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Gilles Boeuf, experto mundial en cambio climático: “Como especie, estamos viviendo por encima de nuestros medios” El científico es presidente del Museo de Historia Natural de París

Gilles Boeuf, experto mundial en cambio climático: “Como especie, estamos viviendo por encima de nuestros medios”

Vino a Chile, país que conoce bien tras haber vivido aquí un total de tres años en varias estadías entre 1985 y 1998, gracias a la gestión del Instituto Francés de Chile para participar del festival científico Puerto de Ideas Antofagasta. Para el científico hay que preguntarse cómo Chile puede sacar provecho de su gran biodiversidad con una repartición de las riquezas mucho más efectiva que la actual. Hoy brindará la conferencia: “Luz y biodiversidad”, en el ex Congreso, a las 10:00 horas.


Los diversos aspectos del cambio climático ha comentado en su paso por Chile el biólogo marino y presidente del Museo de Historia Natural de París, Gilles Beouf, quien conoce bien nuestro país tras haber vivido aquí un total de tres años en diversas estancias entre 1985 y 1998.

Beouf estuvo recientemente en Antofagasta en el festival científico “Puerto de Ideas”, gracias a la gestión del Instituto Francés de Chile. Hoy brindará la conferencia: “Luz y biodiversidad”, en el ex Congreso Nacional (Catedral 1158), a las 10:00 horas, en un evento organizado por el mismo instituto y la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conicyt) en el marco del programa Explora.

Guilles Boeuf, en Puerto de Ideas Antofagasta.

Guilles Boeuf, en Puerto de Ideas Antofagasta.

En Antofagasta expuso sobre el tema “Cambio climático: múltiples perspectivas de un problema complejo”. “En 1896, el químico sueco Svante Arrhenius, fue el primer científico en elaborar una teoría respecto a cómo los cambios en la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera podrían alterar la temperatura de la tierra a través del efecto invernadero”, señaló en víspera de esa exposición.

“Tuvo que pasar más de un siglo para que un tema intrínsecamente científico que trataba de entender este proceso que hoy llamamos cambio climático empezara a permear en nuestro día a día en aspectos que van desde definir el tipo de electricidad que debemos tener en el futuro, a si los glaciares van a sobrevivir los aumentos de temperatura, o qué va a suceder con nuestras ciudades y actividades productivas”, indicó.

En este panel se discutieron múltiples perspectivas acerca del cambio climático, desde una escala global a la de las especies, desde las evidencias científicas a las políticas públicas que pretenden mitigar las emisiones, y aumentar la capacidad humana de adaptación a los cambios que vienen.

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Pérdida de biodiversidad

La pérdida de la biodiversidad que ha sufrido el planeta, incluido Chile, es uno de los temas que más preocupa a Beouf. “Yo estuve acá entre 1987 y 1990 y había poca conciencia entre mis amigos chilenos. Me preocupó mucho el tema del bosque nativo y de la sobrepesca y tenía poca recepción de mis amigos chilenos. El interés y preocupación por estos temas vino después”, recuerda.

Aunque admite que hoy la situación es distinta y hay más consciencia, recuerda cuando estuvo en Talcahuano y pudo ver con sus propios ojos los efectos de la explotación forestal y marítima. “Me pregunté, ¿cómo podemos desarrollar un país como Chile sin matar la naturaleza y sin sobreexplotar? Y creo que es posible, porque en Chile tenemos 16 millones de habitantes en un país que es 1,5 más grande que Francia”, que cuenta con 66 millones de residentes.

“Pienso que es un tema global sobre el cual reflexionar, sobre la capacidad de desarrollar con armonía un mundo económico chileno sin una apertura total, como lo hicieron en el pasado. Un ejemplo de eso fue la sobreexplotación de la pesca, que no se entiende, también lo del bosque nativo. ¿Dónde ahora podemos ver bosque nativo en Chile? Todo desaparece y lo que ocurre después es problemas de fuegos de incendios, problemas de contaminación, una agricultura demasiado intensiva, etc”.

Guilles Boeuf, de visita en el Museo de Historia Natural de Santiago

Guilles Boeuf, de visita en el Museo de Historia Natural de Santiago

La explotación pesquera ha sido uno de los pilares fundamentales del modelo económico neoliberal, con graves efectos para la fauna marina. “Lo que vi en los océanos, también lo vi en el bosque del sur, lo vi en los lagos, porque se puede permitir que una o dos empresas desarrollen el salmón en los lagos, pero son cien. Con esto se llega a una situación en que estamos matando el capital biológico y geológico de Chile”.

Para el científico hay que preguntarse cómo Chile puede sacar  provecho de su gran biodiversidad con una repartición de las riquezas mucho más efectiva que la actual. “La pregunta que hay que formular es cómo repartir el capital chileno, incluyendo un hecho fabuloso: el capital renovable es la vida y hay que explotarlo razonablemente, tanto a nivel de los océanos como del continente”.

