La buena voluntad de la editorial estatal mexicana Fondo de Cultura Económica (FCE) ha salvado la Feria Internacional del Libro de Santiago (FILSA) 2016, a realizarse en octubre.
El punto clave de la disputa eran los espacios a distribuir en la Estación Mapocho, cuya nave central han ocupado históricamente los socios de la Cámara del Libro, integrada por las transnacionales, que dominan el 85% del mercado, dejando el «patio trasero» a las editoriales independientes.
Y aunque la Cámara se dividió a fines del años pasado y varios de sus antiguos integrantes -como Planeta y Random House Mondadori- crearon la Corporación del Libro, sus ex miembros asumían como suyos los espacios que han ocupado históricamente en el centro de la Estación, a pesar de ya no ser miembros de la Cámara, que organiza el evento.
El FCE, miembro de la Cámara, decidió entonces, de motu propio, ceder parte de su espacio a las editoriales independientes de la Asociación de Editores y la Cooperativa Furia del Libro, ya que ni los socios de la Cámara ni los de la Corporación quisieron compartir los suyos.
Actualmente las partes se encuentran redactando un protocolo de acuerdo para poner por escrito las nuevas condiciones.
