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La potencia visual de la música afrobrasileña de Naná Vasconcelos

La potencia visual de la música afrobrasileña de Naná Vasconcelos

El percusionista brasileño llega para presentar “O bater do coração”, una invitación a descubrir la selva por medio de la música. Historias, sensaciones, tranquilidad y conexión se vierten en el escenario cuando Vasconcelos toma el berimbau fabricado por él mismo y lo hace sonar junto con su cuerpo y su voz. El músico llega a Santiago en el marco de la primera réplica de Womad Chile y se presentará hoy miércoles 10 de junio en el Teatro Nescafé de las Artes.


Desde Brasil llegó Naná Vasconcelos al frío otoño santiaguino para mostrar un espectáculo que mezcla la potencia de la música de la naturaleza y las percusiones originarias de África y Brasil. A través de las sonoridades que genera con estos instrumentos en conjunto con su voz logra trasladar a los auditores a un escenario desconocido para muchos, pero que se hace presente al imitar el ambiente musical de la selva.

El músico regresa a Chile luego de presentarse en el Parque Araucano hace exactamente un año. Oriundo de Recife, Naná Vasconcelos se pasó 27 años en Nueva York y cinco en París desarrollando su capacidad musical, especialmente con el berimbau, y mostrando una forma inédita de ver la música:

Ha trabajado con músicos brasileños como Milton Nascimento, Egberto Gismonti, Caetano Veloso, Marisa Monte y Mundo Livre S/A. En Nueva York formó el grupo Codona junto a Don Cherry y Colin Walcott, además de participar con la banda del guitarrista Pat Metheny. Además, grabó con músicos de renombre mundial como el recientemente fallecido B.B. King, el violinista francés Jean-Luc Ponty y con el grupo de post punk Talking Heads, liderado por David Byrne.

La percusión es una orquesta

La voz es acompañada por instrumentos como el berimbau, gong, tambor de axila, conga, caxixi, una ollita, maracas y un udú transparente, la mayoría fabricados por el mismo Vasconcelos con materiales naturales. Así, compone piezas musicales que representan historias, lugares de su país y los cuatro elementos de la naturaleza: agua, aire, tierra y fuego.

“Yo uso la percusión como si fuera una orquesta”, afirma el músico. Cada instrumento es capaz de generar un ambiente cuando es tocado por Vasconcelos, quien además vincula el objeto a su cuerpo y su voz para producir composiciones capaces de llevar al trance. Es la mezcla de la corporalidad con las sensaciones el producto que sacude al público y le permite abandonar la realidad inmediata durante un concierto.

Workshop impartido por Nana Vasconcelos en Fundación Cultural de Providencia

Workshop impartido por Naná Vasconcelos en Fundación Cultural de Providencia

Además el brasileño asegura creer “en la potencia visual que tiene la música”, ya que es capaz de evocar imágenes vinculadas únicamente con sonidos. Es por esto que el músico se ha propuesto dar a conocer una realidad tan desconocida como la selva del Amazonas, un paisaje natural cargado de vida y sabiduría. Si bien el percusionista explica que para entenderla es necesario verla, explica que a través de los sonidos es posible acercarse a esa realidad.

“La sonoridad del agua de lluvia cayendo entre la selva es increíble. Es una experiencia para vivir, explicarlo aquí es estúpido, pero las personas se dan cuenta que la música es de la lluvia”, señala Vasconcelos.

A pesar de ser percusionista, en algunas ocasiones Naná Vasconcelos se desprende de los instrumentos y sólo emplea su voz, a la que denomina “el primer instrumento”. Y es esa voz la que narra historias, pero por medio de los sonidos. “La idea es transportar al público hacia la selva a través del sonido”, explica.

Lengua Materna: Trabajo con niños

En 2008 Vasconcelos emprendió un proyecto que hasta el día de hoy lo satisface profundamente y lo hace sentir “útil, siento que sirvo para algo positivo”. Se trata de Lengua Materna, un experimento socio musical que reunió a 120 niños de Angola, Portugal y Brasil con el objetivo de vincularlos con la música y generar una orquesta. El resultado final de esa instancia se presentó en la ceremonia del aniversario 50 de Brasilia con la orquesta sinfónica de la ciudad.

África, Europa y América, tres continentes vinculados por el portugués y por la historia del pueblo brasileño. Este es el punto de partida de Vasconcelos, quien buscaba retribuir lo que África y Portugal le dieron a Brasil, especialmente en términos de la música tradicional. Esto mismo lo transmite a los pequeños brasileños que son parte de sus talleres.

“Cada canción viene de una región de Brasil, así el niño aprende sobre Brasil a través de las canciones. Ese proyecto se llama Lengua Madre, porque son tres continentes que hablan la misma lengua, el portugués.”, agrega.

La música es utilizada por el percusionista como un medio para influir y ser una autoridad en los niños o el futuro del mundo, como él mismo expresa. Este instrumento de cambio permite captar la atención de los menores y transmitirles valores de responsabilidad, todo gracias a la vinculación emocional que se logra con la música.

“Sacar al niño que todos tienen dentro”

La música libera, entrega paz y tranquilidad, es un elemento poderoso capaz de llegar al espectador por medio de la emocionalidad y la corporalidad. Sin embargo, Vasconcelos afirma que para transmitir sensaciones no se puede forzar nada, debe darse de manera natural y espontánea. “El viaje debe darse natural y tiene que ser de cuerpo y alma”, manifiesta el músico.

“Cada uno de nosotros tiene un niño dentro y con la música ese niño sale. Esa es la idea del show, hacer que salga el niño que todos llevamos dentro. Es una terapia”, explica Vasconcelos como eje de su música.

El pasado martes el percusionista realizó un workshop orgánico en la comuna de Providencia, al que asistieron personas de todas las edades para participar de más de dos horas de trabajo de coordinación corporal. En esa instancia el músico guió a los asistentes en la creación de sonidos con los pies, las manos y la voz, para generar un ambiente de catarsis.

“La gente estuvo maravillosa, no querían parar, porque eso les hace salir el niño que tienen dentro. Se sentían tranquilos, descansados, que sacaron todos sus problemas. Están simplemente viviendo el momento”, expresa el percusionista Naná Vasconcelos.

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