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Estudio sobre hábitos lectores de millenials en bibliotecas: “son usuarios complejos, para nada categorizables, y con diversidad de gustos e intereses” CULTURA

Estudio sobre hábitos lectores de millenials en bibliotecas: “son usuarios complejos, para nada categorizables, y con diversidad de gustos e intereses”

La Corporación de Libro y la Lectura realizó una actividad en el Centro de Extensión de la Pontificia Universidad Católica de Chile para dar a conocer los resultados de un estudio realizado por dos de sus socios, los académicos de Letras UC, Kristina Cordero y Pablo Chiuminatto. El estudio titulado ‘Qué leo y qué quiero leer’ trata sobre las preferencias e intereses de lectura de usuarios de entre 18 y 29 años de las bibliotecas DIBAM y Bibliotecas Viva de la Región Metropolitana.


El estudio ‘Qué leo y qué quiero leer’ nació a partir de la inquietud y el misterio que genera este grupo etario asociado a los millenials, específicamente en torno a sus prácticas lectoras en bibliotecas. Para ello se utilizó una muestra no aleatoria de usuarios asiduos, una encuesta, una entrevista y dos focus group, en los que también participaron los encargados de dichos espacios.

Los resultados, dados a conocer en el marco de esta actividad organizada por la Corporación del Libro y la Lectura, sirven para conocer en mayor profundidad el perfil de este grupo y sus demandas para así continuar incentivando la lectura, objetivo principal de la Corporación.

Descargas gratuitas y bibliotecas

Entre los datos obtenidos llaman la atención las formas que utilizan estos jóvenes para acceder a sus lecturas, entre las que destacan la descarga gratuita de libros digitales y el sistema de préstamo de libros físicos, por sobre la compra en Internet o en tiendas físicas. Las maneras en que eligen sus lecturas también resulta interesante: un 54.91% afirma que las eligen por recomendación de familiares o amigos, un 35.26% por recomendaciones de profesores o bibliotecarios, y un 41.62% por reseñas o artículos impresos en periódicos o revistas.

Las preferencias de lectura arrojan información relevante para todos los involucrados en la cadena del libro: un 31.91% afirma que el motivo por el cual sacaron el libro es por entretención, un 23.77% por estudio, y luego un 21.3% para ampliar sus conocimientos generales. Por otra parte, el tipo de textos que prefieren se concentran en las áreas de historia, política y filosofía; luego libros de ficción, ciencia-ficción y fantasía; y luego textos de misterio, thrillers o policiales. De esta pregunta, el género con menor tasa de interés fue la poesía, lo que luego es avalado por una pregunta ‘¿Qué tipo de libros o colecciones sientes que hacen falta en la biblioteca?’, para la cual este género volvió a tener el menor porcentaje.

 ¿Impreso o digital?

El estudio también consideró las preferencias de acuerdo a los formatos de libros, impreso o digital. Un 54.34% afirmó preferir el libro impreso, un 36.13% prefirió ambos, y luego un 8.38% solo el formato digital. Fuera de esto, el estudio igualmente arrojó información relacionada a otros hábitos vinculados a actividades realizadas en Internet. Por ejemplo, más de un 20% respondió participar en escrituras y/o lecturas de fan fiction. Lo mismo para la escritura online, tipo wattpad. Y un 19.94% afirmó participar de juegos en red.

Finalmente, “¿Estás satisfecho con la variedad de libros que te ofrece la biblioteca?” fue otra de las preguntas con la que los investigadores UC -junto a la profesora del Instituto de Educación de la University College de Londres, Sam Duncan-, consultaron a los casi 350 jóvenes. La gran mayoría de los encuestados reportó un alto nivel de satisfacción respecto de la biblioteca de la que es usuario frecuente: 91% dijo estar o “muy satisfecho” o “satisfecho”.
Los panelistas conversaron sobre varios temas a partir de estos resultados, comenzando por la forma en que eligen sus lecturas y sus preferencias. “Estos usuarios son muy complejos, para nada categorizables, y tienen una gran diversidad de gustos e intereses”, afirmó Kristina Cordero. Vanessa San Mateo, en tanto, aseguró que las recomendaciones de los bibliotecarios son fundamentales y que permiten en gran parte que las bibliotecas sigan funcionando, debido a ese vínculo de confianza. En relación a las preferencias de géneros, en especial al bajo interés por la poesía, Florencia García comentó que esta, siendo intencionada, sí puede llegar a consumirse. “Estos usuarios se mueven principalmente por lo que uno les presenta, no tanto así por los buscadores. Por esto creemos que esos porcentajes sí podrían cambiar”.