Gilles cree que eso se puede hacer con un poco más de imaginación y participación global. “Pienso que es posible, esto es un mensaje político y ecológico, porque para mí, no es por nada que la ecología es un movimiento político”.

En vísperas de Antofagasta, el científico advirtió que en tres o cuatro siglos la humanidad ha agotado los recursos fósiles de combustible acumulados durante cientos de millones de años. Las especies desaparecen del planeta a una velocidad de 100 a 500 veces mayor que la “tasa de extinción natural esperada”, estimada en los últimos 500 millones de años, en un período de tiempo en que han ocurrido cinco extinciones masivas.

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Graves consecuencias

Sin duda la pérdida de la biodiversidad mucho más grave de lo se piensa. “Hoy en día hay que tomar en cuenta el hecho que la pesca y el cultivo marino ha provocado una baja de los recursos. Hemos capturado todos los grandes peces del océano. Nosotros estimamos que en 15 años, y esto no es únicamente en Chile, hemos matado entre el 70 y el 90% de todos los peces grandes del océano”.

“No estoy para nada contra la pesca, pero estoy contra la pesca estúpida, que se han creado con estos sistemas”, señala.

El científico estima que es necesario mantener el nivel de explotación debajo de la capacidad de regeneración. “Se puede hacer, sólo con eso podemos salvar la pesca y el bosque nativo, pero eso necesita una voluntad política y una organización política”.

Como ejemplo de la extinción de especies en el último siglo pone como ejemplo el delfín del río Amarillo en China en el 2007. “Como humanos no somos muy conscientes de las extinciones, porque finalmente lo que desaparece son invertebrados del suelo o plantitas desconocidas. Estimamos que actualmente en el planeta desaparecen tres especies por hora”, advierte.

Agrega que en Europa la pérdida de especies ocurrió principalmente durante el siglo pasado. “Hoy esto ya no es tan frecuente, (actualmente) los sectores más afectados son las selvas tropicales, en el Congo, Amazonas, en Nueva Guinea y en Indonesia y en el mar en los arrecifes de coral que actualmente pierden individuos de manera muy intensa. Es muy preocupante. Más de la mitad de los animales vertebrados han desaparecido, no en términos de especies, sino en términos de número de individuos, en menos de 40 años”.

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Adaptaciones

Uno de los temas científicos de relevancia en la actualidad es por qué algunas especies alcanzan a adaptarse a los cambios y otras no.

“Eso es interesante porque se plantea que muchas especies desaparecen pero hay otras que aparecen. Sabemos que en la naturaleza, cuando nada cambia afuera, no se mueve mucho y tenemos especies que siguen igual. Es el caso del océano actualmente, que contiene muchas menos especies que los continentes porque es muy estable, pero cuando las cosas cambian, obligan a  la naturaleza a reaccionar introduciendo nuevas especies”, explica.

“La naturaleza contesta a los efectos del ser humanos produciendo nuevas especies, el problema es que no tiene tiempo de aparecer porque destruimos también los ecosistemas y el resultado es muy negativo, porque hay muchas más especies que desaparecen o están muy disminuidas que las que aparecen”, reflexiona.

Para Boeuf, el error más grande es imaginar al hombre en un lugar y a la naturaleza en otro. “El humano está totalmente incluido en la naturaleza y por eso cada vez que afectamos a la naturaleza, nos afectamos a nosotros mismos. Estamos en permanente autoagresión”, que se manifiesta además en más de 300 enfermedades nuevas en el ser humano desde 1940 debido al cambio climático.

“Por ejemplo, el ébola. Eso ha ocurrido porque hemos abiertos el bosque nativo de Gabón de murciélagos. Hemos cambiado las bacterias que habitan dentro del cuerpo, y este cambio desencadenó un efecto fuerte sobre el ser humano, incluyendo la diabetes, la obesidad, y las enfermedades degenerativas del cerebro, como el alzheimer”.

Remedios

Para debatir estos problemas, el especialista organizó dos congresos en Europa, uno en el 2010, llamado “El humano capaz de adaptarse a sí mismo”, y el segundo el año pasado, titulado “¿El humano es capaz de aceptarse?”.

La cuestión era “si somos capaces de aceptar lo que estamos preparando con esta actividad loca sobre la naturaleza. Estamos matando la gallina de los huevos de oro, no podemos seguir con esto adelante, tenemos que cambiar, podemos cambiar, la pregunta es cómo lo hacemos. Bueno, con mucho más respeto, mucho más humildad, mucho más intercambio”.

Por ejemplo, en la pesca, “tenemos que mantener el 30 por ciento de las diversidad sin tocarlo para que se pueda reproducir en buena forma”.

“Hoy estimamos que vivimos como si tuviésemos adelante a tres planetas, pero tenemos uno y vivimos por encima de nuestros medios. La pesca se puede totalmente salvar, pero hay que parar el esfuerzo de pesca un par de años, y luego continuar pero con leyes más claras de explotación, que se respeten. y poner en reserva algunas partes del mar chileno”, pide.

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