta producto de sus actividades», explica el doctor en derecho de la Universidad de Chile y director Ejecutivo de la ONG FIMA, Ezio Costa.

Si bien recientemente se hablaba de mitigación, vale decir, de reducir las emisiones de GEI, por ende, las causas de la crisis climática, y de adaptación, o sea, la adecuación de los sistemas, las ciudades y las formas de producción a las nuevas condiciones debido al cambio climático, la situación climática global es preocupante y, en consecuencia, las negociaciones de la COP27 estarán centradas en pérdidas y daños, concepto que es identificado como el tercer pilar de la acción climática por el Acuerdo de París.

«El sistema climático demora en responder a esos cambios. Si ahora nosotros apagáramos todas las termoeléctricas, dejáramos todo el carbón bajo tierra y no se emitiera nada más, de aquí a 100 años igual tendríamos efectos porque el sistema climático demora en responder. Entonces, yo creo que esta discusión de pérdidas y daños no es una discusión que nos ponga en ‘bueno, ya perdimos la batalla contra el cambio climático’, sino que es algo que iba a llegar en algún momento, en algún momento íbamos a dejar de hablar del futuro y vamos a empezar a hablar de las consecuencias», sostiene la ingeniera civil hidráulica y directora de CEUS Chile, Javiera Lecourt.

El artículo 8 del Acuerdo de París menciona expresamente los daños y pérdidas relacionados con los efectos adversos del cambio climático y establece, en su primer párrafo, la importancia de evitar y reducir afrontar los daños y pérdidas relacionados con los efectos adversos de la crisis climática.

Aunque en Chile el concepto no se utiliza con frecuencia, sí es relevante para el país en el sentido de que el término es parte de las discusiones que se están llevando a cabo durante estas semanas. Al respecto, Lecourt menciona que «dentro de las discusiones de pérdidas y daños, aparte de la discusión de financiamiento, hay una discusión más técnica que tiene que ver con la definición de qué es una pérdida, qué es un daño, qué elementos lo generan».

«La discusión ha tomado mucha más fuerza en los últimos tiempos. Ahora se elevan elementos más destructivos: los huracanes, los tornados, los monzones, y todos esos eventos hidrometeorológicos que ocurren sobre todo en Asia, en la parte de Centroamérica», detalla. 

Por ejemplo, inundaciones torrenciales han sumergido un tercio de Pakistán o a las islas Fiyi les ha costado un promedio de 1 millón de dólares reubicar comunidades, debido al aumento del nivel del mar.

En ese sentido, Costa señala que en Chile «nos hemos enfocado más en otras dos áreas, que son la mitigación y la adaptación, eso quizás explica que hayamos estado menos presentes en la discusión de pérdidas y daños. Chile ha estado en esta discusión, pero menos nacionalmente. No por ello deja de ser importante, los daños que se han provocado en Chile son importantes», subraya.

Crisis geopolítica mundial

Aunque las conversaciones estén centradas en el financiamiento y exista una voluntad de actuar, hay otros factores que complejizan las discusiones sobre la acción climática. Por un lado, la guerra entre Rusia y Ucrania, que ha generado problemas de abastecimiento de gas natural en Europa; por otro, la inflación y la recuperación de la económica tras la pandemia que se inició en 2020, son algunos de los factores que dificultan las tratativas sobre financiamiento de la crisis climática.

«Rusia y muchos otros países productores de petróleo no están muy proclives a cumplir con los acuerdos climáticos y eso genera un problema. Lamentablemente, la acción climática que se requiere para alcanzar las metas que son cada vez más difíciles de alcanzar y esa urgencia, no se ve reflejada en las conversaciones», enfatiza Ezio Costa.

«La invasión de Rusia a Ucrania y los problemas energéticos que eso se ha significado para Europa, eso hace que Europa esté mucho más preocupada de acelerar la transición energética, cuestión que para efectos de la mitigación y de Chile es importante, porque efectivamente hay posibilidades de que exista mayor financiamiento y mayor cantidad de proyectos que busquen, precisamente, la generación de energías renovables y la sustitución del petróleo y el carbón. Esto podría ser algo bueno que pueda pasar en el marco de la COP27», puntualiza.

Aunque las máximas autoridades de Rusia, China y la India no participaron en los dos primeros días de la Conferencia de las Partes momento clave en que los líderes mundiales se reúnen a discutir soluciones para hacer frente a la crisis climática, más aún considerando que estas tres potencias se encuentran en la lista de los países que más emiten GEI, las delegaciones de estos países sí están participando de las negociaciones dentro de la COP27.

A nivel latinoamericano, también existen ciertos factores geopolíticos que influyen: por un lado, la región no es la más vulnerable a nivel global y tampoco es la que más emite GEI. Según el IPCC, en 2019 la región representaba el 10% de las emisiones totales globales que se generaron ese año. En ese sentido, las negociaciones son fundamentales para que los países latinoamericanos y del Caribe puedan llegar a acuerdos en relación con financiamiento, mitigación, adaptación, además de pérdidas y daños.

Javiera Lecourt explica que «Chile y Latinoamérica son países de renta media en general», por lo que «no recibimos plata, pero tampoco la podemos dar».

Además, menciona que «hay una división en Latinoamérica del financiamiento climático, en general no llega a países como Chile, pero sí a países como Perú, Brasil, Colombia, México. Entonces, la discusión respecto a financiamiento en esta COP va a tener que darse respecto al monto, quiénes van a dar ese dinero, pero también cuáles van a ser los criterios de división y de reparto, porque claramente está mal distribuido entre mitigación, adaptación y pérdida y daños, está mal distribuido entre Latinoamérica», recalca.

«Va a ser difícil, porque sobre todo nadie quiere poner plata y todos quieren recibirla, pero yo creo que ahí van a tener que llegar otras soluciones. Va a ser una discusión bien interesante y bien compleja igual, porque entre más amplia es la base donante, también más amplias son con respecto a las responsabilidades, y se deja un poco de lado quiénes son los responsables del cambio climático, que es una discusión en que los países desarrollados no quieren entrar, porque no quieren que se les califique como responsables, siendo que sí son los responsables del cambio climático», concluye Lecourt.

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