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Gypsy jazz: La vertiente callejera y popular del jazz que cautiva a los músicos chilenos

Gypsy jazz: La vertiente callejera y popular del jazz que cautiva a los músicos chilenos

El género se caracteriza por un ritmo vertiginoso e incansable, que no deja de lado el virtuosismo propio del jazz. Se trata del jazz gitano, un estilo que llegó a Chile en los años 40 y que se ha instalado a través de la fusión. Actualmente existen decenas de bandas nacionales que se han dedicado a preservar el gypsy jazz y llevarlo a la calle, la vitrina más concurrida de la ciudad. Hablan De Perilla, Gypsy Trío, Bangar Manouche y La Nelson Domínguez.


Bases de guitarras acústicas acompañadas por otros instrumentos de cuerda como el contrabajo y el violín, matizados en distintos casos con vientos y acordeones. Una atmósfera que rememora el ambiente bohemio de los bares y clubs de los años 30 y 40, que en Chile ha inspirado géneros como el jazz guachaca de Roberto Parra. Desde hace más de una década músicos nacionales han rescatado este género y le han dado vida a una ola de jazz gitano chileno.

Acuñado por el guitarrista belga Django Reinhardt, el también denominado jazz manouche es la primera fusión del jazz fuera de EE.UU. en la década del 30. Reinhardt partió de su base gitana natal y la sumó con el swing, el waltz mussete y el hot jazz norteamericano para crear un estilo popular que  se ha masificado en Europa y América. En Chile hacia 1940 ya existían bandas que tocaban este estilo, con exponentes como el guitarrista Luis Silva y su “Quinteto Hot Swing de Chile”, tanto como el porteño Pablo Garrido, y más tarde Panchito Cabrera.

Gypsy Trío

Gypsy Trío

Devolver el jazz a su origen

Un estilo que nació entre la cultura afroamericana de EE.UU. como un manifiesto de identidad, pero que con el pasar de los años fue tomado por la elite para ser llevado a espacios exclusivos. Frente a esto el gypsy jazz se levanta para reivindicar la raíz del jazz y devolverlo a los bares y callejones de los que proviene.

“El jazz comenzó de una mezcla de culturas, desde la influencia de la música de las marchas militares y la música afroamericana a principios del siglo pasado. Entonces notamos que la integración ha sido fundamental para su creación, y este tipo de cosas siempre suceden en los bajos mundos, en donde todos son iguales y no hay segregación”, señala Sebastián Gómez de Gypsy Trío.

Por su parte, Roberto Tapia de De Perilla destaca la contradicción del jazz que lo ha llevado a distanciarse de sus principios. “El Jazz no siempre ha sido una música de elite. Sus orígenes se remontan a épocas donde el jazz era contestatario, subversivo y de revolución. Curiosamente, con el tiempo se ha convertido en música elitista, de difícil acceso para muchos, y eso incluye al jazz gitano”.

Para todos los gustos

Los músicos nacionales de jazz manouche coinciden en que los factores que han permitido al estilo cautivar al público chileno se relacionan con su contenido acústico canalizado en la infaltable guitarra. Un lenguaje informal que se mezcla con una cercanía en términos instrumentales con el folklore nacional y el ritmo bailable de sus melodías.

“Creo que la masividad del género del jazz gitano, dice relación con lo popular. Es sin duda un lenguaje que acá se ha dado mayormente en la calle. Y claramente los últimos años ha revivido ese espíritu de lo popular. Eso que se genera en la calle, en la plaza, donde la gente se toma el espacio público para poder crear, para poder decir algo”, manifiesta Nicolás Zárate de La Nelson Domínguez.

De Perilla

De Perilla

En De Perilla se inclinan hacia un valor nostálgico que rememora épocas pasadas. “Creemos que el estilo se ha popularizado porque mucho del repertorio de la música que tocamos lo escuchaban nuestros abuelos. Al mismo tiempo, los jóvenes vuelven a valorar y cultivar esta música, lo que se traduce en un creciente gusto e interés por nuestra cultura popular y la revaloración por parte de las nuevas generaciones”, señala Roberto Tapia.

Así, en Bangar Manouche valoran el género en su totalidad. “Este estilo de jazz, al tener un carácter rítmico, contagia a la gente y lo hace más entretenido y menos intelectual, a pesar del virtuosismo propio de los solistas. Además tiene un carácter romántico propio de la época, así también ese ingrediente gitano inevitable. Los comentarios de la gente tienen que ver con eso, les parece entretenido, dinámico, dan ganas de bailar”, agrega Nelson Vera.

Instrumentos que suenan en el parque

Hace más de un año cientos de personas se están congregando en plazas de Santiago en torno a la música, pero no a cualquier estilo, el responsable es el gypsy jazz. Con las redes sociales como único canal de comunicación la banda De Perilla ha instaurado las jam o encuentros de improvisación, donde el objetivo en primera instancia fue generar un espacio de reunión y lazos entre los músicos vinculados al género. Actualmente el foco se ha ido movilizando hacia el empoderamiento del espacio público.

Para este año las jam han llegado a convocar mil personas en un evento callejero que no precisa permisos ni previos papeleos y que se ha tomado espacios como el Parque O’Higgins, Parque Bustamante y Plaza Ñuñoa. Es un acto ciudadano que refleja la necesidad de los santiaguinos de hacerse parte de su propia capital y que se ha visto potenciada gracias a la participación de bailarines de lindy hop.

