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«El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia», la quinta novela de Patricio Pron

Miguel Wolter
Por : Miguel Wolter Licenciado en Literatura UDP
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El protagonista debe lidiar con su exceso en el consumo de pastillas y la carencia de recuerdos. Será su padre quien le entregue una clave para abrir la historia del pasado en una carpeta dejada en su escritorio. Ella se centra en la dictadura argentina, la vida en clandestinidad, la injusticia y la muerte.


Un joven, cuya vida ha transcurrido en Alemania, regresa a su país natal para acompañar a su padre en su lecho de muerte. Regresar le  significa un viaje interno y exterior, donde el escritor despliega una mixtura de lenguajes, que permite visualizar las escenas como en guión, entre memoria y realidad.

El protagonista debe lidiar con su exceso en el consumo de pastillas y la carencia de recuerdos. Será su padre quien le entregue una clave para abrir la historia del pasado en una carpeta  dejada en su escritorio. Ella se centra en la dictadura argentina, la vida en clandestinidad, la injusticia y la muerte.

El protagonista llega a un lugar que reconoce solo a trazos, se re encuentra con una familia que no siente cercana, mientras la carpeta abre la búsqueda de verdad y la introspección. Entre el estudio de su padre y las visitas al hospital, mientras ahonda en la lectura de recortes y notas de prensa acerca de la extraña desaparición de un personaje, conocido del pueblo, el joven empieza a hilar y comprender bien la figura de su padre, y  también su pasado.

A medida que la historia del personaje desaparecido se empieza a aclarar, incluyendo las condiciones y motivos de su muerte, también se esclarecen los vínculos del fallecido con el padre del protagonista. De por medio, secuestros y asesinatos por parte de la dictadura, que recién a través del hijo, empiezan a salir de la penumbra, obtener respuestas, y entregar significados, no solo de los hechos sino de si mismo para el protagonista.

Lo que parecía una sobre dosis de pastillas afectando su capacidad de memoria, es una forma de bloqueo de los recuerdos. Una excusa para escapar de la realidad. Consciente de ello el protagonista descubre (nuevamente) el miedo, las instrucciones de su vida en clandestinidad. Recuerda la placa al cuello con su nombre, edad, grupo sanguíneo y teléfono de contacto, además de la orden de botarla al suelo y gritar harto y fuerte si alguien trataba de meterlo en un auto. Recuerda que no podía invitar amigos a su casa ni contar algo de lo que ahí escuchaba; se acuerda que debía caminar siempre contra el tráfico para tener los autos de frente.

El padre le traslada la responsabilidad histórica de no olvidar al hijo. Y en el final se produce uno de los aspectos literarios más destacable del libro. Mientras  prepara su regreso a Alemania, mira fotos con su madre y ella le dice: “A tu padre le hubiera gustado que nuestros compañeros murieran así y no torturados, violados, destrozados, arrojados desde aviones, hundiéndose en el mar, baleados en la nuca, en la espalda, en la cabeza, con los ojos abiertos viendo el futuro. A tu padre le hubiera gustado  no ser de los pocos que sobrevivieron porque un sobreviviente es la persona más sola del mundo”. Ahí comprende que debe escribir esa historia, la de su padre, sus amigos, la suya, que es una obligación y un compromiso ineludible.

En esta, su quinta novela, Patricio Pron (1975) nos confronta con la memoria, privada y pública, de una generación golpeada, dolida y a veces desorientada por causas de sus padres. Y la importancia de los eventos pasados para reconstruir un lazo entre generaciones que le den significados y pertenencias, para esclarecer, aunque sea en parte por qué los hijos son lo que son, y el silencio y los olvidos de los padres. Intima y pública, al mismo tiempo, la novela  El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia es un gran libro sobre una época y sus secuelas, que de tanto en tanto, nos inquietan con sus sombras.

(Patricio Pron. Editorial Mondadori, 2011)

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