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«Todavía no entiendo lo que pasó»

A cumplir sus últimas obligaciones contractuales con la Universidad de Chile regresó desde Estados Unidos Juan Pablo Izquierdo. "Uno siempre está pensando en la música", aclara el maestro, quien fue desvinculado, a mediados de año y para su sorpresa, de la dirección titular de la Orquesta Sinfónica y del proyecto artístico que él mismo elaboró.


Antes de regresar a Chile, Izquierdo estuvo de gira en Brasil con La Pasión según San Juan, de Johann Sebastian Bach y concluyó una serie de presentaciones en Estados Unidos con el Concierto N° 2 para Violín de Bela Bartok. Además, finalizó la grabación de un CD de la música de Giancinto Celsi con la Carnegie Mellon Orchestra, la orquesta de Pittsburgh que está bajo su dirección.



No le faltaron actividades a este premiado director, quien a mediados de año se enteró prácticamente por la prensa de que había sido desvinculado del proyecto artístico que le encargó la Universidad de Chile y que incluía, entre otras responsabilidades, la titularidad de la Orquesta Sinfónica de dicha casa de estudios.



El maestro hace sus descargos. Falta de tiempo para posicionarse, carencia de apoyo financiero y de una publicidad adecuada jugaron en contra del repertorio contemporáneo que seleccionó para la temporada 2000, un programa que, por lo demás, fue destacado positivamente por la crítica en su escaso mes y medio de vida.
A Izquierdo, que estaba de gira cuando se enteró de su suspensión, las cosas no terminan de quedarle claras. «La plana mayor de la Universidad nunca me dio las razones concretas», indica.



No esconde que la situación fue dolorosa y que le causó no pocas vergüenzas. Mal que mal, él sí tuvo que seguir viéndole la cara a muchos artistas internacionales a quienes se les suspendió el contrato como si nada.



– Cuando se produjo su "desvinculación técnica" de la titularidad y el proyecto de la orquesta, se comentó que el repertorio elegido para la temporada fue muy contemporáneo y que por eso el público no respondió. A seis meses de ello, ¿ha cambiado su percepción con respecto a las obras escogidas?
– Sigo sin estar de acuerdo. Creo que cualquier proyecto que se inicia necesita una duración hasta que se imponga, en cualquier orden de cosas. Si Ud. abre un restaurante, no va a esperar que esté lleno el primer día, ¿no es cierto? Por eso se pensó el proyecto a cinco años plazo. En cuanto a las obras que se escogieron, hubo tantas que quedaron fuera, de Bela Bartok, Stravinsky, Alban Berg, Edgar Varése, de muchísimos compositores más contemporáneos, y de toda una labor que había de acercamiento a la cultura latinoamericana, con obras de Alberto Ginastera y Heitor Villalobos. Todo eso quedó fuera, como también la gran mayoría de las obras de Bach, incluidas con motivo de los 250 años de su muerte. La universidad evaluó el proyecto y lo aceptó, en su momento, pensando que esa era la programación adecuada para la temporada 2000.



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