Masonería arremete contra la Iglesia por interpetación del Código Da Vinci
Pasado el peak de la polémica en torno al best seller de Dan Brown, Carvajal plantea que el libro alienta un debate sobre la verdad histórica de Jesús. Aparte, reitera su crítica a las pretensiones morales y éticas de la Iglesia Católica y aprovecha de preguntar hasta qué punto las prácticas autoflagelantes del Opus Dei no vulneran los DDHH.
El añejo llamado de algunos sectores de la Iglesia Católica a no leer la novela El Código Da Vinci, para el gran maestro de la Gran Logia de Chile, Jorge Carvajal, significan casi lo mismo que volver a la inquisición. Por el contrario, a su juicio el libro que ha provocado el mayor revuelo mediático en los últimos años, alienta a una discusión sobre la verdadera historia de Jesucristo.
Lo alienta a él a mantener una conversación sobre la orden secreta del Priorato de Sion, derivar a las conexiones iniciales de la masonería con los templarios y hacer mención, al pasar, de investigaciones personales sobre el Santo Grial; apuntar que quizá el segundo plano de María Magdalena explica el machismo occidental o que las prácticas de autoflagelación del Opus Dei deberían ser revisadas a las luz de los derechos humanos y, por supuesto, a reiterar su crítica a las pretensiones morales y éticas de la Iglesia Católica.
"El Código de Vinci es un libro interesante, que además plantea una serie de temas, insinúa cosas que son atrayentes, lo que justifica que se haya transformado en un best seller", dice el gran maestro en su oficina, en el tercer piso del edificio de la Gran Logia Masona, ubicado a un par cuadras de Alameda, muy cerca del epicentro pirata de la ciudad, donde el "Código del señor Da Vinci" se vende por montones a $4 mil.
Carvajal tiene, por supuesto, un ejemplar original que al parecer -y como miles- leyó durante sus vacaciones. Tiempo durante el cual El Mostrador.cl lo esperó para conocer su opinión: la voz de quien dirige la más conocida orden secreta de nuestros días.
– El libro ha generado un gran revuelo, desde muchos sectores se ha cuestionado, sobre todo de la Iglesia Católica. ¿Que le parece?
-Son equivocaciones. El llamado a no leer el libro me parece que a estas alturas del siglo XXI, de cualquier sector que venga, con cierta característica de anatema y de condena a quien lo lea, creo que está absolutamente fuera de todo lo que podría ser una civilización moderna, como pretende ser Chile. No vale ni siquiera la pena pensar de que tiene alguna fuerza o se justificaría que alguien llame a estas alturas del siglo XXI a no leer un libro. Los tiempos de la inquisición ya pasaron hace mucho tiempo.
– Pareciera que las voces dentro de la Iglesia Católica que han hablado así del libro, son las personas mayores, más conservadoras. Mientras que los sacerdotes más jóvenes no se han referido al tema.
-Efectivamente el llamado a no leerlo ha surgido de voces más conservadoras dentro de la Iglesia Católica, que todavía, legítimamente, quedan dentro de la Iglesia, por lo demás. Yo creo que la última fase de la Iglesia Católica, la de este Papa, es una fase más conservadora. Ha retrocedido respecto de posiciones que tomó la misma iglesia en el Concilio Vaticano II. De tal manera que no es extraño que hoy la Iglesia adopte posiciones que se creían superadas.
– La Iglesia Católica es especialmente quisquillosa con libros que traten sobre su historia. Suele pronunciarse sobre ellos e incluso llega a pedir que no sean leídos.
-La Iglesia Católica se cree detentadora del bien y el mal; cree que la única moral válida es la que predica ella. En consecuencia, todo aquello que no esté de acuerdo con lo valores y los principios, la moral y la ética de la Iglesia Católica, cree que hay que prohibirlo. No concibe la autonomía de conciencia ni la libertad moral. Pero es la iglesia de hace siglos de siglos. En consecuencia, trata de imponerlo a todo el mundo. Así que no es raro que eso ocurra y va a seguir ocurriendo.
– Teniendo en cuenta que parece ridículo llamar a no leer un libro, a su juicio, dentro del Código Da Vinci, ¿hay algún elemento por el cual la Iglesia Católica o algunos sectores de ella se puedan sentir ofendidos?
