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Impacto mundial: científicos capturan la primera imagen que prueba la existencia real de los agujeros negros CULTURA|CIENCIA

Impacto mundial: científicos capturan la primera imagen que prueba la existencia real de los agujeros negros

El pozo gravitacional tiene un diámetro de 40.000 millones de km, tres millones de veces más que el diámetro de la Tierra y ha sido descrito por los científicos como «un monstruo». Un grupo internacional de científicos anunció el logro este miércoles. El hecho fue posible gracias, entre otros, a dos observatorios en Chile.


Un grupo internacional de científicos anunció este miércoles la primera imagen en la historia de un agujero negro, ubicado en la galaxia M87, en la constelación de Virgo, gracias entre otros a dos observatorios en Chile.

El anuncio se realizó mediante seis conferencias de prensa paralelas alrededor del mundo, una de ellas en Santiago de Chile, en la sede del European Southern Observatory (ESO), que tiene varios telescopios en el norte del país.  De forma simultánea, los resultados fueron publicados en la revista científica The Astrophysical Journal Letters.

«La ciencia hoy está dando una lección a los políticos», expresó desde Bruselas el comisionado de Ciencia de la UE, Carlos Moedas, quien destacó que en el trabajo participaron 200 investigadores de 40 países agrupados en el Telescopio del Horizonte de Sucesos (EHT).

Un «monstruo»

La histórica fotografía, obtenida a partir de una red ocho observatorios situados en distintos puntos del mundo, consiste en un anillo con una mitad más luminosa que la otra, que corresponde al agujero negro supermasivo ubicado en el centro de la galaxia M87, a 53,3 millones de años luz de la Tierra.

El director de la iniciativa EHT, Sheperd Doeleman, señaló previamente a BBC que el desafío era comparable a observar desde la Tierra una naranja que se encuentra en la superficie de la Luna.

El pozo gravitacional tiene un diámetro de 40.000 millones de km, tres millones de veces más que el diámetro de la Tierra y ha sido descrito por los científicos como «un monstruo».

El agujero negro se encuentra a 500 millones de billones de km de nuestro planeta y fue fotografiado por un proyecto internacional que combinó el poder de ocho radiotelescopios alrededor del mundo.

Teoría de la Relatividad

El EHT buscaba fotografiar la silueta circular opaca que un agujero negro proyecta sobre un fondo más brillante. El borde de esa sombra es el llamado horizonte de sucesos, un punto de no retorno que una vez atravesado impide que la luz pueda escapar.

Eduardo Ibar, académico de la Universidad de Valparaíso y director ejecutivo de la Sociedad Chile de Astronomía, destacó que la imagen viene a confirmar la Teoría de la Relatividad, que planteó Albert Einstein a principios del siglo XX, respecto a los agujeros negros.

«Durante mucho tiempo el agujero negro se estudió en la teoría, pero nunca se había podido ver directamente uno», destacó Ibar. «Su sombra, por su reducido tamaño, nunca se había podido observar».

Papel de ALMA

Resaltó que hizo falta un esfuerzo multinacional y coordinado para crear un «telescopio a escala mundial», que combinara varios existentes en todo el mundo. «Todos funcionaron como uno solo. Esto no se había hecho nunca».

En las observaciones del EHT han participado, entre otros telescopios, el ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array o Gran Conjunto Milimétrico-submilimétrico de Atacama) y APEX (Atacama Pathfinder Experiment o Experimento Pionero de Atacama), ambos en Chile; además de IRAM 30 m en Sierra Nevada, España; el LMT (Gran Telescopio Milimétrico Alfonso Serrano), en México; el telescopio James Clerk Maxwell en Hawái y el SPT (Telescopio del Polo Sur), en Antártica.

Ibar señaló que fue clave el papel del observatorio ALMA. «Si sacas ALMA, es muy difícil lograr la imagen mostrada», dijo.

Destacó además que en la publicación de los resultados en la revista científica participaron varios científicos chilenos, especialmente de la Universidad de Concepción.

Para Ibar, la inversión de 44 millones de euros y tres años de trabajo, por su trabajo internacional, son un ejemplo de «por qué la ciencia ayuda a coordinar a varios países para un desarrollo tecnológico común».

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