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Plácido Domingo entra a la historia del Metropolitan Opera

En medio de una fuerte y cálida ovación, el tenor español Plácido Domingo se convirtió anoche en una de las leyendas del Metropolitan Opera de Nueva York al inaugurar la temporada operística por décimo novena oportunidad, más que ningún otro artista en la historia de la ópera.


La gala de inauguración estuvo dedicada a honrar la memoria del compositor italiano Giuseppe Verdi en el centenario de su muerte, y en ella se representaron el acto primero de «Un Ballo in Maschera», el acto tercero de «Otello» y el acto final de «Rigoletto».



La velada comenzó con unas palabras de bienvenida del alcalde de Nueva York, Rudolph Giulinai, quien se ha erigido en el nuevo líder de la ciudad tras los atentados terroristas del 11 de septiembre que destruyeron las Torres Gemelas.



El alcalde llamó una vez más a volver a la vida normal y corriente, y se alegró de que la ópera siguiera allí, animando a los neoyorquinos.



«Un Ballo in Maschera» contó con la interpretación del tenor Neil Schicoff en el papel del rey Gustavo III de Suecia, a Deborag Voigt como Amelia y a Larissa Diadkova como la hechicera Ulrica.

A la solvencia del trío protagonista se sumó la espectacularidad de los vestidos, escenarios y efectos de luces, y la impecable dirección de orquesta a cargo del maestro James Levine, todo lo que valió el cariñoso recibimiento del público, que como cada año, luce en la gala sus mejores trajes y joyas.



Pero sin duda que el plato fuerte de la noche estaba en la interpretación de la tragedia de Otello a cargo de Plácido Domingo en el rol del moro atormentado por los celos, la soprano chilena Verónica Villaroel como su esposa Desdémona y el barítono Nikolai Putilin como el malvado y conspirador Iago.



Otello se destacó por entregar los momentos más intensos de dramatismo escénico y excelencia lírica de la velada, con un Plácido Domingo en pleno dominio de su ya legendaria maestría y con una Verónica Villaroel haciendo gala de sus extraordinarias dotes vocales y dramáticas.



Al final de la presentación hubo fuertes aplausos y halagos entre los asistentes para la soprano chilena, así como un cálido recibimiento para Putilin.



Domingo ovacionado



Pero no fue sino hasta que apareció Domingo a saludar a la audiencia que el teatro pareció despertarse definitivamente. Los asistentes no dudaron en ponerse de pie y aplaudir con fuerza la interpretación del tenor español, en la que fuera la mayor muestra de admiración y cariño que se brindó en toda la noche.



Con esta presentación Plácido Domingo ha inaugurado 19 temporadas del Metropolitan, más que ningún otro artista en los 118 años de vida del teatro, superando la marca impuesta por Enrico Carusso y que el tenor español había igualado hacía dos años.



Esta temporada del Met, Plácido Domingo será también el protagonista de los montajes de «Idomeneo» de Mozart y «Sly» de Ermanno Wolf-Ferrari, y conducirá «Rigoletto», ópera que durante 33 años consecutivos se ha presentado en el Metropolitan.



Tras la presentación de Otello vino el cierre de la velada con el acto final de «Rigoletto», a cargo de la soprano coreana Hei-Kyung Hong en el papel de Gilda, del tenor italiano Roberto Aronica como el Duke de Mantua y del barítono Franz Grundheber como el atormentado Rigoletto.



Tras los sentidos aplausos al elenco y al conductor, el engalanado público se retiró del teatro con presteza, pues este año no se realizó la tradicional cena con la que todas las temporadas el teatro celebra el inicio de un nuevo año operístico.



Pero a pesar del dolor la ópera volvió a brillar con todas sus luces y sus estrellas, y a su manera y en su medida, alegró y consoló a los asistentes.



EFE

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