-Yo creo que no hay elementos para que se sientan ofendidos. Ahora, de tener algún grado mayor o menor de verosimilitud, algunas cuestiones que se plantean en el libro, obviamente que a la Iglesia la puede llamar a inquietud. Las teorías que plantean dentro de libro -y tenemos que tomarlo en el contexto de que es una novela; no es un ensayo ni es libro de historia, es una novela-, evidentemente que a la Iglesia deben llamarla a inquietud, particularmente cuando se conectan con algunos hechos históricos que efectivamente son una realidad: cuando se enlaza con la serie de papiros encontrados en cuevas de Qumram, en que la historia de la Iglesia y de Jesucristo, particularmente de su época, podrían cambiar fundamentalmente si la investigación histórica determinara que eso es una verdad. En consecuencia, ahí sí que la historia de la Iglesia podría cambiar y eso tiene que llamar a inquietud.
Carvajal toma aliento y abre un flanco de discusión no previsto.
"En segundo lugar, está planteado el tema del Opus Dei, el rol dentro de la Iglesia, el poderío al interior de ella, algunas prácticas que lleva los miembros del Opus Dei, que pareciera ser de que no sólo es parte de una novela, sino de una realidad. Un tiempo apareció atrás el libro de doña María Olivia Mönckeberg, "El Imperio el Opus Dei en Chile", y se plantea este uso de algunos instrumentos de penitencia, que nadie lo ha desmentido y que sigue siendo una verdad. Porque a uno le parece también de alguna manera absolutamente fuera de época, en el siglo XXI, que se estén repitiendo prácticas que son propias de la Edad Media. Por lo menos, en las palabras, el Papa ha condenado esas prácticas, entonces que todavía algunas instituciones, que están muy ligadas a la Iglesia, sigan impulsando que sus miembros las realicen, parece una contradicción. Incluso yo creo que de alguna manera atentarían; sería interesante plantearlo, contra los derechos humanos, porque, bueno, es lícito preguntarse si es que una persona voluntariamente puede atentar contra su cuerpo. Yo creo que es lícito, si una persona voluntariamente lo quiere hacer".
– Pero, ¿de verdad usted cree que está pendiente una discusión sobre los niveles de penitencias al interior del Opus Dei, lo que se podría revisar en términos de derechos humanos?
-Yo creo que por lo menos da lugar a la interrogante: de qué manera una situación de esa naturaleza atenta contra los DDHH, que la sociedad ha reconocido universalmente. No tengo la certeza, porque ahí involucra el hecho que entiendo que quienes pertenecen al Opus Dei lo hacen voluntariamente, nadie los obliga. Y en seguida, a estos suplicios a los cuales se someten, también lo hacen voluntariamente. Pero es lícita la interrogante hasta qué punto una institución puede cobijar y alentar esas prácticas. La respuesta será tema de esa discusión.
– El libro hace referencia a la discusión histórica sobre Jesucristo, y plantea la pregunta sobre su divinidad. A estas alturas, ¿cree que es una discusión que deba mantenerse?
-Me parece válida como fenómeno sociológico, histórico que sustenta una realidad que en el mundo es innegable; es decir, la figura de Jesús, lo que se le atribuye, sustenta un sistema religioso como es el católico, fundamentalmente, y de otros grupos religiosos. Ha tenido y sigue teniendo una tremenda influencia en el mundo. En consecuencia, si esa figura cambia en lo que le se atribuye que es, obviamente que ese sistema va a tener que cambiar muchísimo y, por lo tanto, la historia que se escriba de la religión católica va a ser distinta. Por lo tanto yo creo que es absolutamente válido el que se determine efectivamente la veracidad de la imagen de la figura de Cristo, desde el punto de vista de la Iglesia Católica y del punto de vista de nuevos descubrimientos que se han hecho, y de quienes legítimamente mantiene otras teorías.
– ¿El Código Da Vinci puede alentar a un debate como ese?
-Alienta a la inquietud. Así como el libro de José Saramago, "El Evangelio según Jesucristo" también lo alienta. Esta misma película, La Pasión de Cristo, también alienta. Yo creo que son incentivos para que se piense sobre el tema y creo que siempre pensar es relevante. Siempre es bueno pensar. Creo que este libro es útil en ese sentido.
