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Murales en el río Mapocho ¿Quién los catalogó de arte? ¿Acaso las piedras centenarias que taparon no lo son? Opinión

Murales en el río Mapocho ¿Quién los catalogó de arte? ¿Acaso las piedras centenarias que taparon no lo son?

Helios Murialdo Laport
Por : Helios Murialdo Laport Ph. D. Profesor emérito de Genética Molecular, Universidad de Toronto, Canadá. Miembro del Directorio de la Fundación Ciencia para la Vida, Presidente de la Corporación Altos de Cantillana.
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El lecho y murallas del río Mapocho son en sí de una belleza extraordinaria. No ceso de admirar la precisión con que cada piedra fue colocada, el poderío que la piedra representa y la resistencia que esos muros han tenido, durante 125 años, para mantener las aguas en su cauce, lo que asumo, harán por muchos años más. Me sorprende que esta magnífica obra, más que centenaria, no se encuentre declarada Monumento y Patrimonio Nacional. Hay edificios que con menos mérito y menos antigüedad han adquirido tal categoría.


El 29 de Mayo fue el día del patrimonio nacional. Entres las grandes obras arquitectónicas y de ingeniería del siglo 19 está la canalización del Río Mapocho; sin embargo los elementos que la componen, en especial los muros de piedra de su estructura, no son Monumento Nacional. Ni siquiera se le reconoce como Monumento Histórico.

Efectivamente, nadie pareció organizar un tour a la ribera del río para admirar estas construcciones y rememorar así la histórica y titánica hazaña.

Benjamín Vicuña Mackenna propuso canalizar el río Mapocho al estilo de las ciudades europeas como Berlín, Budapest, Moscú, París, Praga, Roma y otras. El Intendente alcanzó a contratar a ingenieros para hacer los estudios y diseño, los que duraron tres años. Por falta de dinero y tiempo, no alcanzó a realizar su sueño. La canalización del Mapocho fue finalmente obra del presidente José Manuel Balmaceda. Durante su gobierno se creó el Ministerio de Obras Públicas, una de cuyas primeras obras fue precisamente la canalización del río capitalino. La obra se pudo ejecutar gracias, en parte, al dinero con que la explotación salitrera, después de la Guerra del Pacífico, contribuyó al erario nacional. Fue entonces, fruto del esfuerzo nacional, una de las grandes obras públicas ejecutadas en el Chile del siglo 19.

Hoy es justamente el MOP, junto al Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA) y la Municipalidad de Providencia los que patrocinan e impulsan la intervención de las murallas del río con murales.

El lecho del río fue pavimentado con inmensas piedras llamada pindongos y las murallas con piedras un tanto más pequeñas, pero igualmente, de grandes proporciones. Cuando se construyó la Costanera Norte se removieron gran cantidad de ellas. En esa ocasión llamé a la empresa encargada de los trabajos y me informaron que las murallas eran fotografiadas y numeradas y, que una vez terminadas las obras, serían colocadas en su posición original, como fueron instaladas entre 1886 y 1891.

Las murallas del río son testigo de un emprendimiento titánico, en una época en la cual no existían retro-excavadoras, cargadores frontales, grúas plumas, taladros neumáticos y camiones tolva. ¿Cuánto costaría hoy construir algo de esta envergadura?

El lecho y murallas del río Mapocho son en sí de una belleza extraordinaria. No ceso de admirar la precisión con que cada piedra fue colocada, el poderío que la piedra representa y la resistencia que esos muros han tenido, durante 125 años, para mantener las aguas en su cauce, lo que asumo, harán por muchos años más. Me sorprende que esta magnífica obra, más que centenaria, no se encuentre declarada Monumento y Patrimonio Nacional. Hay edificios que con menos mérito y menos antigüedad han adquirido tal categoría.

Lamento que estas hermosas murallas, resultado de un emprendimiento histórico como hay pocos en nuestro país, se hayan convertido en una inmensa tela. Ya no podremos admirar esa trama de enormes piedras acuciosamente posicionadas. Van, poco a poco, desapareciendo detrás de gruesas capas de pinturas que se han catalogado como arte. ¿Acaso las murallas del Mapocho no son arte?

¿Quiénes han escogido las pinturas que están cubriendo las piedras centenarias? ¿Quién catalogó de “arte” los murales pintados en colores primarios, como mobiliario de jardín infantil? ¿Por qué tener que intervenir todo y no dejar al río tranquilo? ¿No hay otro lugar donde se puedan pintar murales sin arrancar de la vista el pasado histórico de nuestra capital?

He consultado la opinión de varias personas de distintos estratos socio-económicos y la gran mayoría, detesta los murales en las fachadas de casas y edificios y también los que ya se han pintado en la muralla del río.
No me imagino las murallas del Sena en París o del Tíber en Roma o de los ríos del resto de las ciudades europeas pintadas con murales de incierto valor artístico.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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