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Escritor colombiano recorre el continente en busca de poetas inéditos Santiago es la tercera ciudad que visita en Chile buscando poetas. Después emprende rumbo a Uruguay

Escritor colombiano recorre el continente en busca de poetas inéditos

Partió en enero de este año y estima que todo el recorrido le tomará unos dos años. El proyecto se llama “En busca de poetas” y consiste en recorrer toda Latinoamérica en búsqueda de poetas inéditos con los que finalmente editará un libro.


poeta con mapa

El escritor colombiano Eduardo Bechara se encuentra actualmente en Santiago, su parada número 33 de 141 puntos, en una travesía que lo hará viajar desde la Patagonia hasta Caracas, en su búsqueda de poetas inéditos para la publicación de una antología latinoamericana.

En una labor titánica, en el caso de Chile Bechara se ha quedado en ciudades como Ancud o Los Ángeles para entrevistarse con los creadores locales y conocer sus creaciones. Por ahora está en Santiago (ya compartió con José Ángel Cuevas y Antonio Rioseco).

Partió en enero de este año y estima que todo el recorrido le tomará unos dos años. El proyecto “En busca de poetas” busca reivindicar la poesía en un recorrido de 26 mil kilómetros para recopilar dos mil poemas. Bechara no busca cualquier poeta, sino a aquellos para quienes “la poesía es parte integral de sus vidas”.

El autor, que estudió derecho y literatura en la Universidad de Los Andes de Colombia, además planea publicar una antología de poetas consagrados y un tercer libro que contenga las experiencias de su viaje (pueden leerse en http://eduardobecharanavratilova.blogspot.com).

Proyecto

El proyecto surgió en 2010, cuando Bechara estaba en Córdoba, Argentina, visitando a otro Eduardo Bechara que sorprendentemente también es escritor e incluso se la parece físicamente, aunque no son familiares.

“Estábamos hablando del poco reconocimiento que se les da a los artistas en general y a los poetas en particular. Nosotros lo habíamos vivido en carne propia: la forma en que cuando nos asumimos como artistas, como escritores, nos empezaron a ver con ojos diferentes, suspicaces, porque cuando uno asume una vida diferente que se sale de lo cotidiano, y de lo que la sociedad te quiere imponer, entonces las personas que hacen parte de ese sistema te empiezan a mirar de forma despectiva o peyorativa, entre otras cosas porque tampoco te entienden, ni entienden cuál es tu lucha, y te miran como un pobre diablo porque no tienes los medios, no tienes la plata, tu vida no está destinada a ganar dinero”, explica.

Fue entonces que empezaron a fantasear con la idea de un viaje por Sudamérica “buscando poetas y dándoles el reconocimiento que se merecen; diciéndoles ‘mira, lo que tú haces es importante, y aquí estoy yo, entrevistándote y hablando contigo para que lo sepas’, dándoles el crédito que merecen”.

“Los poetas son importantes para mí porque son seres capaces de ver más allá de lo evidente”, agrega. “Van al centro de las cosas y desentrañan sus verdades. El hecho de que nadie les dé reconocimiento, o más aún, los mire mal en vez de apreciarlos, me hace reivindicarlos”.

Quijotesco

De regreso en Colombia, Bechara armó un proyecto y salió a buscar financiamiento entre las empresas que a cambio podían acceder a una exención impositiva. Y tuvo éxito: una de ellas, Pavimentos Colombia, le dio el apoyo para su “quijotesca” idea, de lo cual podía salir “algo muy bonito”, según los ejecutivos.

Fue así que Bechara voló a Buenos Aires. Gracias a dos publicaciones allí ya poseía una red de amigos del ambiente literario, y a través de Facebook pudo difundir la idea de su proyecto. Una poetisa local, Viviana Abnur, le dio algunos contactos patagónicos, y entonces voló a Ushuaia, en el extremo sur de Argentina, para comenzar su labor.

Los métodos de búsqueda varían de una ciudad a otra. “Si conozco a los poetas más representativos del sitio dejo que ellos me lleven a los inéditos. Si no conozco a ninguno voy a la Casa de Cultura o a las bibliotecas. Ahí me ayudan a entrar en contacto con ellos”, comenta Bechara.

En general, la mecánica ha sido que poetas más conocidos le presentan a otros inéditos. Fue justamente el contacto constante y casi imprescindible con los primeros lo que hizo que Bechara decidiera entonces crear un segundo libro, una antología de consagrados. Eso mismo hizo que se decidiera a extender el proyecto de entre seis meses y un año a al menos dos años.

Bechara cruzó a Chile por Osorno el 10 de julio y, tras visitar Chiloé, comenzó a subir hasta llegar a nuestra capital (pasó por Puerto Montt, Puerto Varas, Valdivia, Pucón, Villarrica, Temuco, Concepción, Los Ángeles, Chillan, Talca, San Fernando y Santa Cruz). En Santiago estará unas tres semanas para ver a al menos a cien poetas. Luego se dirigirá a Viña del Mar y Valparaíso.

Posteriormente volverá a Argentina para ir a Mendoza, hacer Buenos Aires y Montevideo. Seguirá a Paraguay, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia y finalmente la costa venezolana.

La idea es que cuando termine el viaje y la recopilación del material, un jurado internacional, integrado por los poetas colombianos Eduardo Escobar, Elkin Restrepo y los argentinos Fernando Noi, Santiago Silvester y Graciela Cros, seleccione los poemas, y que en cada país respectivo una editorial independiente publique la antología.

Los poetas chilenos

¿De qué escriben los poetas, al menos los que ha conocido hasta ahora? Uno de los principales temas son las consecuencias de la dictadura. “En Chile, en la poesía la dictadura misma se asume como uno de esos terremotos que sacude el territorio chileno, así como lo fragmentada que quedó la sociedad”, dice. “Eso se repite muchísimo entre los distintos poetas”.

Otros temas son “lo femenino, lo feminista, lo gay”, así como “lo mapuche” (Bechara habló con diversos poetas mapuches, como Elicura Chihuailaf, Roxana Miranda, Lionel Lienlaf, Javier Milanca, Cristián Antillanca, y espera verse con Jaime Huenún), y lo lárico (“la vuelta a la infancia, la melancolía de lo perdido”, a lo Jorge Teillier). En este último tema destaca a Bernardo González Koppmann, un poeta de Los Ángeles, en Talca.

Para Bechara una de las características de nuestra poesía es “que va directo a la herida, sin palabras suaves. No utiliza eufemismos, sino que llama a las cosas por su nombre. No le interesa usar suavizantes, como ocurre en otros lugares de Latinoamérica. Acá, entre más se ponga el dedo en la llaga, mejor”.

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