Entonces, Carvajal ejemplifica con la historia de María Magdalena, tema de alguna forma central en la novela, pero que dista de tener un lugar realmente relevante en la historia de Cristo, según el catolicismo.
"Sin lugar a dudas que la Iglesia ha ocultado el rol que María Magdalena tuvo en la vida de Jesús. Como la mujer que él parece amó y que fue mucho más que lo que en la doctrina católica y en el nuevo testamento se le atribuye. Quizá de allí viene también lo de postergar a la mujer", dice dejando la pregunta abierta.
El secreto en la masonería
Entre los aspectos reales que incluye el Código Da Vinci, se encuentra el Priorato de Sion, orden secreta europea, que en algún sentido habría tenido relaciones con los templarios y, según la novela, se ocuparía de mantener en secreto el lugar donde se esconde el Santo Grial. La masonería también estaría ligada en sus inicios, según explica Carvajal, con los Caballeros del Temple.
"La etapa actual que vive la masonería es denominada masonería moderna o especulativa, que recoge las tradiciones de todos los gremios de la Edad Media, los grandes constructores de catedrales. Esos gremios se entroncaron con algunos grupos místicos, que a su vez tomaron fuerza de algunas de las tradiciones de los antiguos misterios que estaban desparramados en su época en Egipto, en Grecia, posteriormente en Roma, etc. Sin duda que tenemos fuerte entroncamiento con la fuerza de los gremios de constructores de la Edad Media, y ellos a su vez tomaron gran parte de lo que eran las órdenes de caballería de la época de las cruzadas", explica el gran maestro.
– Entonces, los templarios y la masonería tienen un fuerte encuentro. Lo que la leyenda señala es que los templarios estarían protegiendo el Santo Grial, pero ¿qué es Santo Grial?
-Hasta donde yo he podido investigar, conocer, estudiar el tema, yo creo que el Santo Grial es el ideal. Es en definitiva la verdad. Ahora quién tiene la verdad es una cuestión muy difícil, porque uno puede aproximarse más o menos. Ahí se cita también a los Caballeros de la mesa redonda ¿Por qué los caballeros se sentaban alrededor de una mesa redonda? Porque se suponía que al centro de mesa estaba la verdad y en consecuencia todos están a la misma distancia de la verdad. Una verdad en el sentido filosófico hablo; no se trata de una verdad científica, como la temperatura a la que hierve el agua. Pero en lo que significa la verdad filosófica, en el amplio sentido, incluyendo allí la gnoseología, la axiología, etc., ¿quién puede decir quién tiene la verdad? Todos somos unos eternos buscadores de la verdad y eso es el fondo el Grial.
– Como decíamos, el Priorato de Sion se plantea como una sociedad secreta ¿La masonería mantiene elementos de orden secreta, que es uno de los aspectos que se les critica?
-Si, por ciento que la masonería tiene elementos de orden secreta, que a nadie puede molestar ni repugnar fundadamente, porque ahí nosotros ejercemos el mismo derecho que uno ejerce cuando usted está en su casa, donde los vecinos no tienen por qué estar mirando. Por qué cuando usted baja las persianas de su casa y tiene la puerta y la ventana cerrada, se autoriza a pensar que usted está haciendo algo malo. Porque los vicios, los crímenes ocurren en la plaza, las calles. No todo lo público es bueno. Se dice por qué lo masones se ocultan, si hacen cosas que no son contrarias. Bueno, si no todo lo público es lícito y honesto, ni no todo lo secreto es malo. Ese derecho nosotros lo ejercitamos y tenemos algunos elementos que están vedados a quienes no son masones.
– ¿Tiene sentido mantener en estos días una orden secreta, teniendo que en cuenta que se han revelado muchos elementos de la masonería?
-Por supuesto que tiene tanto sentido, como los propios secretos o cosas privadas que usted tiene en su vida y en su familia. Por qué no sacamos las ventanas y las puertas de las casas… ¿Tiene sentido tener una intimidad en la familia? Todavía sigue teniendo sentido y quizá los afectos más íntimos se dan en la privacidad y en el secreto, no en la vida pública. Tiene ese mismo sentido. No hay por qué hacerlo todo público. La naturaleza tiene sus misterios. Todavía tiene sus secretos, y nosotros somos parte de la naturaleza. El hombre sigue siendo, queramos o no, un animal, y es parte de la naturaleza.