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Literatura latinoamericana en Alemania: «Hay un declive general en el mercado del libro» CULTURA

Literatura latinoamericana en Alemania: «Hay un declive general en el mercado del libro»

La edición de autores latinoamericanos en Alemania no refleja la enorme creatividad literaria de ese continente, opinan tres intelectuales expertas en la promoción, edición y estudios de las letras en América Latina.


La edición de autores latinoamericanos en Alemania no refleja la enorme creatividad literaria de ese continente, opinan tres intelectuales expertas en la promoción, edición y estudios de las letras en América Latina.

«El interés comenzó a menguar»

Michi Strausfeld, mítica figura por su importante papel en la introducción de la literatura latinoamericana del boom y el post boom en editoras alemanas como Suhrkamp y Fischer.

«Durante los cincuenta y sesenta aparecieron algunos títulos, sobre todo gracias a traductores-mediadores como Curt Meyer-Clason o Karl-August Horst. Se dieron a conocer autores: Juan Rulfo, Augusto Roa Bastos, Alejo Carpentier, pero no tuvieron mucho eco en la vida literaria alemana, aunque hubo críticas favorables. Triunfaron Jorge Amado, Érico Veríssimo, Jorge Luis Borges. Acontecimientos literarios fueron Grande Sertão: Veredas, de Guimaraes Rosa (1964), Sobre héroes y tumbas, de Ernesto Sábato (1967), y El Cimarrón, de Miguel Barnet (1969). Los autores del boom entraLiteratur Mexikoron tardía y lentamente: ni siquiera triunfó Gabriel García Márquez con Cien años de soledad (1970), pues su reconocimiento fue paulatino. Rayuela, de Julio Cortázar, se editó en 1981 y Paradiso y Tres tristes tigres, de los cubanos José Lezama y Guillermo Cabrera Infante también tardaron mucho. Se hicieron esfuerzos, pero faltaba una repercusión mayor, que llegó con la feria de Frankfurt en 1976, cuando su director, Peter Weidhaas, inventó destacar a los «Guest of Honor” y el primer invitado fue América Latina, con enorme eco mediático. Además, la editorial Suhrkamp –en su momento la mejor editorial literaria de Alemania– había comenzado a publicar un programa latinoamericano desde 1974 y en esa feria logró presentar 19 títulos. Un éxito abrumador».

«Después, punto culminante sería el Festival Horizonte ’82, en Berlín, donde se ofreció una amplia panorámica: literatura, cine, teatro, música, exposiciones, efecto promocional que se consolidó cuando en diciembre de ese año se le concede el Premio Nobel a García Márquez. Los años ochenta fueron Jauja en la recepción de la literatura latinoamericana. Los autores cosecharon éxitos de crítica y ventas. Por ejemplo Isabel Allende fue publicada con La casa de los espíritus en 1984, un éxito millonario nunca visto antes. En los años 90 comenzaron a entrar los ‘autores de la democracia española’, y su estrella fue Javier Marías. Pero en la primera década del nuevo siglo, pese al impacto de autores mexicanos y brasileros con las Ferias de Frankfurt dedicadas a México (1992) y Brasil (1993), el interés comenzó a menguar. También los medios de prensa habían descubierto otras regiones: los países del Este después de la caída del Muro; India, con grandes autores (Salman Rushdie, Vikram Seth, Arundhati Roy), y siempre siguió dominando la literatura anglosajona, sobre todo de los Estados Unidos. Y ni la Feria de 2010, con Argentina como invitado de honor, ni la de Brasil en 2013, logró renovar la curiosidad en América Latina. Fueron sólo un eco mediático pasajero».

«Tal vez también falten grandes nombres»

Nicole Witt, desde 2015 dirige la Agencia Mertin Witt, fundada en 1982 para la literatura en portugués y español por la más renombrada agente literaria alemana: Ray Güde Mertin (1943-2007).

«Algunos elementos ayudaron a popularizar estas literaturas en los ochenta. Los elementos del realismo mágico, por ejemplo, contribuyeron a que el público alemán se interesara más por aquellos países, con formas de vida y de pensamiento diferentes a las alemanas. También los movimientos políticos, revoluciones, fin de dictaduras, convirtieron a Latinoamérica en una zona del mundo muy interesante para el público alemán. Eso, y las formas de escribir, las historias contadas que, por supuesto, también eran de gran calidad».

«En la actualidad hay un declive general en el mercado del libro. Se venden menos y las ventas se concentran en menos títulos. Las editoriales pretenden publicar best sellers ‘garantizados’, siguiendo tendencias desde ya exitosas, una política que deja menos espacio a la diversidad. La literatura en lengua española hoy en día es casi una literatura exótica, ocupando alrededor del 3 por ciento de las traducciones, cuando se traduce aproximadamente un 62 por ciento del inglés. Tal vez también falten grandes nombres, como sucedió en el boom. Existen, pero son más difíciles de promocionar. También a nivel político-social, Latinoamérica, en general, ya no es tan interesante como zona del mundo. Países como India o China tienen más influencia; África, los países musulmanes del Medio Oriente, entran más a menudo que Latinoamérica en los titulares alemanes y se sienten más cercanos a Alemania en el contexto de la migración».

«Cada vez hay menos lectores de libros»

Corinna Santacruz, latinoamericanista, se desempeñó como editora de lengua española en las editoriales Suhrkamp y Fischer, hasta que, en 2018, se traslada a otra casa editora: Büchergilde Gutenberg.

«En los setenta y ochenta, además del boom, Latinoamérica estuvo muy presente, sobre todo en círculos intelectuales acá, en la generación del 68. Se apoyaba a los sandinistas en Nicaragua, se manifestaba contra las dictaduras en el subcontinente. Y se leía a los autores latinoamericanos. Cuando cayó el muro, cambian las perspectivas en Alemania, comienza el retroceso del número de lectores de literatura latinoamericana y, por lo tanto, la producción de libros de esos autores disminuye. Es parte de una ‘normalización’: un boom no dura para siempre».

«Pero también Latinoamérica parece estar otra vez muy lejos de Europa. Siempre las mismas noticias: narcotráfico y violencia, crisis económicas y refugiados, gobiernos de izquierda y ultraderecha, aunque también se escuche de algo de apertura en Cuba, de una paz frágil en Colombia. Tampoco hay que olvidar que gracias a los medios sociales hay un cambio radical a nivel internacional: cada vez hay menos lectores de libros. Las listas de best seller se parecen en casi todos los países: pocos libros se venden, y raras veces es literatura latinoamericana, ni en los propios países de América. Sin embargo, sigue habiendo bastantes traducciones de autoras y autores latinoamericanos: podemos leer en alemán a Claudia Piñeiro, a María Sonia Cristoff, a Nona Fernández, a Samanta Schweblin, a Eduardo Halfon, a Guillermo Arriaga, a Guadalupe Nettel, a Piedad Bonnett, a Arnoldo Gálvez Suárez, a Antonio Ruiz-Camacho, a Mariana Enríquez, a Antonio Ortuño, a Rodrigo Hasbún, al cubano Ángel Santiesteban, y a muchos más».

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