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Ficil proyecta en las orillas del Lago Lanalhue películas producidas por niños de comunidades del Biobío Un total aproximado de 1000 personas atendieron a la actividad que es marca registrada del festival

Ficil proyecta en las orillas del Lago Lanalhue películas producidas por niños de comunidades del Biobío

Los habitantes de Cañete pudieron disfrutar de un fin de semana en medio a la naturaleza con exhibiciones de películas nacionales de renombre y de cortometrajes Stop Motion de niños de comunidades apartadas del Biobío. La cintas fueron proyectadas en una grande pantalla flotante a la ribera del Lago Lanalhue. Un promedio de 500 personas por día asistieron a la actividad que ya es marca registrada del Festival Internacional de Cine de Lebu (Ficil) en la comuna de Cañete.


Bajo la luz de las estrellas y de una exuberante luna llena, los habitantes de Cañete llegaban por la carretera de tierra que da acceso a Puerto Peleco, a 7 km de la ciudad, en la orilla norte del Lago Lanalhue. El camino estrecho se llenaba de autos mientras más se avanzaba. Al final, una concentración de personas buscaba el mejor asiento para disfrutar de una mejor visión de la pantalla flotante. La indecisión no era por cual silla tomar sino que por entre el pasto o arboles que se convirtieron en los sillones de una sala de cine al aire libre.

El frío que iba tomando cuenta del ambiente no intimidó los asistentes de la función que se abrigaban como podían en medio a chaquetas y mantas, mientras se calentaban con un té o café. Hace 5 años que la actividad a la ribera del Lanalhue se consolidó, atrayendo a un público cada vez más grande en cada edición. El “Cine en el Lago” es parte fundamental del Festival Internacional de Cine Lebu (Ficil), como antes lo fue la Caverna Benavides en el mismo Lebu.

El pasado sábado 11 de febrero, se dio inicio el primer día de la actividad, donde se exhibió la película Neruda (2016) de Pablo Larraín. Al día siguiente fue el turno del largometraje Mala Junta (2016) de Claudia Huequimilla el que encantó a los asistentes con la historia de amistad de dos adolescentes, uno de origen Mapuche y otro que destinado a estar recluido en el Sename.

“Estamos muy honrados de estar acá en este gesto tan bonito que hace el Ficil, estamos muy agradecidos que nos hayan escogidos nosotros. El cine y el arte muchas veces quedan relegados para unos pocos y el festival tiene un rol fundamental de democratización de ellos. Es importante que la historia de los chilenos pueda ser mostrada en nuestro territorio, visto por nuestra gente, principalmente películas como estas que se hicieron posibles gracias a nuestros vecinos”, declaró Huequimilla.

Escuela cine Lebu

Además de los largometrajes nacionales exhibidos en el Lago, el público también pudo apreciar dos cortometrajes en Stop Motion producidos por niños de la región del Biobío. Se tratan de Wetripantu, hecho en la comunidad indígena Juan Cayumán y Ranquilhue y Su Historia, realizado por niños de esa localidad.

Los talleres se realizaron en la línea de formación del festival, con apoyo del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes. Fueron siete talleres con duración de siete días que se hicieron durante todo el año de 2016 en distintos lugares apartados dentro de la región del Biobío, como escuelas rurales y comunidades indígenas. El resultado fueron cortometrajes producidos con la técnica Stop Motion, con duración de 5 minutos cada una. Todos idealizados por los propios niños sin ninguna intervención creativa externa.

“Los talleres con los niños están en el marco de lo que nosotros llamamos de Escuela Cine Lebu. El año pasado desarrollamos siete talleres en Isla Mocha, en Curanilahue, Ranquilhue, en el valle de Liucura y en Lebu. Los talleres se realizan con una convocatoria de niños a través de las escuelas. Son niños que de otra manera no tendrían condiciones de realizar estas actividades. Son escuelas pequeñas en sectores donde no hay más de 12 o 15 niños. Se hace un taller que dura aproximadamente siete días donde les enseñamos no sólo la técnica, pero también a cómo crear una historia sobre sus vivencias, sus entornos, sobre lo que escuchan de sus padres. El guión absolutamente es creado por ellos, no hay ninguna intervención”, garantiza Claudia Pino, directora del Ficil.

