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La nueva novela que Óscar Bustamante no alcanzó a presentar El destacado escritor nacional murió la noche del 1 de octubre a causa de un cáncer

La nueva novela que Óscar Bustamante no alcanzó a presentar

El lunes 14 de octubre se aprontaba a lanzar su nueva novela, que lleva por título Los tormentosos últimos días de un irreverente (Uqbar Editores). Sin embargo, Óscar Bustamante no alcanzó a llegar para la ocasión. Algo insinuaba el título, un presagio.


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No pocas similitudes tiene el escritor fallecido con Max Wolf, el protagonista de su nuevo libro. Al igual que su autor, es arquitecto y escritor por afición. Wolf además es urbanista y un virtuoso pianista. Vive un tiempo en París, pero regresa a Chile, a su Talca natal. Bustamante también nació en Talca, estudió en el extranjero y luego regresó al país.

“Max Wolf es un mujeriego, un inconformista, un rebelde… Vive el éxito en París y sabe de penurias en Talca o Trueno, como le llaman los mapuches. Sus irreverencias lo hacen un ser querido por algunos y para otros, deplorable”, se lee en la contratapa del libro que será lanzado el 14 de octubre por Uqbar Editores y la Academia Chilena de la Lengua, con la presentación de Cristián Warnken. Es en esa ciudad donde Wolf vivirá sus tormentosos últimos días. Los mismos que probablemente estaba viviendo el escritor.

Según Isabel Buzeta, directora editorial de Uqbar Editores, Bustamante se mostró en el último tiempo muy preocupado y pendiente por publicar su último trabajo. Así como también por la reedición de quizá su mejor novela, Explicación de todos mis tropiezos (1995), que ya va en su undécima edición.

Óscar Bustamante nació en Talca en 1942. Tras realizar sus estudios secundarios en Inglaterra y en nuestro país, se tituló de arquitecto en la Universidad Católica, donde luego fue profesor titular durante varios años. La novela Asesinato en la cancha de afuera (1991) marcó el inicio de su carrera literaria que corre paralela a su trabajo como arquitecto.

Su consagración como novelista llegaría con Recuerdos de un hombre injusto (1994) y su punto de máxima inflexión al año siguiente, cuando publica, para muchos, una de las mejores novelas chilenas de los últimos veinte años, Explicación de todos mis tropiezos, Premio del Consejo Nacional del Libro y la Lectura (1995) a la mejor obra inédita. También es autor de los libros de cuentos El día que se inauguró la luz (1998) y Café cortado (2002). Una mujer convencional (2002) también obtuvo el premio del Consejo Nacional del Libro. Su última obra publicada, El jugador de rugby (2008), resultó ganadora del premio Academia Chilena de La Lengua (2009) y fue traducida al portugués el año 2010.

“Óscar Bustamante fue un hombre, un escritor, elegante, creativo, con un fino sentido del humor. No hay otro autor en Chile que se caracterice por poner unos títulos que evoquen tan bien cierta condición humana: Explicación de todos mis tropiezos, Memorias de un hombre injusto, Una mujer convencional y, ahora, Los tormentosos últimos días de un irreverente, entre otros” declara la directora editorial de Uqbar.

Para el poeta y novelista Santiago Elordi ( Los ingleses de Sudamérica, 2006; Cartas a Dios desde un prostíbulo, 2006), Bustamente fue un escritor que comenzó tarde a escribir «y en su caso eso le ayudó muchísimo. No fue el tipo de escritor que desde joven trabaja la carrera literaria. Su prosa no es la de lo que entendemos hoy por escritor profesional; tiene mucha libertad, es la prosa de un artista. Se nota en sus personajes, reales, contradictorios, trágicos, tiernos. Como escritor realista y de alguna manera como persona, yo siempre lo comparé con Lampedusa, que también comenzó a escribir tarde, afortunadamente».

 Explicación de todos mis tropiezos, una novela de guarda

Es de esas novelas que marcan, que quedan, que resuenan. De ésas que en sus páginas se encuentra la vida. Y eso ya es un buen poco que sirve. Si es por exagerar, es de esas novelas que pueden salvarte la vida. Novela de guarda, de relecturas para degustar.

Para su cuarta reedición, Beltrán Mena –médico y autor de la novela Tubab, fundador del periódico de poesía Noreste y columnista literario– no escatima en elogios al escribir el prólogo: “Este libro, ahora podemos estar seguros, tomará el lugar que le corresponde entre las mejores novelas chilenas, donde merece estar no por una, sino por varias razones”.

[cita]“En primer lugar por su gracia. Se trata de un libro gracioso; se ríe uno. ¿Qué tipo de humor es este? No es humor negro, ese que hace reír para no oír a la muerte. Ni es el humor verde bilioso, que se ríe de los demás. Se trata de un humor que esconde en cada frase la inminencia de una tragedia, un humor de cuerda floja, como el de Buster Keaton. Explicación es un libro donde nadie ríe, excepto el lector”, redacta Mena.[/cita]

Escrita en género epistolar, su protagonista es Carlos Overnead, “un perdedor que transita por un mundo fantasioso en el que siempre hay una puerta falsa que puede conducirlo al paraíso perdido” se lee en la contratapa de la primera edición. Frente a él, Francisco, su primo solvente y alter ego, el destinatario de las cartas que Overnead redacta para explicarle ‘todos sus tropiezos’ y de paso refrescarle sus vínculos de alcurnia y recuerdos de niñez y juventud en clave de “todo tiempo pasado fue mejor”. El pariente en desgracia, fracasado, desahogándose y solicitando salvataje al pariente rico, el exitoso.

