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Lollapalooza Chile, el mall del rock-pop que vende a «ciegas» Más del 60 por ciento de las entradas se han comprado con el sistema de preventa

Lollapalooza Chile, el mall del rock-pop que vende a «ciegas»

Las entradas en Chile son más caras que las de Argentina y Brasil. Eso todo el mundo lo sabe. Pero además la mayoría de ellas se compran en verde sin conocer la programación, causando sorpresas en el público por las diferencias en cartelera como la ausencia de Pharrell Williams, uno de los músicos pop del momento, quien interpretará «Happy» en Buenos Aires y Sao Paulo, menos en Santiago. Críticos musicales analizan el «line up» y acentúan la crítica de que Lollapalooza más que un festival de rock es un gran certamen de marketing.


La polémica empezó cuando se supo la programación. Estalló luego que el festival de rock y pop Lollapalooza Chile –que se celebra el próximo 14 y 15 de marzo, y que también se realiza en Brasil y Argentina- vendiera el 60% de sus boletos en la modalidad de preventa, sin que el espectador supiera quién iba a venir.

Las críticas y los memes explotaron en Twitter. “Puta el line up fome, huevón”, rugió un usuario de esa red social. “En momentos así sólo se puede reír”, escribió otro, bajo una figura de Marge, la esposa de Homero Simpson. También causó sorpresa la inclusión en el evento del cantautor nacional Jorge González, que en años anteriores criticó duramente el evento.

Foto: Agencia Uno

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A nivel internacional, aunque los eventos en los tres países tienen una programación bastante parecida, Chile se destaca la ausencia del cantante estadounidense Pharrell Williams (famoso por su hit “Happy” y su reciente colaboración con Daft Punk), reemplazado por Kings of Leon, y también por los precios más caros: hoy, frente a los $97.000 de Chile, tanto en Brasil como Argentina el boleto cuesta 20 mil pesos menos.

Público snob

“Este festival está hecho para dos clases de público: el esnob arribista que busca exclusividad sin enterarse mucho de quien toca, y el cuasi adolescente para quien este abanico de posibilidades entronca muy bien con el sonido que se le vende por radio, televisión o internet… y a veces ambos sectores son lo mismo”, explica el escritor y crítico musical Fabio Salas.

Para el docente de distintas universidades, la única figura relevante de los invitados es Robert Plant, ex vocalista de Led Zeppelin, aunque también destaca a The Specials “por su historia y peso en el pop británico”.

“Creo que en líneas generales las bandas cubren el espectro varietal de estilos y propuestas que hoy en día conforman el panorama global del pop rock”, dice. Sin embargo, “la mayoría de estos grupos y solistas son bandas del presente que no han alcanzado el status de estrellas”.

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Foto: Agencia Uno

Pablo Padilla, también autor y periodista de la revista Rockaxis, estima que los cabezas de cartel están bastante equilibrados entre grupos clásicos y bandas más nuevas.

“Lo de Jack White es lo que más me atrae, por la calidad de sus dos discos solistas y la oportunidad de escuchar en directo una de las mejores performances del momento”, opina.

“Kings of Leon vienen a confirmar credenciales, con un estilo que ha evolucionado hacia un rock más domesticado pero interesante”, mientras  Plant “puede ser sorpresivo si lo que espera el público es escuchar a Led Zeppelin, ya que el viejo vocalista tiene un disco reciente de muy buena factura que debiera ser el centro de su presentación”.

“Igual el festival mantiene un sello más pop rock que otra cosa, lo cual me parece fantástico, considerando que, desde hace un tiempo, Chile parece ser uno de los paraísos del pop en castellano”.

Para el músico y crítico Diego López, en tanto, “mucha gente menciona que este festival está muy enfocado en artistas  de moda y menos ‘duros’, los que serían de la escena pop y electrónica que en general les gusta a los denominados ‘hipster’, quienes a su vez tienden a pertenecer a sectores más influenciados por el ‘anglo’”.

“En comparación a los últimos dos años, este año los únicos dos artistas que se identifican más fielmente con el perfil más rockero de Lollapalooza serían Jack White y Robert Plant, pensando en que, en el pasado, se pudo ver a Pearl Jam, Foo Fighters, RHCP, QOTSA, Arctic Monkeys, Joan Jett, Deftones”, destaca.

¿Y los chilenos?

Mención aparte merecen los artistas chilenos. “Chile va a tener a una gran cantidad de artistas que llevan poco tiempo en la escena musical mainstream, pero que han causado un gran impacto, como Pedro Piedra, Camila Moreno, Fármacos y Astro, como a la vez están algunos mas consagrados como Jorge González, Zaturno y la Familia Chilenita del Funk, quienes serían los que marcarían la diferencia”, afirma López.

Salas, en cambio, es más duro. “Me parece estar viendo una rotativa eterna de los mismos nombres pierdetiuna como González, Chinoy, Menas, Javieras, Piedras, etc… como si en Chile no hubiera nada más rescatable que esos soporíferos de siempre”, declara. “Por eso me parece valioso que haya lugar esta vez para bandas que han bregado por su lugar con perseverancia y convicción, como el trío femenino Lilits”.

Para Padilla, en tanto, falta que los nombres chilenos tengan más presencia en los escenarios principales y no sólo en los laterales. Y de paso defiende a Jorge González.

