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¿Por qué Simonetti se ha convertido en fenómeno literario? Su nuevo libro estará a la venta en Chile el 2 de octubre. Lea aquí un adelanto

¿Por qué Simonetti se ha convertido en fenómeno literario?

Su nueva novela, «La soberbia juventud», saldrá a la venta con una tirada de 10 mil ejemplares, digna de un best seller, tiraje que supera ampliamente el promedio nacional. Su editorial le dispensa el mismo tratamiento que al de autores superventas como Mario Vargas Llosa. Además, como pocos escritores chilenos, su obra se publicará en España y Latinoamérica en el primer semestre de 2013. ¿Cómo se explica su éxito editorial? ¿Por qué este fenómeno literario? Consultamos a los escritores Óscar Contardo, Francisco Casas y al librero Juan Carlos Fau.


Escritor Pablo Simonetti

Escritor Pablo Simonetti

Revuelo ha causado por estos días el anuncio en las redes sociales del adelanto de los primeros capítulos de la nueva novela de Pablo Simonetti, titulada «La soberbia juventud». A través de este fanpage , el escritor junto a la editorial Alfaguara, liberaron los dos primeros capítulos del libro, generando una alta expectativa entre los seguidores y las seguidoras de Simonetti.

¿Cómo se explica el éxito editorial que ha alcanzado con tirajes de best seller? ¿Quiénes son sus lectores? ¿Su público se circunscribe sólo a la comunidad gay, vale decir, es un público militante, que reconoce en Simonetti a una figura defensora de los derechos homosexuales desde su trabajo en la fundación Iguales? O, fuera de este encasillamiento, ¿su obra abarca a un público más amplio y tiene que ver exclusivamente con su calidad literaria? ¿Responde a un nicho de literatura (la escritura gay) no muy explotado en Chile, por tanto más bien es una razón de mercado? ¿O tiene que ver con un destape social de un personaje de clase media-alta su enganche, algo así como el revés de la marginalidad de Pedro Lemebel, quien también ha sido un éxito editorial?

Francisco Casas, novelista y otrora integrante del afamado grupo performático Yeguas del Apocalipsis junto a Pedro Lemebel, es tajante a la hora de explicar el éxito de Simonetti.

“Finalmente es un producto del mercado. Llenó un vacío que no existía de literatura gay para un público. Eso. O sea, finalmente ocupó un lugar que estaba más bien perdido en ese sentido y se ocupa de un público lector de una clase social media, media pa’ rriba, alta, en que no había más bien consumo en ese sentido, en letras para esa clase social”.

Y en este mismo aspecto, el del consumo editorial, apunta: “Es como alguna vez se habló del nuevo boom de la literatura chilena. ¿Te acuerdas? Y me acuerdo de que en esa oportunidad Diamela (Eltit), en alguna conferencia dijo que no hay un nuevo boom de la literatura chilena sino que hay un nuevo mercado”.

Sin embargo, el tema más relevante para Casas no es la etiqueta de literatura homosexual, sino la relativa simpleza del contenido de la obra de Simonetti que propende positivamente a la lectura de un público más amplio.

“En ese sentido, la novela de Simonetti no tanto por homosexual, sino por su novela de fácil lectura, asequible en el lenguaje como podrían ser las novelas de Zambra, que apelan a una clase que está recién empezando a leer, y así es totalmente celebrada… Es como una especie de Isabel Allende gay”, dice.simonetti

Alguien que difiere abiertamente de la postura de Casas es Óscar Contardo -periodista y autor de “Siútico” y “Raro”, dos libros de éxito editorial (precisamente este último narra la historia de la homosexualidad en Chile)-, quien aporta la siguiente visión: “(No) compraría un libro de Simonetti por esa razón y creo que no soy el único. No creo que exista algo llamado «nicho» que esté vinculado a una comunidad gay. Quizás para un libro de no ficción como “Raro” eso sea así, porque es un ensayo histórico y porque puede ser tomado como un símbolo para conformar una identidad comunitaria, pero se trata de historia no de novela. En el ámbito de la ficción, los impulsos del lector son otros”.

Sobre el punto de comparación irónico mencionado por Casas acerca de que Simonetti es “la Isabel Allende gay”, Contardo reflexiona que “a mí me parece excelente que alguien venda mucho, que Isabel Allende sea un éxito internacional no me parece nada censurable. Creo que el mayor elitismo es juzgar a los lectores públicamente por una decisión tan íntima y privada como leer un libro. Sinceramente no creo que el aspecto o la clase sean suficientes para vender libros o mantener una carrera por más de una temporada. La literatura es algo más complejo que eso y que las etiquetas”.

Algo que sí le parece digno de mencionar, como un aspecto extraliterario en torno a la figura de Simonetti es la siguiente curiosidad: “Quizás el único fenómeno extraño alrededor de la figura de Pablo Simonetti -y no de su obra- es la cantidad de mujeres que dejarían a sus maridos heterosexuales para irse a vivir con él”.

Una premisa relevante para Contardo  es aclarar la etiqueta de “escritor gay”.

“Me parece que la etiqueta ‘escritor gay’ o ‘escritor de clase alta’ sólo cobra interés cuando se habla en términos de análisis social, antropológico, estudios culturales o de género. En el plano del arte el asunto se diluye en un dato tan relevante como ser colorín, zurdo o negativo”, sostiene.

“¿Era Scott Fitzgerald un escritor de clase alta heterosexual o sólo un escritor a secas? ¿Era Sommerset Maugham un escritor homosexual a pesar de nunca haber escrito sobre relaciones gay? ¿Hace mejor o peor a Cheever el hecho de describir un mundo de clase media norteamericana en lugar de uno de millonarios europeos?”,  se pregunta el autor de “Raro”.

