El inédito evento en Chile se llevó a cabo en la explanada del paseo Yugoslavo en el Cerro Alegre
El Festival fue ideado por la Sociedad de Matemática de Chile (SOMACHI) como un evento abierto a la comunidad anexado a su primer encuentro conjunto con la Unión Matemática Argentina, que se realizó entre el miércoles 14 y el mediodía del sábado 17 de diciembre en Valparaíso. Es por ello que había también investigadores -tanto nacionales como trasandinos- disfrutando junto a sus familias.
Todo convergía a una tarde perfecta. Con una vista impresionante hacia el puerto de Valparaíso, sobre la explanada del paseo Yugoslavo en el Cerro Alegre, uno a uno iban siendo erigidos los veinte puestos interactivos de matemática que contemplaba este festival inédito en Chile, inspirado de experiencias similares realizadas en Brasil, México y Francia. Rápidamente la gente comenzaba a maravillarse con las muestras preparadas por investigadores y estudiantes en torno al arte geométrico, los juegos de estrategias, la tecnología y mucho más.
Había escolares que venían con sus profesores, grupos de amigos, universitarios, familias completas y también turistas que se encontraban con este evento a su paso. Para estos últimos era a veces necesario improvisar explicaciones en inglés, francés o portugués. “No tenemos nada como esto en Argentina”, sentenciaba una pareja trasandina que deambulaba feliz entre los stands.
Paralelamente, Alejandro Kocsard -de la Universidad Federal Fluminense- impresionaba al público en la sala de conferencias del Museo Baburizza con su charla Matemática: del diccionario al Principito. Minutos más tarde era el turno de Anita Rojas -de la Universidad de Chile- con su ponencia Geometría entre naturaleza y arte. Para ambos, la sala desbordaba de gente.
Después, la actividad se trasladó a la Plaza Joaquín Edwards Bello, a un costado del museo. Allí, la Compañía de Teatro La Coraje interpretó la obra de teatro titulada “4, 2, 1, 4, …”, de Alberto Mercado -de la Universidad Técnica Federico Santa María (UTFSM). Luego, Lianggi Espinoza -de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV)- dejó en el escenario al malabarista Álvaro Palominos, y entre ambos sorprendieron al público explicando cómo los lúdicos movimientos se codifican numéricamente, y cómo los números originan nuevos trucos.
“Fue un evento organizado con mucho cariño, esfuerzo y profesionalismo por un gran equipo de personas, el cual incluyó -entre muchos otros- a numerosos estudiantes voluntarios de las tres universidades locales organizadoras. A pesar de que el presupuesto era bajo comparado a iniciativas similares en el primer mundo, cumplió con los más altos estándares internacionales”, aseguró Mariela Carvacho, organizadora de la UTFSM.
En medio de la actividad fueron también entregados los premios del concurso “Descubriendo Valparaíso”, el que había invitado a fotografiar rincones de la ciudad que inspiraran ideas matemáticas. El ganador fue Matías Muñoz con una imagen de “bellas propor-ciones y simetrías”, la cual sugiere además la presencia del famoso número “pi”.
A pesar del viento y el frío al final, el cierre perfecto lo puso el músico y matemático argentino Pablo Amster -de la Universidad de Buenos Aires- con su espectáculo Tango y matemática: un concierto para números y guitarra.
El Festival fue ideado por la Sociedad de Matemática de Chile (SOMACHI) como un evento abierto a la comunidad anexado a su primer encuentro conjunto con la Unión Matemática Argentina, que se realizó entre el miércoles 14 y el mediodía del sábado 17 de diciembre en Valparaíso. Es por ello que había también investigadores -tanto nacionales como trasandinos- disfrutando junto a sus familias.
Si bien esta fiesta no estaba destinada a ellos, acudieron de manera natural pues, tal como señaló Andrés Navas -académico de la Universidad de Santiago y presidente de la SOMACHI-, “se trataba de una actividad en que a los matemáticos ya adultos nos hubiese encantado participar siendo niños”. Ciertamente, muchos futuros científicos deambularon ese día por el Paseo Yugoslavo…
“Y no nos quedaremos en esto”, complementó Navas. “Evidentemente, la SOMACHI volverá con el festival a Valparaíso, pero proyectamos también movilizarlo hacia los rincones del país a los que no llegan las instancias clásicas de difusión científica. Para divulgar el conocimiento y potenciar el desarrollo de las habilidades matemáticas, vamos a salir en búsqueda de la gente”, prometió.
En el mismo sentido apuntaron Amalia Pizarro y Elizabeth Montoya, organizadoras del evento, que sorprendidas por el entusiasmo del público que una idea surgida de la experiencia del evento será elaborar material pedagógico a partir de las nociones matemáticas desplegadas en cada uno de los stands, y hacerlo llegar a los profesores.
