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«La última hermana» de Jorge Edwards Reseña literaria

«La última hermana» de Jorge Edwards

El personaje principal nació en Santiago en 1893 y llegó casada a Londres poco después de la Primera Guerra Mundial donde su hermano Agustín había sido embajador y donde, con su marido chileno, cultivó una amplia gama de amistades, inclusive en los círculos literarios. Enviudó muy temprano y en vez de regresar a su país, como era el insistente deseo de su influyente familia, prefirió, para la consternación de esta última, quedarse sola y soltera en la turbulenta Europa de los años que precedieron al gran conflicto mundial.


El libro del autor sobre su pariente lejana, María Edwards MacClure, se desarrolla principalmente en París, ciudad que Jorge conoce muy bien y en épocas muy distintas, lo cual le confiere un especial interés al relato. Su provocante narración está basada en hechos históricos sobre una persona desconocida en Chile pero todavía recordada en Francia y otros países; su nombre es parte del memorial Yad Vashem, de Israel, como una de los Justos entre las Naciones por su participación en salvar la vida de niños judíos en Francia.

El personaje principal nació en Santiago en 1893 y llegó casada a Londres poco después de la Primera Guerra Mundial donde su hermano Agustín había sido embajador y donde, con su marido chileno, cultivó una amplia gama de amistades, inclusive en los círculos literarios. Enviudó muy temprano y en vez de regresar a su país, como era el insistente deseo de su influyente familia, prefirió, para la consternación de esta última, quedarse sola y soltera en la turbulenta Europa de los años que precedieron al gran conflicto mundial. El libro se lee rápido y tiene un constante suspenso, creado por la incertidumbre sobre cómo el indefenso y solitario personaje pudo sobrevivir a las dramáticas circunstancias del París ocupado por la Alemania nazi. Ello, sin embargo, coexiste con las sabrosas anécdotas que, sobre distintas personas y situaciones, introduce constantemente el autor.

Debe destacarse la exhaustiva investigación realizada tanto en Chile como en Europa, que contribuyen a darle al libro una especial verosimilitud, tanto histórica como humana.

9788416011940

Lo sorprendente de la protagonista principal, que llega viuda a París y con 28 años, es su rápida capacidad para, en poco tiempo, convertir su hogar en referente de la vida social, diplomática y cultural de esa ciudad – que congrega regularmente a distintas celebridades- y después, transformar y exponer su vida para salvar a las víctimas del salvajismo nazi. Ello genera, por cierto, una especial curiosidad y admiración por este personaje- del cual, hasta ahora, muy poco se sabía en Chile- y que, evidentemente, fue lo que llevó al autor a escribir este fascinante libro.

Un detalle interesante es que, como buena dama chilena, durante todo el tiempo que vivió en Europa, ella estuvo siempre acompañada de Brunilda, su cocinera de Antofagasta, quién, además de atender sus necesidades domésticas, fue su confidente, fuente de información, y consejera en los tiempos difíciles. Además, cuando, finalmente, María regresa a Chile para morir, Brunilda no la acompaña y se queda para siempre en París para después casarse con un chofer de la embajada mexicana.

Gracias a los dineros que le llegaban de Chile, al principio vivió con bastante comodidad e independencia en un departamento de la Avenue President Wilson con un mobiliario y cuadros de pintores célebres que envidiaban sus visitantes y amistades, y que incluían una alfombra de Besarabia que, posteriormente, le intentó robar, sin éxito, el Mariscal Goering.

Después de la ocupación alemana, María se junta con una antigua amiga, baronesa de apellido judío, quien la convence de que, por ser ciudadana de un país neutral y reconocida en los altos estratos sociales, podía ayudar a proteger a los niños judíos que perdían a sus padres. Le advierte sí de los riesgos que estarían involucrados pero que ella, deslumbrada por el desafío, prefiere desconocer (que Edwards describe “como una extraña fascinación por el peligro”).

Su trabajo ahora consiste en recibir y salvar la vida a los niños de madres judías que junto con parir eran enviadas por la Gestapo a los campos de concentración y que, al principio, María esconde, imprudentemente, en su propia casa. Algunos de esos niños ahora tienen cerca de setenta años y han sido entrevistados por el autor. Inclusive, uno de ellos es un eximio violinista.

A continuación conocemos los sorprendentes y peligrosos episodios de la nueva vida del personaje que después de que Chile rompiera relaciones con Alemania, es detenida, desnudada y torturada salvajemente. Salvó de morir por la intervención del entonces jefe de inteligencia del ejército (la Wermacht) pero que odiaba a Hitler. Antes había vivido en circunstancias muy distintas en Chile y apreciaba nuestro país. Es un personaje importante en el libro.

Finalmente, en 1960, María regresa a Chile y un día cualquiera la llama el Embajador de Francia y le comunica que por encargo de su gobierno debe hacerle entrega de una distinción honorífica. Es invitada a una concurrida ceremonia donde recibe la Legión de Honor por ser, en las palabras del Embajador, “una heroína discreta, abnegada y elegante de la Resistencia”. A esta ceremonia también asiste el Embajador de Israel.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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