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La vigencia estética y política de Cabaret Brecht–Weill, la obra que revive la ciudad fantasma de Mahagonny Crítica de ópera

La vigencia estética y política de Cabaret Brecht–Weill, la obra que revive la ciudad fantasma de Mahagonny

Con esta obra, Marcelo Lombardero debutó como «regisseur» y ha sido presentada en diversos escenarios desde 1994. “Cabaret Brecht-Weill es una obra de gran vigencia ética estética y política. Es un pieza musical atípica, compuesta por la dupla única de Weill-Brecht que cambiaron la manera de pensar el teatro musical, con personajes arquetipos que funcionan como una masa”, dice.


Cuatro prófugos y dos prostitutas son los personajes encargados de darle vida a Mahagonny. La ciudad “fantasma” creada solo para tener placer y donde la vida cuesta cinco dólares. No hay solidaridad ni justicia, y reina el “sálvese quien pueda”. Este espacio ilusorio es el contexto en que Brecht y Weill sitúan su aclamada crítica social, que hoy cobra gran vigencia.

Las Mahgonny Songspiel son seis poemas escritos por Brecht y musicalizados por Weill con temas populares como jazz y contemporáneos. Carece de una estructura dramática narrativa en que los hechos se presentan de manera lírica. La obra transcurre en alrededor de media hora, por lo cual el Cabaret Brecht–Weill se debió complementar con temas de Happy end y de la Opera de los Tres Centavos.

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Marcelo Lombardero, un experto en las resignificaciones, aquí plantea un sencillo escenario con una tarima cuadrilátera en el centro del escenario en el que se ubica una mesa y sillas, botellas y vasos;  es el bar, en el centro del ciudad, donde se juntan y negocian. La forma cuadrilátera de la tarima inspira un al ring de box que se presentó en el estreno de los Mahagonny Songspiel en el Festival de Baden- Baden en 1927.

Con esta obra, Lombardero debutó como regisseur y ha sido presentada en diversos escenarios desde 1994. “Cabaret Brecht-Weill es una obra de gran vigencia ética estética y política. Es un pieza musical atípica, compuesta por la dupla única de Weill-Brecht que cambiaron la manera de pensar el teatro musical, con personajes arquetipos que funcionan como una masa”, dice.

La orquesta ubicada detrás de un biombo transparente, lo que a los melómanos sorprende y asusta. ¿Dos pantallas en cada costado serán suficiente? ¿O es una vez más poner a Brecht delante de Weill para darle prioridad a lo teatral? El director Pedro Pablo Prudencio sorteó las enormes dificultades armónicas de esta partitura con maestría.

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La interpretación es sólida a cargo del tenor Pablo Pollitzer (Charly) y las sopranos María Victoria Gaeta (Jessie) y Cecilia Pastawski (Bessie). Junto a ellos Mariano Fernández (Bobby), Santiago Burghi(Billy) y Juan Pablo Labourdette (Jimmy) completan un conjunto homogéneo y afiatado.

Casi todos ya la habían realizado en La Usina de Buenos Aires, en el barrio de la Boca, uno de los más populares de la ciudad porteña hace un par de años. Habría sido un acierto, tal vez, que la locación escogida por FITAM hubiera sido similar para la propuesta santiaguina, ya que, el flamante teatro de Corpartes no va con el espíritu de Mahagonny.

 

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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