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Obra “El descanso de las velas” de Flavia Radrigán en Teatro Finis Terrae

Obra “El descanso de las velas” de Flavia Radrigán en Teatro Finis Terrae


Obra “El descanso de las velas” de Flavia Radrigán

  • En Teatro Finis Terrae, Pocuro 1935. Metro Inés de Suárez.
  • Del 6 al 30 de junio. Viernes a sábado 20:30 horas. Domingo 19:00 horas.
  • Precios: $3.500 a $7.000.

Corría el año 2012 cuando Flavia Radrigán sintió la necesidad de escribir una obra sobre la memoria. Mientras se acercaban los 40 años del Golpe de 1973, la dramaturga no dejaba de reflexionar sobre las velatones que se intensificaban afuera del Estadio Nacional cada 11 de septiembre. “Me parecía injusto y hasta cobarde, por qué prender vela si no iban a devolver a nadie. Pensaba que no hay que rogar más”, recuerda.

El texto se tituló “El descanso de las velas” y fue montado en el ámbito académico por Marco Espinoza. Sin embargo el año pasado, tras publicar el compilado de obras “Ausencia de ti” (Editorial Cuarto Propio), Flavia Radrigán obtuvo un Fondart de Excelencia 2018 para montar la obra y, junto a la directora Mariana Muñoz, convocó a los actores Ema Pinto, Claudia Cabezas, Tito Bustamante  y Mario Avillo para representarla a partir del 6 de junio en el Teatro Finis Terrae en el marco de un ciclo de autor de la dramaturga junto con su recién estrenado “Lear, el rey y su doble”.

La pieza, al igual que su dramaturgia desde “Un ser perfectamente ridículo” (2004) a “Lear, el rey y su doble” (hasta el 2 de junio en Teatro Finis Terrae), no da oportunidad a los ideales de familia, amor y felicidad, y guiada por la sospecha y el humor negro, habla de lo miserables que pueden llegar a ser esos anhelos en un contexto de quiebre social que permea la estructura familiar. En este caso, dos matrimonios quebrados que vagan entre sus recuerdos y zonas oscuras, sin la posibilidad aparente de reconstruirse.

Según Flavia Radrigán, “la dictadura en Chile logró eliminar a las generaciones completas. Son los mismos personajes adultos que no pueden salir de ahí, es una fractura familiar eterna que conlleva una incapacidad para comunicarse. Esta obra nos recuerda que en la lucha todos éramos hermanos y luego nos traicionamos”.

La directora Mariana Muñoz, quien hace unos años llevó a escena con gran éxito de público la obra “Amores de cantina” de Juan Radrigán, explica por qué decidió dirigir esta pieza y trabajar por primera vez con la dramaturgia de la hija del Premio Nacional de las Artes de la Representación 2011.

“Es un texto que invita a reflexionar acerca de la forma de súplica con la que se ha enfrentado el dolor relativo al pasado reciente del país. Me es fundamental escenificar la complejidad en los discursos y en los hechos que estos acarrearon, construyendo una memoria que se intenta elaborar a partir de una súplica de antemano no escuchada. De ahí la idea de utilizar incansablemente el hecho de prender velas para rememorar aquello donde se fundó un sufrimiento imposible de eliminar”, dice.

La puesta en escena se define como un musical encubierto que, valiéndose de dos instrumentos y voces cantadas, toma como pie forzado el hecho que dentro de la historia hay un personaje (Eduardo) que es músico. De esta forma se unen las partes de un texto estructuralmente fragmentado para poder expresar la problemática de la memoria desmembrada y de personajes fracturados.

“Creemos que la música reconstruye aquellas partes perdidas de la memoria, produciendo un flujo en el que la razón y la emoción se van hilando de una manera que está lejos de lo unívoco y, por tanto, nos permite proponer infinitas capas de complejidad al discurso que la obra desarrolla en torno a la memoria”, concluye.

Reseña:

Dos hermanas casadas con dos hermanos habitan la misma casa, donde recuerdan sus particulares relaciones de pareja, sus traiciones y sus deseos. En una última cena familiar, la obra va evidenciando que han sido olvidados por el destino y lo único que les queda es un final inesperado.

FICHA ARTÍSTICA

Dramaturgia: Flavia Radrigán

Dirección: Mariana Muñoz

Elenco: Ema Pinto, Claudia Cabezas, Tito Bustamante  y Mario Avillo

Asistencia de dirección y producción: Pía Villablanca

Diseño de iluminación: José Luis Cifuentes

Diseño Sonoro: Rodrigo Chirino

Composición musical: Pinto-Avillo-Muñoz

Diseño Escénico: Tamara Figueroa AS

Asistente de Arte y Realización: Roberto Mancilla-Cruz

Realización y Montaje: Pablo Lobos

Realización de Vestuario: Julio San Martín

Prensa: Proyecto Cielo Comunicaciones

Producción Ejecutiva: Carolina Cabezas

Fondart de Excelencia 2018

 

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