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Eagles of Death Metal, las águilas de la muerte

Eagles of Death Metal, las águilas de la muerte

Resulta doblemente irónico que los ataques en el Club Bataclan se hayan perpetrado en un recital de una banda como Eagles of Death Metal. Según el mensaje de los terroristas, ellos habrían elegido ese evento porque era una banda que propiciaba la degeneración y la corrupción. Nada más irónico. Para los que conocen a la banda, la verdad es que nada tiene que ver realmente con el Death Metal. Como los propios músicos lo plantearon en su acto fundacional, esta agrupación intenta mediante una broma y el sentido del humor reunir diversas influencias musicales que van desde los Eagles (los de Hotel California) hasta el Death Metal.


A estas alturas, nadie puede estar indiferente ante las muertes producidas por los ataques terroristas en París.

Más allá de encontrar algo incoherentes a quienes pusieron banderas francesas en sus perfiles de Facebook y que no se conmovieron igual con las víctimas de los atentados en Mali, o con los miles de civiles asesinados en Siria por las bombas francesas y rusas; ni por los niños pequeños masacrados por tanques en la franja de Gaza; nadie, medianamente civilizado puede estar realmente a favor de la muerte. Nadie. Menos cuando se trata de inocentes.

Siempre habrá personajes desquiciados dispuestos a justificarlo todo, como los seguidores de Hitler, o partidarios de las violaciones a los DDHH en la dictadura de Pinochet o algún geniecillo como quien propuso volar con dinamita un centro comercial del sector oriente, porque ahí iban los ricos.

Pero así es la vida. A veces, la gente no comprende a los metaleros, porque la temática es siempre vinculada a la muerte, al demonio y a la destrucción; pero debemos advertir a las personas miedosas o represivas que esto es solamente arte.  Son metáforas, son invenciones, recursos creativos para expresar la angustia existencial del fin del mundo y la opresión. Porque no conozco a un metalero real que realmente quiera destruir el mundo o que espere el advenimiento de Lucifer.

Por eso, resulta doblemente irónico que estos ataques se hayan perpetrado en un recital de una banda como Eagles of Death Metal.  Según el mensaje de los terroristas, ellos habrían elegido ese evento porque era una banda que propiciaba la degeneración y la corrupción. Nada más irónico.

Para los que conocen a la banda, la verdad es que nada tiene que ver realmente con el Death Metal.  Como los propios músicos lo plantearon en su acto fundacional, esta agrupación intenta mediante una broma y el sentido del humor reunir diversas influencias musicales que van desde los Eagles (los de Hotel California) hasta el Death Metal.

Escuché su disco casi completo y a menos que me haya quedado sordo, no escuché ahí nada que me hiciera sentir cerca del Death Metal.

Claramente, un metalero sin sentido del humor (conozco algunos), podría decir que esta banda ha corrompido las bases de ese estilo musical, que se han burlado del Death Metal.  Pero de ahí a pensar en matarlos, hay mucha distancia y realmente, escaso sentido del humor.

Si quiere conocer algo realmente metalero y que está en las fuentes mismas del metal, vaya este domingo 13 de Diciembre al Club Kmasú Premiere (Blanco Encalada 2850, Santiago)  y deléitese con VENOM, una de las bandas pioneras del thrash metal, fundadora de este movimiento musical, del cual proviene el Death Metal. Esta banda inglesa,  son los padres del Black Metal o al menos los primeros en acuñar esa descripción. Vienen dos de los tres miembros originales, en un show que promete ser muy intenso, oscuro y destructivo (en términos metaleros ojo, nada de terrorismo), al ritmo de Venom. La banda tiene más de 30 años de carrera y cerca de 20 discos entre oficiales y bootlegs. Derechamente imperdible. Sí, habrá calaveras, poleras negras y un cierta “mala actitud”, pero no se asuste, no habrá muerte ni crímenes, sólo metal del bueno.

Y así como en la música se usan las alegorías y las metáforas, en el cine es igual.

Este sábado 5 de Diciembre el colectivo de cine de horror Madhouse Chile, organizará su XXI Maratón de cine de horror en el bar Atico (Irarrázaval 1060, Ñuñoa), en la que se exhibirán varias creaciones de terror y fantasía, entre ellas los cortometrajes “Necrolovers” y “Súper M” del cineasta chileno Víctor Uribe.

El primero, con gran actuación de Pancho Melo,  ganó varios festivales internacionales (entre ellos el de Transilvania)  y el último premio nacional Pedro Siena en su categoría.

El segundo, es una clara muestra del escaso sentido del humor que reina en las mentes estrechas, las mismas que temen al demonio que aparecería si escuchas Heavy Metal; es el cortometraje  en el que con efectos especiales de nivel hollywodense, una madre vuela la Torre Costanera Center para permitir que su hijo pequeño pueda seguir viendo el cerro desde su cuna. Una metáfora sobre el crecimiento descontrolado y despiadado de los grupos de poder económico que llegan a poner sus intereses y ganancias por sobre las necesidades del ser humano…. ¿le suena conocido? Sí, está de moda parece. Esto le costó al autor casi ser excluido de los circuitos comerciales de cine. Pero es solamente arte, es una representación de una idea con belleza y creación. No un llamado a tirar bombas ni matar.

Igual que con Eagles of Death Metal, que aunque no eran Death Metal, no merecían en ningún caso, lo que les pasó.

Disfrute la vida, vea cine y rock del bueno. Y gánele al miedo y al terror real, que no está ni en las pantallas, ni en los escenarios, sino que lamentablemente en otros lugares más cercanos y familiares.

¡Qué viva el rock!

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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