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El debut en Chile de Robert Glasper, la figura que mantiene el espíritu iconoclasta del legendario Miles Davis El show está programado para el 22 de agosto en el Teatro Nescafé de las Artes

El debut en Chile de Robert Glasper, la figura que mantiene el espíritu iconoclasta del legendario Miles Davis

Convertido en una estrella pop y con dos Grammys a su haber, el autor de eclécticos discos que combinan jazz, soul, hip hop y r&b, Gasper llega la última semana de agosto a nuestro país. Es considerado el pianista de jazz contemporáneo más influyente y referencial de EEUU, y la figura que mejor mantiene el espíritu iconoclasta del legendario Miles: la exploración hasta las últimas consecuencias de los caminos sonoros que cruzan los géneros musicales de raíz afroamericana.


Si Miles Davis, el iracundo trompetista que redefinió los caminos del jazz estuviera vivo, una pregunta interesante de responder sería imaginar con quiénes estaría tocando hoy. Davis formó a muchas de las grandes estrellas del jazz como Herbie Hancock, Wayne Shorter, Chick Corea o Dave Holland, y al pensar en músicos actuales que pudieran corresponder a su legado, el nombre de Robert Glasper aparece como una elección natural.

La razón más directa son los dos últimos discos del pianista de 38 años: “Everything is beautiful” y la banda sonora del biopic “Miles ahead”, protagonizada y dirigida por Don Cheadle. La primera placa –lanzada el 27 de mayo, un día después del aniversario 90 del músico -rescata las grabaciones originales de Davis a los que Glasper les agrega nuevos arreglos y voces en caminos que parecen continuar las aportaciones del creador de “Kind of blue”: un delicado entramado de ambiente atmosférico, hip hop, soul y funk.

Mientras que en “Miles ahead”, la biografía de Miles estrenada en abril en EEUU, Glasper tuvo acceso a grabaciones exclusivas del trompetista en el sello Sony Legacy, para reconstruir algunos de sus temas y aportar otros propios según su mirada. Con todo ello, el pianista de jazz contemporáneo más influyente y referencial de EEUU, es la figura que mejor mantiene el espíritu iconoclasta del legendario Miles: la exploración hasta las últimas consecuencias de los caminos sonoros que cruzan los géneros musicales de raíz afroamericana.

“Estoy obviamente influenciado por Miles Davis”, le dijo al New York Times el pianista que debuta en el país el 22 de agosto en el Teatro Nescafé de las Artes. “Incluso desde la siquis de lo que él piensa de la música. Cómo se movió a través de ella y donde siempre quiso reflejar los tiempos en que vivió. Eso es lo que estoy haciendo ahora. El abrió esa puerta”, contó.

Traspasando fronteras

“Es muy raro que tengas a los viejos amantes del jazz y los jóvenes seguidores del hip-hop en el mismo show. Cuando piensas en ello, son pocos los artistas que pueden hacerlo”. Esta definición de la revista Rolling Stone sobre el trabajo de “reimaginación” que hizo Glasper de Miles Davis, ilustra lo que ha sido una constante musical del pianista: llevar las fronteras del jazz hacia nuevos límites, tal como el trompetista hace cuatro décadas.

Egresado de la New School for Jazz and Contemporary Music, Glasper comenzó su carrera como incipiente pianista de jazz a la vez que comenzaba a experimentar la fusión con el hip hop junto al cantante Bilal, quien era compañero de curso. Su debut de 2004, “Mood” y los dos discos que le siguieron, “Canvas” (2005) y “In my element” (2007), lo posicionaron como un pianista de técnica brillante y un renovador del formato del trío acústico, incluso –tal como otro pianista célebre, Brad Mehldau- haciendo covers de estrellas rock como Radiohead, Soundgarden y David Bowie.

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Si bien ya latía en estos álbumes la influencia del r&b, soul y hip hop, el camino decantó oficialmente con su cuarto disco, “Double booked” (2009), donde nació su dualidad sonora entre el formato jazz con el Robert Glasper Trío, y la apertura hacia la cruza de géneros a cargo del Robert Glasper Experiment. En esa placa, el pianista dividió los temas en ambas formaciones, con músicos distintos y aportes de cantantes de hip hop como Bilal y Mos Def. Con esta segunda formación (el notable Casey Benjamin en vocoder y saxo, Derrick Hodge en bajo y Mark Colenburg en batería), Glasper se presentará en Santiago.

«He estado aburrido con el jazz al punto de que no me importaría de que sucediera algo malo. Abofetearlo duele, pero en un punto siento que lo despertará. Siento que el jazz necesita un gran golpe de culo”, le dijo en 2012 a la revista Down Beat, el mismo año en que lanzó “Black radio”, su disco más conocido y donde se abrió definitivamente a un amplio espectro de colaboradores vocales: Bilal, Lalah Hathaway, Lupe Fiasco, Erykah Badu, Phonte y Meshell Ndegeocello.

Tal como el fundacional “Bitches brew” (1970), la placa de Miles Davis que enrieló el matrimonio del be bop y el rock hacia definitivos terrenos eléctricos, para Glasper “Black radio” significó el viraje del formato de trío acústico hacia el rhythm & blues, soul y hip hop en el que condensó un amplio abanico de influencias y abrió una luz hacia una búsqueda de masividad para el jazz. Así lo explicó en una entrevista reciente: “La mayoría de las veces, los músicos de jazz tratan de educar a la gente. ¿Qué otro género hace eso? Cuando Cannonball Adderley hacía sus shows decía que «Los primeros 20 minutos vamos a hacer sólo jazz y a continuación, la última hora, vamos a hacer canciones que la gente paga por ver”.

Robert Glasper Experiment

“Black radio” y “Black radio 2”, su continuación de 2013, lograron el Grammy a mejor disco R&B, y catapultaron la fama de Glasper a un podio no siempre bien visto por la ortodoxia jazzística: la de pop star. Mezcla entre el virtuosismo melódico de Bill Evans, la furiosa libertad de un Thelonious Monk y la irreverencia estilística de su amado Miles Davis, Glasper dio un nuevo golpe de timón el año pasado cuando editó en formato de trío acústico, “Covered”, unas sesiones grabadas en el estudio Capitol con una pequeña audiencia, en que unió versiones instrumentales de sus “Black radio” y otras que realizó para temas de Joni Mitchell, Kendrick Lamar, Radiohead, Music Soulchild y Jhené Aiko. “Amo mezclar canciones viejas con temas nuevos que amo, y de eso mantener cierta modernidad”, explicó esa virtud de recorrer amplios caminos pop pero manteniendo en el fondo un toque jazzístico tan delicado como rotundo.

Desde ese punto de vista, su doble trabajo en torno a la figura de Miles Davis –los ya mencionados “Everything is beautiful” y la banda sonora de “Miles ahead”- es como un regreso al origen, a la manera en que concibe la evolución de un género que cada cierto tiempo necesita de un remezón para no morir anquilosado. El verbo Reimaginar, usado por la crítica estadounidense para describir “Everything is beautiful”, refleja fielmente lo que es la búsqueda para moverse hacia delante: la presencia de músicos como Stevie Wonder, John Scofield, Erykah Badu y Bilal, dan cuenta de ese camino ecléctico que busca la masividad. Glasper tuvo a su disposición las grabaciones de los discos de Miles del sello Sony Legacy, incluyendo conversaciones entre los músicos, lo que le abrió la mirada hacia lo que pensaba de la música, el arte y el mundo.

“Y sí, yo creo que definitivamente estaría en su banda si estuviera vivo”, resume.

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