Y en cuanto a que Simonetti sea el revés de la marginalidad de Pedro Lemebel, Contardo piensa que “naturalmente Pablo Simonetti va a escribir de una manera distinta a Pedro Lemebel y diferente a Francisco Casas. Son proyectos creativos distintos porque son personas distintas. Lo extraño sería que el registro fuera el mismo”.

Aporta además un dato comparativo interesante respecto al éxito editorial de Simonetti en relación a la obra de Wacquez, teniendo en cuenta que ambos comparten una proveniencia social ligada al mundo de clase media-alta y una obra que trata la confesión homosexual: “Te recuerdo que Lemebel vendió muchísimo con sus primeros libros y Wacquez -de familia muy pituca por cierto- muy poco con el conjunto de su obra”.

Otro que analizó el fenómeno literario de Simonetti es Juan Carlos Fau, dueño de la cadena de librerías Qué Leo. Su primera explicación apunta a desmentir la militancia del público lector de la obra del escritor en cuestión.

“Probablemente su público más fiel sea la comunidad homosexual, pero él tiene una enorme cantidad de lectores en el ámbito de lectores tradicionales. Debe compartir los mismos lectores que Isabel Allende, Marcela Serrano, Jorge Edwards. Uno lo puede poner también dentro de ese ámbito en términos de la venta. Quizá tenga una trinchera de lectores más militantes que tengan que ver con su condición, y su condición política, como militante de un movimiento que defiende los derechos homosexuales. Pero yo creo que sería muy egoísta ponerlo dentro de esa trinchera”.

“En la industria editorial, Simonetti representa mucho más que su militancia política, porque literariamente lo comparo con los mismos monstruos que son Marcela Serrano e Isabel Allende”, aclara Fau.

Explica la comparación con estas escritoras y los méritos que comparten atendiendo a la temática que abordan: “Marcela Serrano cubre mujeres maduras en la soledad, probablemente ése también era un mundo desconocido cuando lo abrió y provocó la misma identificación en su público; era como sí, ‘yo estoy en ese grupo de las mujeres tristes, yo soy una mujer madura que me transformé en una mujer … cuando ya no era tan rica como era a los 20’. Y el mundo de Isabel Allende, con su cercanía a una corriente mucho más grande, más a lo García Márquez, logra representar también a un universo de personas que no había tenido la posibilidad de leerse… Simonetti, con los mismos méritos, probablemente con menos vergüenza, convierte su mundo también en un mundo literario”.

Describe Fau un hecho sociológico llamativo que pasa con el público lector no militante de la obra de Simonetti y replica la comparación con Isabel Allende sostenida por Casas antes mencionada: “Si Casas lo dice en términos peyorativos, yo lo digo en términos de mercado. Él es mucho más que su militancia. Es sorprendente que lo lea un bloque conservador súper importante del país; que señoras que están acostumbradas a leer libros que no tienen nada que ver y que a veces se sorprenden de lo que Simonetti escribe, incluso a pesar de que lo conocen… Incluso tienden a creer que lo escribe desde la ficción, desde lo no vivido, y con la tentación de creer que él es heterosexual y que es buen mozo y que es un tipo que está jugando a ser homosexual”.

Se explica el librero este fenómeno cultural con el efecto que produce en definitiva su obra literaria y el mundo que retrata.

“Lo que pasa con Simonetti es lo que ocurre con la literatura en general, que él logra sacar las cortinas y sacudirlas, de un mundo que había estado escondido hace mucho rato. Entonces, produce una curiosidad enorme, y es también adentrarse en un mundo que había estado mucho tiempo oculto, que es el de los homosexuales ricos, que generalmente estaban arrumbados en la pieza del fondo, como el tío raro, y que es otra forma de ver al protagonista de las novelas con sus padecimientos y con sus glorias”, opina.

No descarta la conjugación de la obra literaria en sí con la figuración pública de Simonetti a la hora de explicar el fenómeno de su éxito editorial: “Creo que es principalmente lo que hace la literatura, que permite reconocer mundos mucho más en profundidad y comprenderlos, sobre todo cuando son tan visibles en el resto de los medios de comunicación como son los diarios, como es la televisión. Sobre todo si él es también una figura pública. Es donde él mejor logra traspasar un mundo que conoce a la perfección”.

En cuanto a la calidad literaria del autor de «La soberbia juventud», Fau despeja toda duda y se inclina favor de su talento narrativo: «Los méritos literarios de Simonetti yo creo que son enormes, o sea, cuando Simonetti ganó el concurso Paula, con el cuento “Santa Lucía”, inmediatamente todo el mundo puso sus ojos en él sin siquiera saber su condición homosexual. Solamente sus amigos, probablemente los más cercanos, sabían que él estaba saliendo del clóset, pero para el concurso Paula sólo fue un gran escritor. El resto de las condiciones se comenzaron a conocer más tarde, pero a partir de ese cuento, Simonetti fue una revelación literaria».

Finalmente, otro tema que Fau aborda es la «marginalidad cuica» de Simonetti, condimento clasista que sazona el fenómeno y de paso lo emparenta con Lemebel: «Uno tiene a pensar en lo marginal como en algo pobre, como dentro de la trinchera Lemebel, donde el universo poblacional por primera vez sale a flote. Simonetti muestra su marginalidad, que es de El Bosque, pero que tiene que vivir escondida, tiene que vivir escondiendo sus pulsiones porque su familia tiene un tremendo apellido, tiene mucha plata y aún así no puede hacer lo que él quiera. Es una marginalidad, podríamos decir que es una marginalidad cuica, pero es una marginalidad al fin».

Primeros capítulos: http://bit.ly/16mirWk

 

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