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Crítica de música: Dos excepcionales conciertos dotaron de esplendor al restaurado Teatro Oriente Orquesta Barroca del Nuevo Mundo y regreso de la Orquesta de Cámara de Chile a su casa original

Crítica de música: Dos excepcionales conciertos dotaron de esplendor al restaurado Teatro Oriente

Para cualquier ciclo de cámara contar con la Orquesta Barroca del Nuevo Mundo es un lujo “asiático”. Con el destacado concertino Raúl Orellana, la disciplinada orquesta maneja el temperamento de estilo barroco con máxima precisión. Al día siguiente, la orquesta estrella del Consejo de la Cultura, la Orquesta de Cámara de Chile tuvo un hito en su historia: regresar a su casa originaria con su temporada anual. Este año la orquesta podrá tener nuevas audiencias en Providencia sumadas a las tradicionales de Las Condes, Ñuñoa y La Estrella en la región de O’Higgins.


Sin lugar a dudas Providencia las lleva. El flamante Teatro Oriente, recién restaurado, abre un espacio relevante que permite que la oferta cultural tenga un mayor espacio en la comuna.
Esta semana asistimos a dos conciertos: el Ciclo de Cámara ( miércoles 11 de mayo) y el regreso de la Orquesta de Cámara de Chile a su casa original ( jueves 12 de mayo).

Para cualquier ciclo de cámara contar con la Orquesta Barroca del Nuevo Mundo es un lujo “asiático”. Con el destacado concertino Raúl Orellana, la disciplinada orquesta maneja el temperamento de estilo barroco con máxima precisión.

Los allegro y largo de las cinco obra de cámara de Vivaldi se fueron sucediendo en un crescendo que fluyó ágilmente en la atiborrada pequeña sala de la sede de la fundación de cultura de la comuna. Las intervenciones s del oboísta Juan Fundas y la flautista Ninon Dusollier fueron impecables, pero la del violinista Orellana simplemente extraordinaria. Este artista deslumbró con sus recursos técnicos como los timbres traslucidos de su violín barroco. Orellana entregó una interpretación simplemente inolvidable: logró conmover a la audiencia.

En las orquestas barrocas, los músicos del conjunto son a su vez excelentes solistas: el cuarteto de violines a cargo de Karla Bokaz, Diana Brown, Alvaro Carreño y Camila Pérez, junto a la viola Paulina Sauvalle, al violonchelo de Violeta Mura y el contrabajo de Carlos Arenas, son las cuerdas de base. Junto a ellos el clavecinista Sebastián Camaño y el tiorbista Marcelo Vidal, cierran el elenco.

Este excepcional concierto tan fue sólido que haberlo presentado en una iglesia habría sido el digno escenario para este, ya que la sala subterránea del Palacio Schacht, resultó mezquina para esta magnificiencia musical.

Al día siguiente, la orquesta estrella del Consejo de la Cultura, la Orquesta de Cámara de Chile tuvo un hito en su historia: regresar a su casa originaria con su temporada anual. Este año la orquesta podrá tener nuevas audiencias en Providencia sumadas a las tradicionales de Las Condes, Ñuñoa y La Estrella en la región de O’Higgins.

Con los discursos propios de este hito, el programa era muy atractivo. Dos obras cumbres para orquesta de cuerdas del repertorio contemporáneo: Las Cuatro Estaciones porteñas de Astor Piazzola y La Noche transfigurada de Arnold Schoenberg. Se destacó la presencia del compositor Vicente Bianchi, quien me recordó la deuda del país con sus artistas puesto que merece hace rato haber ganado el Premio Nacional de Música.

Piazzola, bandeonista y compositor argentino pasó a la historia por ser capaz de llevar la música popular al formato de música clásica y con ello le dió al tango una categoría mundial. Así de simple. Así de contundente.

La obra escogida está inspirada en las estaciones de Vivaldi y enriquecida con la estética de la bohemia porteña, en las que Piazzola combina contrastes con continuo cambio de dinámicas en las que los pasajes sincopados son referencia. Esta obra fue revolucionaria en su estreno y originalmente escrita para su propio quinteto formado por violín, piano, bandoneón, guitarra eléctrica y contrabajo.

En la versión revisada para ser ejecutada solo por cuerdas, transforma en un desafío mayor el desempeño del solista. La ejecución de la trasandina y veinteañera Lucia Luque fue memorable, resaltada con su deslumbrante pericia técnica y los impecables timbres de su violín. Asimismo las cuerdas de la Orquesta de Cámara de Chile se distinguieron por sonidos brillantes y destreza instrumental bajo la dirección de la nueva titular Alejandra Urrutia.

Tras la larga ovación, Luque agradeció regalando una virtuoso arreglo del mismo autor.

La segunda parte contempló la ejecución de una obra consagrada del repertorio de la Orquesta de Cámara: La Noche Transfigurada de Schoenberg inspirada en el poema de Richard Dehmel que se recita antes de iniciar la ejecución musical.

El compositor revive en esta obra su propia experiencia cuando conoce a su futura esposa y ella le confiesa estar embarazada de un hijo concebido con un extraño. La atmósfera de esa caminata nocturna alumbrada por una luna, está expresada en una partitura rica en cromatismos, estrenada en 1899 en las postrimerías del romanticismo. El joven compositor de 25 años magnifica sus emociones con disonancias complejas que fueron la base de su lenguaje posterior.

Aquí la ejecución de Urrutia fue plana y sin brillo. Cuenta con destacados músicos como el concertino Hernán Muñoz, la violista Penelope Knuth y el cellista Patricio Barria, echamos de menos la mano de Juan Pablo Izquierdo, su anterior director. Urrutia tiene otro temperamento y quizás sea perfecto para calmar las aguas agitadas del año pasado, y liderar nuevos rumbos pero Schoenberg sonó diferente.

En todo caso, la convocatoria del Teatro Oriente agradeció tener un concierto de gran categoría en el renovado espacio que la comuna de Providencia ofrece a las vecinas y vecinos.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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