“Contra el sentido de muchos que lo atacan por ser parte de Lollapalooza después de haberlo criticado en años anteriores, hay que recordar que él cuestionó el hecho de que se le haya invitado pero con un pago que consideró insuficiente. Si este año dieron con la cifra justa, bien por él”, indica.

“Al final, Lollapalooza no es un evento fundamentalista del rock, sino que es un evento de amplio espectro, donde la vocación profundamente pop -a ratos populista- de Jorge González, me parece que calza perfecto”, reflexiona.

La preventa

Un tema aparte es el tema de la preventa. “La culpa no es de los que venden- ellos hacen su negocio- sino del tarado que compra sin percatarse antes de lo que está comprando”, afirma Salas.

“Esto señala muy claramente el arribismo esnob del público chileno ABC1: los mismos que el año pasado insultaron a Anita Tijoux, ahora rasgarán vestiduras porque no estará casi nadie como para poner su nombre en un frontis de oro”, analiza. «Al final ni la marca resulta ser genuina ni el público va por recibir una auténtica experiencia musical, lo importante es exhibirse y mostrarse, tal como en una feria de ganado”.

López, en tanto, le resta dramatismo al asunto. “El festival es para quien puede pagarlo, o tiene la capacidad de endeudarse para ir a verlo”, dice. “He visto casos de gente que no ha ido, perdiéndose a su artista favorito, y que no va por lo caro de ambos días…  y he visto a gente adentro que no sabe lo que hace ahí”.

“Parafraseando a McLuhan, parece que para el público chileno Lollapalooza es el mensaje”, analiza Padilla. “Es decir, más allá del line up, parece que el público chileno valora el evento en si antes que tal o cual artista. Por lo menos a la hora de la compra previa. Igual sería interesante saber cómo se mueve la reventa de entradas después de que se revela la alineación, porque tengo la sospecha de que mucha gente que compra a ciegas, después se desilusiona y remata sus entradas. Desde la perspectiva del espectador, la reventa es una apuesta en la cual la pérdida se puede minimizar con la reventa”.

Para este crítico, puede ser que Lollapalloza genere su propio público en Chile, que esté dispuesto a invertir en la sorpresa. “Para otro tipo de público del rock, existe un cierto pacto de fidelidad al estilo, más militante y ‘talibán’, que ve con desprecio estos encuentros”, comenta. “Incluso hay bandas que reniegan de festivales, apelando a la presentación más ritualista de grupos específicos. Lollapalooza desafía eso y ofrece una especie de mall temporal de pop y rock, con todo respeto a los mall, al rock y al pop…”.

Padilla cree que en la preventa, los dueños del espectáculo se ahorran estudios de mercado con ellas, ya que ella indica “cómo va el asunto”.

“Esto sucede no sólo en Lollapalooza, sino que en todo tipo de eventos. Es una herramienta más del rock como parte del mercado y de la industria”, asevera. “Empresarios asegurados que no quieren correr riesgos, encuentran en la preventa un instrumento financiero útil. Si no me equivoco, Michael Jackson inventó este tipo de venta. A estas alturas, hay un momento en el que rock y marketing no se distinguen bien uno del otro. Es lo que hay. ¿Es bueno o malo? Ni tanto ni tan poco. Los grupos independientes, las bandas emergentes y artistas innovadores también hacen preventa, a otra escala, pero con el mismo espíritu. No creo que sea buena ni mala, sólo existe”.

Comparación internacional

En cuanto a lo caro de la entrada en Chile, también hay explicaciones para todos los gustos. Salas cree que los valores chilenos tienen que ver con el arribismo local.

“El público chileno hace rato que quiere sentirse parte del Primer Mundo- cosa imposible por lo demás- y por eso no escatima en gastos frente a cualquier evento: fútbol, tenis, festivales pop, certámenes de cine, ferias del libro, etc. y con esa mentalidad de rotos con plata que hoy impera en Chile, el público local gasta lo que no tiene sintiendo ilusoriamente que por tres tardes estará en el epicentro del rock mundial”, afirma.

“Pero el roto con plata se equivoca: la clase no se compra, naces con ella o no. Lo mismo que el talento y el éxito, sobre todo en música y en el arte.  A veces querer no es poder, si de títulos mundiales y figuración internacional se trata, los chilenos somos intrínsecamente flaites aunque nos vistamos con ternos Armani”.

“La diferencia de precios es un tema complejo”, dice Padilla. “En esencia, es verdad que ‘los chilenos pagan lo que sea’, para qué nos vamos a engañar. La diferencia de precios con Argentina o Brasil obedece a culturas artísticas diferentes, estructuras de mercado y costumbres de consumo distintas”.

“Personalmente, creo un exceso tener que pagar casi cien lucas para ver a los dos o tres artistas que me interesan de un total de cerca de 60 nombres. Además, con escenarios simultáneos funcionando, a veces es imposible ver a dos bandas que te interesen, cosa que a mí me ha sucedido. Lollapalooza vende todo un concepto muy hippie que cubre una maquinaria perfecta de marketing del siglo XXI”, remata.

“Además, hay que considerar que en general, las entradas de artistas internacionales, siempre son mucho más caras en Chile que en otros lados. Siendo Lollapalooza un actor más del mercado, lo extraño sería que se pusieran altruistas y ofrecieran entradas más baratas. Eso no va a pasar”.

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