Transmedialidad

En cuanto a los formatos, la Directora de la Biblioteca Pública Digital afirmó que esto no le importa tanto a este grupo, sino que les preocupa más el contenido. “Están constantemente nutriéndose y buscando sobre diferentes temas”. Jesús Diamantino, a raíz de ello, tocó el tema de la transmedialidad, es decir, que muchas veces a partir de un mismo libro se puede producir una ficción expandida: una serie, un videojuego, plataformas de fac fiction y hasta ghost play. “Esto es algo que caracteriza a los usuarios de este grupo y que también puede generar más lectores. Por ejemplo, el terror o el género fantástico han tomado mucha fuerza y me parece que debieran ser entendidos como una posibilidad de lectura docta. Antes era impensado, pero ahora podría ser una buena opción, sobre todo en la etapa escolar”.

Florencia García aseguró que un porcentaje importante de su catálogo corresponde a audiolibros que pueden ser utilizados por personas con discapacidades o no, y comentó que es un formato consumido de manera transversal por diferentes grupos etarios, que cada vez más se asocia a nuevas prácticas lectoras.

Lecturas escogidas por colegios

En cuanto a las lecturas escogidas por los colegios todos los panelistas estuvieron de acuerdo con que se siguen solicitando los mismos libros año a año. “Son los mismos cincuenta libros, con ‘100años de soledad’”, dijo la Coordinadora de Gestión de Bibliotecas Viva. Frente a ello Kristina Cordero argumentó que es un tema que se podría mejorar en los colegios y también desde el Ministerio. “El canon literario finalmente lo decidimos entre todos, pero yo soy un creyente de que este canon se modifica, evoluciona, y debe ir proyectando estos cambios de hábitos e ir conociendo las aprensiones de los estudiantes. Ahí hay que analizar cómo se están mediando las lecturas”, dijo Jesús Diamantino.

Por último, los panelistas conversaron sobre la importancia del espacio físico en las bibliotecas ya que muchos de sus usuarios las utilizan por necesidad, por ejemplo, para estudiar. En esta línea, es un desafío lograr que las personas lleguen y también que se queden. Florencia García, en este sentido, afirmó que los chilenos sí tienen ganas de leer- de hecho, sí están satisfechos con las bibliotecas- pero que el problema se encuentra en los accesos. “En nuestro caso tenemos bastante deficiencia en cuanto al metraje. Pero más importancia es poder llegar a espacios no convencionales y mejorar en cuanto a nuevas tecnologías y nuevos géneros”.

Metodología

La investigación, que fue posible gracias al Fondo Nacional de Fomento del Libro y la Lectura, se llevó a cabo a partir de una muestra compuesta por usuarios de entre 18 y 29 años asiduos a 16 bibliotecas públicas de 12 comunas de la Región Metropolitana seleccionadas a partir de reuniones con la Dirección del Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas (considerando variables como volumen de préstamos y de usuarios del rango de edad), representando una diversidad de NSE alto, medio y bajo. También se incluyeron cuatro bibliotecas privadas ubicadas en centros comerciales de alta concurrencia ubicados en comunas de NSE medio y bajo.

Luego de establecer las bibliotecas para la muestra, se distribuyó entre ellas una breve encuesta dirigida a jóvenes que los mismos bibliotecarios identificaron como usuarios constantes. De este modo, se alcanzó una muestra final de 346 encuestados, de los cuales 138 fueron hombres y 208 mujeres. De ellos, un 64% corresponde al segmento de entre 18 y 24 años; y el 36%, al de entre 25 a 29 años de edad. Del total de encuestados, 210 corresponden a bibliotecas públicas (61,0%) y 136 a usuarios de Biblioteca Viva (39,90%).

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