Hay algo muy seguro: en la Isla de Pascua, Hoa Hakananai’a tenía una vista mucho más agradable que la que tiene hoy en el British Museum de Londres.
Cuando los ingleses lo desenterraron hace 150 años, en 1868, el moai de basalto de 2.42m de altura y 4.2 toneladas de peso estaba en una vivienda ceremonial, en la que le daba la espalda al mar y miraba el cráter del volcán Rano Kau, donde en épocas ancestrales los habitantes de la isla nadaban hasta un islote cercano en busca de huevos del pájaro manutara. El que lo lograra primero, sería erigido como persona sagrada de la tribu por un año.
Hoy, el moai Hoa Hakananai’a mira la espalda de miles de turistas que se toman selfies con él en la sala 24 del Museo Británico, que es visitado por casi siete millones de personas por año.
Y ahora, el gobierno chileno quiere que la figura regrese a Chile. El 24 de julio pasado, Carlos Edmunds, presidente del Consejo de Ancianos de la Isla de Pascua le entregó una carta a Felipe Ward, ministro de Bienes Nacionales, quien ratificó su apoyo.
Gobiernos pasados ya intentaron recuperar el moai, pero, según el diario El Mercurio, el Museo Británico se negó y alegó que no lo hacía porque no había un plan de conservación para los moai.
Según un informe de The New York Times de marzo pasado, la erosión y el aumento en los niveles del mar han destapado varias tumbas y amenazan a los moai y demás restos arqueológicos de la isla.
Sin embargo, Ward le dijo al diario chileno que «las circunstancias han cambiado y esperamos que eso se exprese en una disponibilidad del museo y del gobierno».
Camilo Rapu, presidente de la Comunidad Indígena Rapa Nui, le dijo a BBC Mundo que «lo correcto es que el museo pagara el costo del retorno del moai, pero de no ser así, nosotros estamos dispuestos a conseguir recursos para poder traer de vuelta a nuestro moai a su lugar».
Los planes de la comunidad serían llevar al moai al sitio exacto de donde se extrajo, «donde en la actualidad hay un sitio de interpretación para los turistas que llegan a la isla, donde podemos con expertos aplicar la tecnología para poder conservarlo y preservarlo en el tiempo».
La información sobre las condiciones en que el moai Hoa Hakananai’a estaba en la isla y cómo fue retirado reposa en los diarios de viaje del cirujano John Linton Palmer y el teniente Matthew James Harrison, quienes llegaron a la Isla de Pascua en la fragata británica HMS Topaze, que emprendió una travesía por el Pacífico hasta la Isla de Pascua en 1868.
Sin embargo, ellos no son la única fuente. La arqueóloga Katherine Maria Routledge visitó la isla 58 años después, en 1914, y consiguió información valiosa sobre el moai gracias a que pudo hablar con una mujer Rapa Nui, Victoria Veriamu, que vio cómo se lo llevaron.
En sus diarios, los dos hombres contaron que el moai estaba en el interior de una vivienda de piedra en el centro ceremonial de Orongo, y se encontraba enterrado hasta la cintura.
Routledge conoció, gracias al relato de la mujer, que el moai estaba decorado con pintura blanca y roja y tenía un cinturón hecho de corteza de árbol alrededor.
Según el libro Among Stone Giants, de Jo Anne Van Tilburg, Routledge oyó de parte de la mujer que los ingleses derribaron parte de la vivienda y la pusieron sobre una plataforma de madera, boca abajo.
Se cree que fue apoyada en almohadas de pasto, y con la ayuda de 60 hombres fue deslizada por una colina de cerca de 91m por un acantilado hasta orillas del mar.
John Linton Palmer confiesa en su diario que la pintura que decoraba al moai se perdió en el trayecto de la balsa entre la playa y la fragata.
Según un artículo del periodista y arqueólogo británico Mike Pitts, el moai fue protegido por un lienzo durante su travesía en el barco. Ese lienzo se puede ver a los pies de la figura en una fotografía que fue tomada en el paso de la fragata por Valparaíso, algún día entre el 24 de noviembre de 1868, cuando regresaron de la Isla de Pascua, y junio o julio de 1869, cuando zarparon de regreso a Inglaterra.
Al llegar a Inglaterra, el 25 de agosto de 1869, el moai fue obsequiado a la reina Victoria, quien lo entregó al Museo Británico.
En un principio,el moai fue puesto afuera, debajo de un pórtico en la entrada principal del museo. En una fotografía que, según Pitts, fue tomada entre 1916 y 1917, se puede ver el moai con excremento de palomas en la cabeza.
No fue hasta los peligros que corría por los bombardeos alemanes en la Segunda Guerra Mundial que el moai se ganó su primera entrada a las salas del museo. Allí estuvo hasta 1966, cuando fue llevado a las instalaciones del Departamento de Etnografía, ubicado en Burlington Gardens.
Pero en el año 2000, regresó al Museo Británico, donde en un principio estuvo bajo la cúpula de vidrio de Norman Foster en La Gran Corte del museo, y luego en la sala 24, donde reposa hoy.
Aunque la campaña para el regreso del moai apenas comienza, en la expedición de Routledge, 58 años después de que el moai fuera extraído de la isla, la arqueóloga hizo un retorno simbólico de la imagen.
Para ganarse la confianza de los Rapa Nui, Routledge llevó una fotografía enblanco y negro del moai en el Museo Británico y la puso en el lugar de donde había sido extraído. Jo Anne Van Tilburg cuenta: «todos los Rapa Nui contaban una y otra vez el evento, y por lo menos por un tiempo, Katherine fue relacionada con Hoa Hakananai’a, con su historia y su maná».