Bangar Manouche

Bangar Manouche

La agrupación nacida en 2009 está integrada por Roberto Tapia (director musical, guitarra, voz), Camilo Curilén (guitarra), Guillermo Cortés (contrabajo), Isaías Zamorano (saxo alto) y Sebastián Abuter (clarinete) y se ha dedicado a cultivar y a re-interpretar el jazz guachaca de Roberto Parra. Actualmente se encuentran en proceso de grabación de su primer disco con miras a ser lanzado a fin de año, además en septiembre serán parte del festival de Jazz Gitano de Colombia.

“Ahora la instancia ha abierto otras aristas, ya que realizarlo en la calle ha implicado una toma de conciencia sobre el uso legítimo de los espacios públicos. Sin haberlo propuesto nos dimos cuenta que las jam han sido un reflejo afortunado del hecho de tomarse los espacios públicos de manera creativa”, agrega Roberto Tapia.

De la academia a las calles

Gypsy Trío es un conjunto vigente desde 2008 con los guitarristas Cristóbal Gómez, Gabriel Montt e Ignacio Díaz, y Sebastián Gómez en contrabajo, quienes se encuentran en vías a lanzar su quinto disco y en breve comenzarán las grabaciones de su sexto álbum de estudio. La agrupación se caracteriza por poseer la formación académica del Instituto Pro Jazz, donde el jazz tradicional fue interceptado por la magia del manouche.

Para Sebastián Gómez el rigor académico no es un freno para desarrollar las libertades que entrega el jazz gitano al momento de tocar. “La formación como músico de jazz manouche posee el mismo objetivo, independiente de la formación de tengas. Ahora, la metodología puede ser distinta y eso depende de muchos matices de cada persona. Aún así, la idea es envolverte del lenguaje, los demás es puro tocar”, explica Gómez.

Sin embargo, es evidente que el estilo genera una fusión perfecta para cautivar a todo tipo de público en espacios masivos, como la calle. “En las primeras giras que tuvimos notamos que la reacción del público era muy acogedora y familiar. Creo que se debe a que en general este estilo se hace con instrumentos acústicos, igual que nuestro folclore. Además músicos como Panchito Cabrera, Roberto Parra e incluso Los Tres fueron responsables de que los chilenos tengan al jazz gitano en su inconsciente”, agrega el contrabajista de Gypsy Trío.

Festival Django Chile

Este año se realizó la sexta versión del festival Django Chile, un evento autogestionado por la banda de jazz gitano Bangar Manouche que nació en 2009 y que al día de hoy se ha transformado en la única plataforma de reunión para las bandas de este género. La organización ha ocupado clubes como Thelonious, El Perseguidor, Le Fournil y Meson Nerudiano, además del Centro Cultural España.

La agrupación Bangar Manouche, con más de diez años de carrera, colaboró con el músico Panchito Cabrera y hoy se encuentran trabajando en la producción de su primer disco de estudio. Integrada por Marcelo Salinas (guitarra), Miguel Jiménez (guitarra) y Nelson Vera (contrabajo), la banda fue invitada este año al Festival Django Argentina, invitación que han recibido en reiteradas ocasiones desde 2009.

Para Nelson Vera ha sido “una muy buena experiencia, desde conocer a muchos músicos, de diferentes lugares, músicos de Argentina, México, Europa y Estados Unidos. Además de la amistosa recepción de nuestros amigos en Buenos Aires que siempre nos tratan increíblemente”.

Gracias a esta instancia han generado una red de contactos con músicos extranjeros y ya han sido invitados a Guadalajara, México el próximo año y al Festival Django que se realiza en Medellín durante septiembre de este año. El contrabajista de Bangar Manouche reconoce que en la región el jazz gitano ha encontrado un espacio y ha facilitado vínculos entre países. “Ya en México, Argentina, Colombia y Chile se realiza el Festival Django y eso está generando el intercambio. La idea es llegar a generar un movimiento en la región”.

Perro de la calle, de La Nelson Domínguez

“Perro de la calle” es el nombre de la primera placa de La Nelson Domínguez, agrupación de jazz gitano que incorpora estilos latinoamericanos como la salsa, el festejo peruano y el songo. Se popularizaron luego de que en 2012 comenzaran a ensayar en la Plaza Brasil como una forma de socializar su música y dar solución a la carencia de espacio para trabajar. Y es ese lugar el que ha empapado sus canciones y les ha entregado una perspectiva particular.

“La plaza como centro social, donde confluyen diferentes personajes y donde se dan diferentes y ricas situaciones diarias, fue el germen creativo para la construcción de los distintos temas. El disco tiene un gran eclecticismo y eso fue dado por la plaza. Ese espacio creativo nos hizo indagar en distintos estilos musicales que nos parecía atractivo de fusionar. Por lo mismo la creación en colectivo fue un trabajo muy importante para el lenguaje musical del disco”, explica Nicolás Zárate, baterista de la agrupación.

La calle no sólo fue un insumo para su música, sino que también para generar una vida vecinal y una identidad con el barrio Yungay. Así lo afirma Sebastián Aravena, guitarrista de la banda:

“Compartíamos con la gente del barrio y nos empezamos a dar cuenta que era algo mucho más potente lo que estábamos haciendo, empezamos a tomar los elementos de lo cotidiano y le dábamos forma a la creación con los mismos momentos que vivíamos en la plaza. En ese contexto conocimos al Nelson Domínguez, un hombre maravilloso que lo único que quería era compartir, nos contaba sus historias y nos daba todo lo que podía según sus recursos y así otra gente de la plaza”.

La Nelson Domínguez se encuentra presentando su disco, con fechas próximas el 26 de junio en La Batuta y el 18 de julio en Club Chocolate.

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