
COEXIST: La paz se construye con acciones concretas de todos
Los descendientes de árabes y judíos, sabemos que nuestros pueblos y culturas de origen, tienen experiencia en el dolor y en las luchas por la libertad y serán capaces de hacer florecer la paz. Pero ahora la sangre los ha cegado y necesitarán ayuda externa, por eso es fundamental la participación activa de la Comunidad Internacional.
Desde hace casi dos meses, el conflicto entre Israel y Palestina, la guerra, el bombardeo, la masacre o la autodefensa (como Usted quiera llamarlo), se ha tomado la prensa y las redes sociales. Hemos leído mucho dolor, miedo, tristeza y rabia. Los corazones se cansan de tantas emociones y a veces cuesta hasta respirar. Hemos coescrito esta columna, desde nuestras diferencias, como herederos de la tradición árabe y de la tradición judía. Creyentes en la paz y en el respeto, en la capacidad de negociar y beneficiarnos el uno del otro. Sabemos que hay gente muy tocada por el dolor y la rabia, que puede no comprender y se indigne al pretender ver en este esfuerzo una traición a su causa. Confiamos en que no es así. Creemos que el diálogo, acompañado de actos concretos de respeto al otro, son la única forma de alcanzar la paz. Más allá de los deseos de cada uno. Más allá de las emociones que nos embargan los corazones. Más allá de los argumentos razonables que cada cual pueda tener. Creemos en el derecho y la necesidad de coexistir respetando al otro. Creemos que de varias maneras la transición chilena nos da un ejemplo de cómo deben hacerse los cambios y las reivindicaciones en favor de los derechos humanos, para que sean duraderos en el tiempo, aunque no nos guste su lentitud o nos hubiera gustado ver cosas más fuertes y claras desde un primer momento. Creemos que desde Chile, los chilenos, de origen árabe, judío y todos los demás, podemos aportar con una visión distinta a este conflicto que nos parte el corazón. Desde la justicia y el respeto. Es necesario aprender a coexistir.
- Coexistir es existir juntos. Junto a otros distintos, en un marco de respeto a los derechos y libertades de todos, que permite expresarse y desarrollarse al máximo posible, de manera que todos tengan espacio para sí y para los demás. En el mundo actual, esto es posible. Con todos los avances, la guerra y las hambrunas se hacen cada día más impresentables.
- En los siglos precedentes se nos ha enseñado que el mundo es cruel y hostil y que la violencia, la codicia y el odio son consustanciales del ser humano. Creemos que eso es solo parcialmente cierto, pues sabemos que la paz, la generosidad y el amor, también son parte esencial de nuestra especie.
- Creemos en la Democracia y en el Estado de Derecho. Creemos firmemente en el respeto y la promoción de los Derechos Humanos. Creemos que dentro de un marco de respeto real y recíproco de los derechos de todos, es posible coexistir.
- Chile está logrando superar una experiencia muy traumática como sociedad (la dictadura militar y las sistemáticas violaciones a los Derechos Humanos) y aún cuando el proceso ha sido difícil y lleno de críticas, de alguna forma puede servir como un camino a seguir para la reconciliación.
- Somos descendientes de judíos y de árabes, tenemos claros nuestros orígenes y raíces, pero primero somos chilenos. Y como chilenos, llamamos primero a la paz y al respeto de los derechos de las personas en nuestro país y sabemos que es posible que en una sociedad convivan personas de distintas posiciones políticas, diversas religiones, razas y orígenes nacionales diferentes.
- Desde Chile vemos con preocupación, dolor y angustia cómo los brutales hechos ocurridos en Palestina e Israel, han superado lo imaginable y se han vulnerado las garantías y derechos humanos más esenciales. Sabemos que ese camino sólo conduce a la muerte y a la destrucción.
- Por eso entendemos que las redes sociales se hayan llenado de expresiones de dolor, de angustia y de ira, con discursos que parecen dar cuenta de una verdadera carrera de empates morales y de agresiones entre partidarios de Israel y de Palestina. Todos sabemos que ese no es el camino. Desde la distancia, a miles de kilómetros de donde caen los misiles y las bombas, afirmamos que la escalada de violencia solo trae más muerte y destrucción y que en la medida que repliquemos con palabras agresivas la acción de las armas, dañaremos la convivencia en el espacio que hoy vivimos.
- Cada parte tiene argumentos que considera legítimos para discutir el fondo del asunto, pero el ruido de las bombas impide escucharse y el dolor de las heridas impide hablar. La única manera de reanudar los diálogos es terminar con la violencia y la muerte. Sólo una vez suspendidas las acciones de guerra se podrá dialogar. Como chilenos de origen judío y árabe, nos sentimos urgidos a llamar al diálogo para construir la paz, única opción de continuar viviendo, coexistiendo.
- La base para la paz está en el respeto a las instituciones y de los derechos humanos. Debe haber paz y respeto de las resoluciones de los organismos internacionales. Sólo una vez que se cumpla con ello, se podrá abrir la discusión y las partes podrán exponer de manera razonable sus argumentos. Pero para eso, se requiere paz.
- Sabemos, por nuestra experiencia en Chile, que la solución para este conflicto va a ser lenta y probablemente implicará muchas renuncias y dolores. Los caminos hacia la libertad, nunca son fáciles.
- Los descendientes de árabes y judíos, sabemos que nuestros pueblos y culturas de origen, tienen experiencia en el dolor y en las luchas por la libertad y serán capaces de hacer florecer la paz. Pero ahora la sangre los ha cegado y necesitarán ayuda externa, por eso es fundamental la participación activa de la Comunidad Internacional.
- Llamamos a todos los chilenos y especialmente a los de origen judío y árabe, a los seguidores, en la cultura o la fe, de las religiones que descienden del padre Abraham, a orar y meditar por la paz, pero sobre todo, a no olvidar en el momento de entregar sus opiniones, la vital importancia del respeto a los Derechos Humanos, sabiendo que el adversario de hoy es hermano en humanidad y sus derechos y obligaciones son iguales cualquiera que sea su posición. Hoy como nunca es esencial, que más allá de los argumentos en favor de cada posición, se condene de manera tajante toda la violencia, todo atentado a la vida y toda infracción a las reglas del derecho humanitario y de las resoluciones de las organizaciones internacionales.
La paz se construye con acciones concretas de todos nosotros. @coexistchile
- El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.