El Gran Pez: La nueva joya de Tim Burton
A su particular estilo, el realizador de El hombre manos de tijera, Tim Burton, regresa con una de sus películas más personales y conmovedoras: El Gran Pez. A través de un tratamiento muy intimo del relato, construye mundos, historias y personajes que se mueven entre la realidad y la ficción, conformando así, un filme muy humano basado en creencias mágicas y realidades internas.
Como pocos directores norteamericanos, Tim Burton ha sabido crear un estilo propio (siempre lleno de magia y ensoñación) y bastante marcado, dentro de la vorágine que representa la industria hollywodense. Muchas veces criticado e incomprendido, el cineasta ha encontrado refugio en miles de adeptos deseosos de mundos imaginarios, estéticas oscuras e historias emocionales e intensas.
Es así como los filmes El extraño mundo de Jack, cinta animada sobre la navidad, Ed Wood -su homenaje al peor director de cine de todos los tiempos-, El hombre manos de tijera, Batman o El Planeta de los simios, seudo remake homónimo sobre la cinta de 1968, han ocupado un lugar relevante dentro de la cinematografía mundial.
Siguiendo sus instintos y manteniéndose dentro de la muy personal línea de trabajo que lo caracteriza, Burton nos entrega su reciente filme, El Gran Pez. Protagonizada por Ewan McGregor y Albert Finney, la cinta cuenta la extraordinaria historia de Edward Bloom, un imaginativo padre que, en sus últimos días de vida, pretende trasmitir a su hijo William, todos aquellos relatos que marcaron su vida.
William, intentará pasar los últimos momentos con su padre, pero además buscará la forma de entender todas las espectaculares historias contadas por él y de paso, distinguir la delgada línea que las separa de la ficción. Así, se inicia un viaje surreal de aventuras, emociones y entrañables proezas, que desencadenará un reencuentro tan lejano como esperado.
El Gran Pez es una cinta sobre historias. Aquellas anécdotas mágicas contadas por abuelos trasmitidas de generación en generación. Esos relatos que por más fantasiosos que parezcan, son los que agregan a la vida esa dosis necesaria de misterio y magia. No importa que muchos sean falsos, lo realmente relevante es que se propaguen, se difundan. De boca en boca, hasta que esa fantasía se haga realidad.
Tim Burton se nutre de singulares personajes (un gigante solitario, un escritor asalta bancos, una mujer de dos cabezas, un particular dueño de un circo), para dar el ambiente necesario a cada relato que el protagonista va "creando". Es una película circular: va y viene, según los personajes estimen conveniente. Y en ese sentido, los flash back cumplen un rol primordial, al ser el nexo par el espectador entre el pasado y el presente, la ficción y la realidad.
El Gran Pez es una cinta sobre las relaciones humanas, sobre los anhelos en la vida, sobre las cosas simples, sobre la imaginación, sobre el amor, sobre la vida. Dentro de la cinta hay mucho de Tim Burton, de sus experiencias, de sus sueños. Pero también, hay mucho de nosotros. De quienes gozaron o se asustaron al oír una historia de suspenso, de terror o simplemente de aventuras. Es muy difícil no identificarse con la cinta. Su amplitud temática y su especifica sencillez, la hacen ineludible.
De vez en cuando y entre las miles de cintas de la vorágine norteamericana, se escapa una joya cinematográfica. Algunas veces aparecen películas que marcan y dejan su recuerdo latente. En ocasiones, ciertos filmes producen, lo que el cine en esencia busca: jugar con las emociones del público. En contadas ocasiones, emergen largometrajes que por su dedicada sencillez y ardua candidez, calan hondo. A veces, vale la pena ir al cine.