CULTURA
Los secretos del abundante registro arqueológico y paleoclimático que posee Chile son develados, por primera vez en una única publicación, por el libro «Chile en la Era del Hielo», que incluye un audiolibro y una aplicación de realidad aumentada que abarca el periodo comprendido entre 11 mil y 18 mil años atrás, escrito por las periodistas Leyla Ramírez y Carmen Gloria Ramos.
¿Sabías que en Los Vilos se encontró el esqueleto humano más completo y más antiguo de Sudamérica? ¿Que en Monte Verde existe el registro más antiguo del continente de uso de cordeles con diversos fines? ¿O que hace 22 mil años, cuando la mitad del planeta estaba cubierta de hielo, en Chile los glaciares cubrían toda la cordillera de Los Andes y de Llanquihue hacia el sur?
Esos son algunos de los secretos del abundante registro arqueológico y paleoclimático que posee Chile y que son develados, por primera vez en una única publicación, por el libro Chile en la Era del Hielo, que incluye un audiolibro y una aplicación de realidad aumentada que abarca el periodo comprendido entre 11 mil y 18 mil años atrás, escrito por las periodistas Leyla Ramírez y Carmen Gloria Ramos.
El objetivo del libro es dar a conocer al público general información respecto al momento más antiguo en la historia del país, que es cuando llegaron los primeros seres humanos a lo que ahora es Chile, explica el arqueólogo Rafael Abarca, asesor científico de la publicación.
«En general es una etapa muy desconocida para la gente», dice. «Tal vez algunos conocen Monte Verde, pero hay muchos otros asentamientos de la época. Este libro reúne toda esa información a partir de entrevistas hechas a los mismos investigadores que trabajaron en esos sitios arqueológicos».
El libro está dividido de forma cronológica en varios capítulos que relatan los modos de vida en los diversos lugares, específicamente en norte, la zona central y la Patagonia, todo con «acuarelas de mucho rigor científico».
«Aunque era la Edad de Hielo, no había hielo en todas partes», explica Labarca. «El clima era más frío y más lluvioso, y en otros lugares más fríos y más seco», detalla.
«En Patagonia no había bosque y los hielos recién se habían comenzado a retirar. El clima era frío y seco y había una especie de tundra, de pasto seco. Chile central era mucho más húmedo, con mucho más bosque y humedad, con varias lagunas, alrededor de las cuales vivían los primeros seres humanos», añade.
En el norte, en la pampa de Tamarugal, en tanto, «la depresión intermedia soportaba un poco de vegetación asociada principalmente a humedales, que eran cursos de agua que se mantenían relativamente estables, con un poco de vegetación, como lo que es la caja del río Loa, donde también hay evidencia de los primeros pobladores de Chile».
Abarca destaca que en aquella época abundaban animales que hoy ya no existen, sobre todo de gran tamaño.
«Había caballos, que se extinguieron mucho antes que los españoles los reintrodujeran, algunos parientes de los guanacos de gran tamaño, ciervos, dientes de sable, osos», explica.
En San Vivente de Tagua Tagua, por ejemplo, hay un sitio arqueológico que además de ciervos y caballos ha revelado la existencia de gonfoterios, parientes lejanos de los elefantes, además de coipos, culebras y patos.
Arqueólogos sacan a la luz los restos del ‘Hombre de Los Vilos”. Su cabeza fue orientada hacia el oeste.
En cuanto a los seres humanos, «quedan restos de los huesos de los animales que comían, los instrumentos que piedra que fabricaban».
Uno de los capítulos está dedicado al hombre de Los Vilos, «un cazador recolector que vivía del mar», hallado en 2010 por un equipo de la Universidad de Chile.
«Tenía una dieta marina, y toda su economía y subsistencia estaba enfocada al océano, a diferencia de otros seres humanos que habitaban más al interior y dependían de los animales que ahí vivían «.
Este individuo, con una data de unos 11 mil años, tenía entre 40 y 45 años, y fue hallado junta a una serie de piedras que habrían sido sus herramientas. En su dieta figuraban los lobos marinos, peces y machas, y tenía los dientes gastados, aparentemente por ablandar cuero.
Las autoras del libro son de BigBang Productora de Contenidos, y el texto fue financiado por Conicyt a través de su Programa Explora, en el marco del XXI Concurso de Proyectos Explora de Valoración y Divulgación de la Ciencia y la Tecnología 2017-2018.
“Para el Programa Explora, este tipo de productos son parte de una estrategia nacional que nos permite acercar la ciencia a los ciudadanos, pero lo más importante, incorporando diferentes y novedosos formatos», señaló Natalia Mackenzie, directora del Programa Explora de Conicyt.
«En este caso, un recorrido por el paisaje de hace más de diez mil años, usando realidad aumentada, es la clase de contenidos que permiten despertar la motivación de niños, niñas y jóvenes, ello colabora en la formación de ciudadanos más críticos y reflexivos. Esto en el marco de las transformaciones que el Mineduc está impulsando para la enseñanza de la ciencia en las aulas”.
En la elaboración del libro además participaron la periodista Cristina Espinoza, el ilustrador Víctor Abarca, el diseñador Sandro Baeza y los desarrolladores Felipe Del Río y Andrés Del Río.
Contó, asimismo, con la estrecha colaboración de 11 arqueólogos, geólogos, paleoclimatólogos e investigadores del diversas entidades científicas, tales como el Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (CEAZA), el Instituto de Alta Investigación de la Universidad de Tarapacá, el Centro de Investigación de Ecosistema de la Patagonia (CIEP), el Departamento de Ecología de la Universidad Católica, el Instituto de Ciencias de la Tierra de la Universidad Austral, el Centro de Investigación GAIA Antártica, la Universidad de Vanderbilt (Estados Unidos) y el Departamento de Antropología de la Universidad Católica de Temuco.
Chile en la Era del Hielo es la secuela del libro Viaje al Chile prehistórico, ambos creados por BigBang, con el apoyo del Programa Explora de Conicyt y que se caracterizan por innovar en la forma de divulgar ciencia al incorporar tecnología a formatos tradicionales.
El libro cuenta con 500 ejemplares que serán distribuidos a colegios de todo el país.