Sin embargo, a pesar de la máximas pellejerías por las que pasa el protagonista (lo expulsan de una pensión barata, cae a la clínica y en la cárcel, lo tumban en un ring al emprender una carrea de boxeador en la selva amazónica), la voz de sus cartas siempre conserva un tono de exaltación a la vida que encuentra refugio en su estirpe para explicar sus fracasos y de paso estar siempre un pelo por sobre los acontecimientos. Alegoría del fracaso y del éxito dentro de un voluble rango de delirio y desquiciamiento, un relato que transmite esa universalidad de la tragedia y cierta especie de heroísmo de un hombre al que se le hace inevitable su destino, ese ser que chutea su suerte entre lo malo y lo bueno de la vida sin mediaciones.

“Overnead es terrateniente por herencia, vagabundo por genética, deportista por entrenamiento, pensionista por circunstancia, cariñoso por esencia, violento por enfermedad, fracasado por mala suerte, optimista por empeño” prologa Mena. La originalidad de la novela está en su narrador monocorde, en la voz que soporta todo el impulso dramático y que sostiene con eficacia la historia sin mayor alarde que la confesión de sus circunstancias. Esta voz monocorde “es única como el sonido de un órgano es único: el resultado de muchos tubos sonando al unísono” afirma Mena.

Otro logro mayor de la novela es escudriñar en el folclore urbano nacional al inventar un arquetipo. “Todos conocemos uno, un primo Jorge o un tío Alberto que ahora buscaremos o evitaremos, pero cuyos pasos sabremos reconocer a la distancia. No es fácil aportar a la galería de retratos de un país y Bustamante no sólo lo logra, sino que además lo hace con un retrato importante, un nuevo arquetipo de perdedor” acota el prologuista. Y de ese tipo de figuras generalmente está poblada la buena literatura.

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Mario Verdugo, doctor en literatura de la Universidad de Valparaíso, se refiere a la novela en su contratapa: “Diestra en el uso del habla… nos hace cuestionar la moralina del éxito y a la vez simpatizar con la mala percepción del antihéroe”. ‘Amo la derrota’ dirá Overnead en sus instantes decisivos y en esa radical autenticidad, paradójicamente, podrá entreverse acaso el signo de su victoria”.

Una novela que muy bien habla con La conjura de los necios del estadounidense John Kennedy Toole o con Siempre en la luna del chileno Enrique Araya, por nombrar algunas.

«Es una obra maestra, coloquial, real, emocionante, simple, trágica, y todo esto, simultáneamente. Para mí es una de las mejores novelas que se han escrito en la historia de la literatura latinoamericana» sostiene Elordi desde Marruecos. Reconoce a Bustamante junto a otros grandes escritores “que han explorado sin recetas la condición humana”.

Y de paso nos entrega una anécdota que muestra la dimensión como persona y artista de Bustamante, a propósito del último encuentro que sostuvieron ambos en la Feria del Libro de Torino: «Óscar se pagó su propio pasaje para asistir a esa feria, no estaba considerado en la lista de escritores invitados oficiales, por así decirlo. Frente a muchos escritores con discursos victimarios, aunque tímido como era, Óscar siempre se mostró jovial, agudo, con humor, con un lenguaje sin fabricaciones literarias excesivas, a veces casi campesino, como hablaba».

Completa el relato: «Caminamos por las calles, comimos, bebimos, tenia cáncer terminal, nunca me lo dijo. Era su último viaje y él lo sabia. Intentaría resumir ese encuentro final en una frase, es algo así como que la vida es lo suficientemente dura y trágica como para andar haciendo manifestaciones literarias con nuestro propio dolor. Esa salida, de alguna forma heroica y anónima, atraviesa casi toda la obra de Óscar Bustamante, y es precisamente lo que le da su grandeza».

En el juicio sobre Explicación  está muy de acuerdo el periodista y crítico literario Andrés Navarro: “de lo que conozco, sin duda la mejor. Una novela notable, una historia y un personaje que no se olvidan”. Y en cuanto a la obra de Bustamante dice que en las vertientes que distingue, “la de los cuentos en la tradición del campo chileno y la otra más citadina, la de una Una mujer convencional o Explicación de todos mis tropiezos», para él ha sido de lo mejor en literatura en los últimos años. «Mejor que toda la del ‘boom de la narrativa chilena’ de los años 90”.

En Chile, comenta Elordi, que «los prejuicios para juzgar a nuestros escritores tendrán que disminuir con el tiempo, sucederá en algunas generaciones más; nuestros escritores serán valorados por su capacidad de develar la compleja realidad humana, y no como promotores de causas sociales o fenómenos editoriales, entonces, sin duda Óscar Bustamante ocupará un lugar juntos a los grandes escritores latinoamericanos».

Como bien escribe Mena sobre la vida y vigencia de un libro: “la supervivencia de una obra no depende únicamente de su calidad. La mala suerte, un nacimiento inoportuno, una crisis económica o cualquier estúpida casualidad, pueden matar en pocas horas al más robusto recién nacido. Sólo podemos respirar tranquilos cuando el niño camina por sí solo”. A nuestro parecer, esta novela, ya en plena juventud y mayoría de edad, se apronta a dar largos pasos en la historia de la literatura chilena para, sin mediar los sobresaltos del tiempo, adelantarse al encuentro con sus futuros lectores.

Lea aquí las primeras páginas de la novela: http://www.letras.s5.com/bustamante160503.htm

 

 

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