La forma de trabajo, conforme explica Pino, es muy didáctica. En el primer día los alumnos crean el storyboard,  en esta etapa ellos conocen el proceso de trabajo de cómo se crea una obra y ponen en práctica su creatividad. En el segundo día ya empiezan a hacer los personajes, y se organizan grupos para empezar el trabajo de animación en Stop Motion.

Acerca del contenido presente en las cintas, la directora de Ficil señala estar impresionada que con tan poca edad, los alumnos expresan sus opiniones en asuntos de extrema profundidad.  Los temas son variados, pero los que más están presentes en sus obras son relacionados al medio ambiente y el cuidado con la naturaleza.

“A ellos les gusta mezclar muchas cosas de la ficción, de lo mágico a las historias de sus personajes. Salen cosas muy bonitas. Llama mucho la atención que los niños en realidad estén tan preocupados del medio ambiente y de los animales, es un tema que se repite constantemente”, explica.

En la película producida en Isla Mocha, los niños prepararon un guión con una versión de la historia de la ballena Mocha Dick, ya que el mitológico animal tiene mucha vinculación con su isla. En Curanilahue los alumnos quisieron hablar del carbón porque sus padres son mayoritariamente mineros, mientras que en Lebu, las historias son un poco distintas ya que hay una presencia de más tecnología en el ambiente urbano.

“Los niños que no son de ciudad son muy transparentes, no que los de ciudad no lo sean también, pero no tienen, por ejemplo, internet ni acceso a computadores, entonces sus vidas y su tiempo la pasan en el campo, en la tierra, en los árboles. Por este motivo quieren y protegen tanto a la tierra. Es muy interesante percibir esas diferencias y como son profundos los temas. Todos los cortos tienen un mensaje que ellos creen profundamente. En Lebu quisieron hablar de otras cosas como por ejemplo la igualdad de género”, puntualiza Pino.

En el taller realizado en la comuna fue producida una cinta que cuenta la historia de una niña que quería jugar fútbol pero no la dejaban por ser mujer. La niña entonces se disfraza de hombre y empieza a jugar y acaba por se mostrar hábil el deporte, pero en un momento se le dan un pelotazo y descubren su disfraz. Por otro lado en “Ranquilhue y su Historia” exhibido en el pasado domingo en el Lago Lanalhue, los niños optaron por hacer referencia al problema de los incendios causados por la acción humana. El corto fue rodado en la mitad del año pasado pero sorprendió a todos con la inesperada crítica que se demuestra muy actual con la situación de amenaza que vive la biodiversidad del país devido a los megaincendios.

“El cortometraje de Ranquilhue se realizó en agosto del año pasado pero está muy contingente actualmente. Habla exactamente de lo que vivimos en las últimas semanas con los incendios. Los niños van más avanzados que nosotros realmente  y saben realmente lo que necesitamos, sus historias son muy sabias. Es algo que nos emociona bastante porque nosotros les estamos enseñando una técnica y ellos nos están enseñando un montón de otras cosas”, señala la directora del Ficil.

Los niños de Ranquilhue fueron hasta la exhibición en el lago presentar su corto y recibieron el cariño y aplausos del público. Los cortos restantes serán exhibidos en la clausura del Ficil en el Salón de la Cultura y las Artes Walter Ramírez de Lebu. Después de estrenaren en la VIII región, la opera prima de los niños serán mostradas en Santiago en la réplica del festival.

“La propuesta es que ellos presenten su trabajo y véanse en la pantalla grande, que la gente los aplauda. Es toda una buena experiencia para ellos. Es una parte también del proceso educativo del proyecto que realizamos. Vamos llevarlos también a las funciones de la réplica de Ficil en Santiago que ocurrirá en la Estación Mapocho y el GAM”, finaliza.

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