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«Huenchumilla, la historia del hombre de oro», de Pedro Cayuqueo Reseña al último libro de Pedro Cayuqueo

«Huenchumilla, la historia del hombre de oro», de Pedro Cayuqueo

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La narración del libro es muy coloquial, está escrito así tal cual como el periodista habla en sus conferencias, entregándonos relatos llenos de emociones e impresiones que van generando sorpresas y en algunos momentos mucha risa por el uso de las ironías y la manera de retratar a algunos de los actores políticos chilenos y mapuche que se mencionan. Un par de ejemplos: “Huenchumilla –escribe Cayuqueo- fue a ojos de muchos el Marcelo Bielsa de los intendentes regionales”.


El libro (Catalonia, 2015) del periodista Pedro Cayuqueo puede tener muchas lecturas. Se trata, por un lado, de una mirada a los dirigentes políticos mapuche del siglo XX-XXI, entre los que el autor suma al ex intendente Francisco Huenchumilla, porque hoy es parte de la historia de su pueblo. También trata sobre la «idea del Wallmapu», del pueblo nación mapuche binacional y bioceánico, que extendía sus fronteras del Atlántico al Pacífico. Es a su vez la historia familiar de Huenchumilla, que se extrapola a la historia social de miles de mapuches que comienzan a sufrir la extrema pobreza producto de la guerra, la derrota y el despojo, así como la negación de la identidad cultural y la diáspora a las ciudades.

Por último, es también una mirada a la historia no resuelta del conflicto de Chile con los pueblos originarios, a las consecuencias de ejecutar tempranamente políticas de negación e invisibilización, luego de asimilación e integración a la sociedad nacional, y posteriormente, con el arribo del indigenismo latinoamericano de la década del ‘70, la generación de políticas indígenas que abordan, -pero laxamente- el reconocimiento de la otredad. Son políticas que no permiten avanzar en un “reconocimiento real”, que disminuya la violencia política y étnica, que favorezca la autodeterminación y la participación política de la diversidad sociocultural del país.

La narración del libro es muy coloquial, está escrito así tal cual como el periodista habla en sus conferencias, entregándonos relatos llenos de emociones e impresiones que van generando sorpresas y en algunos momentos mucha risa por el uso de las ironías y la manera de retratar a algunos de los actores políticos chilenos y mapuche que se mencionan. Un par de ejemplos: “Huenchumilla –escribe Cayuqueo- fue a ojos de muchos el Marcelo Bielsa de los intendentes regionales”. O en referencia a la visita de Huenchumilla al diputado Venancio Coñuepán, siendo el ex intendente un joven estudiante de leyes. “Huenchumilla lo visitó en el Congreso. De pura curiosidad, reconoce hoy. En aquellos años Coñuepán era el mapuche más conocido del país. Una especie de Aucán Huilcamán pero sin melena al viento y apegado a los protocolos de la institucionalidad winka”.

No obstante, es una narración que está muy bien documentada, con referencias a estudios académicos actualizados, la mayoría de estos de la intelectualidad mapuche contemporánea como José Marimán, Víctor Naguil, José Ancán y Fernando Pairicán. También utiliza otras fuentes, de estudiosos y escritores chilenos y argentinos, situaciones comparadas de otros países, etc. El libro de Cayuqueo muestra de manera muy bien lograda una simbiosis entre la «historia política del pueblo mapuche» y la «historia social de las familias mapuche» que está representada a partir de la historia de vida de Francisco Huenchumilla y su reducción en la zona de Licanco.

Parte todo desde la invasión militar Chilena-Argentina, cuando son dos los ejércitos que invaden el Wallmapu o País Mapuche, que en aquel entonces aún se extendía en un gran territorio bioceánico. De entrada Cayuqueo deja de manifiesto una imagen poco habitual del Wallmapu. A partir de lo anterior, se va entretejiendo a la par la «historia social de una familia mapuche», la de Huenchumilla, con relatos sobre su abuelo, Juan Huenchumilla que lucha en una de las últimas batallas de 1881 contra el ejército chileno; sobre su padre, hablante del mapudungun que luego recibe formación militar; y su hermana, que hoy ya con «identidad recuperada» es una destaca dirigente de los funcionarios públicos en Temuco.

En este mundo, Francisco Huenchumilla fue socializado alejado de la «identidad mapuche», porque su padre opta por no educarlo a la usanza mapuche. Fue así que no le trasmitió el mapudungun ni las costumbres propias de la vida rural de las reducciones mapuches de aquel entonces, en la década del 40’, uno de los periodos más críticos de pobreza mapuche campesina. Fue una manera de protegerlo frente a la violenta discriminación racista y clasista de la sociedad chilena y regional que el mismo sufrió mientras estuvo en la institución militar.

Al mismo tiempo, Huenchumilla fue formado al alero de “educación misional de los padres capuchinos”, quienes lo acogen, cuidan de su crítica salud y cultivan su intelecto durante muchos años. Hasta que Francisco Huenchumilla se convierte en un hombre, un profesional abogado de la Universidad de Chile, con valores religiosos cristianos y una vasta cultura literaria y musical, con lo cual comienza su caminar en la política social en las filas de la democracia cristiana. Y finalmente se convierte en un hombre de Estado, que va asumiendo cargos tan importantes como la alcaldía de Temuco, Diputado, Ministro y dos veces Subsecretario.

El libro es también historia política contemporánea del pueblo mapuche. Cayuqueo nos muestra un «mundo político mapuche desconocido» dentro de la típica historia política chilena, que hasta ahora solo ha representado de manera monocultural los asuntos del poder como si tuviesen un carácter universal y se constituyesen sobre la base de principios de una democracia única. Esto último, sabemos, es artificial y sumamente debatido y rebatido desde a lo menos ya siete décadas. De manera tal van apareciendo en el libro un sin número de dirigentes con trayectorias muy destacadas, como Francisco Melivilú quien fuera el primer diputado mapuche, Manuel Aburto Panguilef, Venancio Coñuepán (ministro y diputado), entre tantos otros alcaldes y regidores presentes en la política nacional de Chile del siglo XX.

Con esto, el autor es capaz de relevar la idea de un pueblo-nación con capacidad de adaptación y tenacidad como para que un grupo importante de sus “dirigentes mapuche”, al mismo tiempo que ellos y sus parientes iban siendo violentados en sus derechos, emerjan públicamente, instalándose de diversas formas en los sectores regionales y sociales de poder en Chile. La vida y trayectoria de Huenchumilla, a juicio de Cayuqueo, serían evidencia de esta capacidad de adaptación.

Es al asumir la representación de Intendente de su región, La Araucanía, cuando Huenchumilla vuelca todo el conocimiento que va adquiriendo sobre el pueblo mapuche y comienza su transformación; de ser un hombre político tradicional, en un político que tiene visión indígena. Esto le permite desarrollar propuestas reparativas de las heridas y cicatrices, en mi opinión para sí mismo, pero diseñadas para una sociedad que asume como fragmentada. Y así es que el primer paso que da es pedir perdón a nombre del estado por todo lo sucedido. Y asume la tarea de ser un facilitador intercultural de procesos de reconocimiento indígena.

Sin embargo, su mayor dificultad sería encontrarse transversalmente con una clase política ignorante sobre los temas socioculturales, los derechos colectivos y la historia de los pueblos.

Magaly Mella, antropóloga y académica de la Universidad del Biobío.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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