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«La enfermedad del Conejo»: cuentos escritos en décimas que rescata la tradición chilena Cuenta la historia de varios animales típicos de Chile

«La enfermedad del Conejo»: cuentos escritos en décimas que rescata la tradición chilena

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Marco Fajardo Caballero
Por : Marco Fajardo Caballero Periodista de ciencia, cultura y medio ambiente de El Mostrador
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“La enfermedad del conejo y otros cuentos en décimas” (Editorial Lom) es una obra del periodista Lautaro Muñoz, quien escribe bajo el seudónimo de Eustaquio Pérez, ilustrada por Marcelo Escobar. “Los personajes son humildes, algunos de ellos muy talentosos, pero no se vuelven locos con la fama”, destaca el autor. “Entre tantas historias de superhéroes, creo que es bueno contarles a los niños cuentos de personajes sencillos”.


«La enfermedad del conejo y otros cuentos en décimas», un libro para niños en décimas, que cuenta la historia de varios animales típicos de Chile, acaba de presentar mediante la editorial Lom el periodista Lautaro Muñoz, quien escribe bajo el seudónimo de Eustaquio Pérez (Santiago, 1966), con ilustraciones de Marcelo Escobar.

En un recorrido por el país desde Atacama hasta Aysén, Pérez nos relata las aventuras de curiosos personajes: el guanaco que jugaba a la pelota en Parinacota, el lagarto corredor de Atacama, el burrito de Andacollo, el pelícano pintor de Valparaíso, el conejo memorión que se salva por un recuerdo de infancia, el búho Tucúquere de la cordillera de Nahuelbuta y la difícil historia de la oveja Miel, de Aysén.

 

“Era un pelícano artista/que dibujaba en la arena/esas preciosas escenas/que recreaban la vista”, comienza el libro bajo el primer subtítulo de “El pelícano pintor”.

“Eustaquio nos sorprende no sólo por los entrañables personajes que nos describe, sino también porque nos relata estas historias en la tradición de la décima espinela encuartetada”, señala la reseña editorial.

“Esto quiere decir que los versos de la cuarteta inicial son el pie forzado para las décimas que prosiguen, y así cada cuento termina con una décima de despedida. De esta manera nos muestra la diversidad de la fauna nacional, compuesta por especies originarias del territorio y por otras que, llegadas desde afuera, se han adaptado al ecosistema, conviviendo en los paisajes rurales y urbanos de Chile”, agrega.

El tuitero payador

Muñoz empezó a escribir décimas y cuartetas en 2009, primero como una entretención. Las enviaba a programas de radio y empezó a publicarlas en Facebook y un blog. Luego creó una cuenta de Twitter con el seudónimo de Eustaquio Pérez –“Tuitero payador”- donde subía coplas con comentarios de actualidad. Ya tiene 13 mil seguidores.cuentosendecimas2

“Es el formato literario en que yo trabajo”, cuenta. “Siempre he admirado a los payadores chilenos, no a los seudo payadores que salen en la tele, sino a gente como Pedro Yáñez, Hugo González, Cecilia Astorga o Manuel Sánchez”.

A Muñoz le gustan las posibilidades que da la métrica para contar historias y considera que este formato “está en el ADN chileno desde que llegó desde España. Para los niños también resulta natural leer o escuchar historias con el ritmo que dan los versos”.

La idea del libro, en tanto, surgió ante la necesidad de hacer algo más perdurable. “Y como cuando mi hijo y mis hijas eran pequeños les inventaba cuentos, pensé en crear cuentos infantiles”. El proyecto recibió otro impulso en 2011, cuando otro libro suyo ganó el Fondo del Libro a los creadores emergentes.

Una de las cosas llamativas es la diversidad de los personajes. “Yo conozco buena parte de Chile y se me ocurrió ubicar como personajes a nuestra fauna ubicada en su hábitat”, explica Pérez. “No sólo animales originarios, sino en general los que viven aquí. El guanaco es, por ejemplo una compañía habitual del paisaje altiplánico”.

Los cuentos de Eustaquio Pérez mezclan la fantasía con la realidad de cada región. El guanaco que juega a la pelota nace “porque es el sueño de muchos niños chilenos que ven triunfar a (Arturo) Vidal o a Alexis (Sánchez). El cuento apunta a que no todo es la fama y el dinero, sino que la alegría de jugar es lo más importante”.

La llegada del dibujo

La participación de Escobar (Santiago, 1970), en tanto, fue una idea de Lom. “Yo estuve de acuerdo, porque me mostraron su trabajo y me pareció muy bueno. Después el fue enviando los dibujos y logró captar el sentido de las historias. Quedó así un libro muy coherente entre texto y gráfica”, celebra el autor.

Aunque el ilustrador – Premio Amster/Coré al diseño editorial y la ilustración por su libro “Mito del Reyno de Chile, invención ilustrada de un Chile secreto” (2010)- no había tenido la oportunidad de trabajar con el público infantil, la temática y el estilo en que fueron creados estos cuentos lo fascinaron, en virtud de tratarse de “un libro con temas chilenos, escrito en décimas y con animales, y es más, animales profundamente identificables con nuestra tierra”.

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“Los personajes son  humildes, algunos de ellos muy talentosos, pero no se vuelven locos con la fama”, destaca el autor. “Entre tantas historias de superhéroes, creo que es bueno contarles a los niños cuentos de personajes sencillos”.

Lo dice un autor que dice leer de todo, para quien las influencias para este libro eventualmente provienen de libros de infancia como los «Cuentos de la selva», de Horacio Quiroga, “o en unos libros ilustrados que publicaba Quimantú cuando yo era muy chico. Pero la mayor influencia está en los payadores y su arte”.

Guiños a los 60

Escobar relata que uno de los detalles que tomó en cuenta para desarrollar los personajes fue la asociación de sus personalidades con detalles reveladores en su indumentaria, “pequeños guiños a estéticas de los antiguos dibujos animados”.

Así el pelicano luce una boina y una polera a rayas, atuendo legado por la cultura popular y que se asocia a la bohemia francesa, mientras el búho luce en su sabia cabeza el birrete universitario y el burrito un artesanal chaleco nortino.

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“Hay señales en los personajes que se interpretan con la cultura popular y el arte moderno, como la picassiana cara de los guanacos y cierto aire crepuscular y romántico en la muerte del zorrito. Creo que conseguí dar al libro, aparte de las excelentes decimas de Eustaquio, una comunicación fluida con el texto, ese aire de chilenidad expresado en pequeños detalles, saludos a la nostalgia de un chile vernáculo, de aires republicanos, como es el caso del perro fito”, complementa.

Este artista reconoce influencias de la época dorada en el dibujo chileno, como son los años 60, con autores como Hervi, Palomo, los hermanos Vivanco, Pepo, Lukas y Fernando Krahn,  Oski y “el siempre querido Quino. Intenté dar una mirada afectuosa a los dibujos, como la que vi en mis primeros libros, aquellos que iluminaron mi infancia”.

El libro también le adeuda a “Perico trepa por Chile”, ese clásico maravillosamente ilustrado por Marta Carrasco, “emparentado de alguna manera con este viaje por Chile contado en décimas por Eustaquio”, y a la serie de varios tomos de los «Cuentos folclóricos de Chile» de Yolando Pino Saavedra, con ilustraciones de Julio Palazuelos, que relata esos ancestrales relatos de nuestro campo.

“Conozco y valoro esos libros, auténticos esfuerzos de texto e imagen para exaltar nuestras raíces, una tradición en la que el libro de Eustaquio se inscribe con honores”, concluye Escobar

 

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