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Crítica de Ópera:  Qué mejor Mustafa en “La Italiana en Argel” CULTURA|OPINIÓN

Crítica de Ópera: Qué mejor Mustafa en “La Italiana en Argel”

Nos encontramos con una puesta en escena fresca, colorida y entretenida, muy bien lograda en el estilo de las dos culturas. La arquitectura a los costados, liviana,  le da estabilidad al estilo musulmán que perdura en toda la obra. Los cuadros que van apareciendo indistintamente, en el estilo árabe en la casa del Bey de Argel, como cortinas para las distintas escenas de la trama, resultan una excelente escenografía. 


Gioachino Rossini (Pesaro 1792 – Paris 1868) ocupa una posición incomparable en el mundo musical italiano de su tiempo, influyendo profundamente en la historia de la ópera del siglo XIX, que culmina en el bel canto del estilo italiano, el cual desarrolla e innova la escritura orquestal, preparando así el surgimiento del romanticismo.

Rossini hereda una gran influencia musical de sus antecesores: Mozart y Haydn, sus compositores predilectos, a quienes conoce profundamente desde muy joven, al comenzar a estudiar en el Conservatorio de Bolonia, donde anteriormente había estudiado Mozart y estaban accequibles las obras de Haydn. Con todo este valioso conocimiento Rossini va desplegando y desarrollando su propio estilo y su sello cómico, emparentándolo con lo que descubre en las expresiones del humor en Mozart y en la música de Haydn. A Rossini le fascinó la sinfonía N.º 94 en sol mayor “La sorpresa” de Haydn, ésta sinfonía es representativa del extraordinario humor, que dentro de lo solemne recrea el juego de bromas e ironías de los diferentes lenguajes en la música sinfónica, con lo que se identificó Rossini en los inicios de su carrera como compositor.

[cita tipo=»destaque»]Primeramente  escuchamos la famosa obertura estupendamente bien interpretada por el maestro José Miguel Perez -Sierra, manejó plenamente el  estilo rossiniano y se lució la Orquesta Filarmónica del Municipal de Santiago, en sus ritmos y solos de clarinetes, flautines, fagots, que se iban intercambiando con las cuerdas magníficamente. Destacar también  los temas de conjuntos: septeto final del primer acto , y otros preciosos y de gran complejidad muy bien conducidos por el maestro Perez- Sierra. [/cita]

Dotado de un talento especial para la creación melódica y rítmica, elimina la ornamentación improvisada que se usaba en las arias a principios del siglo XIX, y la sustituye por la coloratura, no como mera decoración, sino como parte de la propia melodía y perfección del legato. Por otra parte, fue un magnífico orquestador, aportó una mayor potencialidad sonora aumentando los instrumentos de viento. Algo que marcaría la genialidad y vivacidad de su música, es el uso del crescendi, logrado a base de la reiteración múltiple de una frase, aumentando la intensidad progresivamente y escalando la tesitura hacia el agudo. Lo melódico, rítmico, música exquisita y vivaz, chispeante, “crescendi”, veta satírica, es el llamado estilo rossiniano.

La Italiana en Argel se dice que es la primera ópera cómica madura de Rossini, con difíciles y hermosas arias y efectismos. El septeto final del primer acto musicalmente impresionante y difícil de interpretar por el ritmo rossiniano que va in crescendo. También gracias al dominio que va logrando el maestro en la orquestación se crean una variedad de timbres, matices y ritmos que juegan un papel importante en el desarrollo de la intriga, la orquesta ya no es sólo el acompañamiento a los cantantes: crea expectativa, provoca la risa y la tensión envolvente hacia las situaciones límites de la trama.

Esta obra es una clásica ópera bufa, de tema musulmán, como lo fue la ópera El rapto del serallo (1782) compuesta pocos años antes por Mozart.

El tema, en general, es sobre la fidelidad del amor, la libertad y el choque de culturas. Se desarrolla en dos actos: narra la historia de Isabella, una italiana, que se va a Argelia para  conseguir la libertad de su amado Lindoro, quien permanece como esclavo de un hombre muy poderoso de este país, Mustafá. La heroína intenta también ayudar en la relación matrimonial, entre Mustafá y su mujer Elvira. Su libretista es el poeta italiano Angelo Anelli (Desenzano del Garda 1761 – Pavia 1820).

Primeramente  escuchamos la famosa obertura estupendamente bien interpretada por el maestro José Miguel Perez -Sierra, manejó plenamente el  estilo rossiniano y se lució la Orquesta Filarmónica del Municipal de Santiago, en sus ritmos y solos de clarinetes, flautines, fagots, que se iban intercambiando con las cuerdas magníficamente. Destacar también  los temas de conjuntos: septeto final del primer acto , y otros preciosos y de gran complejidad muy bien conducidos por el maestro Perez- Sierra.

Nos encontramos con una puesta en escena fresca, colorida y entretenida, muy bien lograda en el estilo de las dos culturas. La arquitectura a los costados, liviana,  le da estabilidad al estilo musulmán que perdura en toda la obra. Los cuadros que van apareciendo indistintamente, en el estilo árabe en la casa del Bey de Argel, como cortinas para las distintas escenas de la trama, resultan una excelente escenografía.  La luminosidad que emerge cambiando los ambientes con sus tonalidades le da la vivacidad y valor estético a la propuesta. Se destacan los encuentros de Mustafá con la Italiana en los divanes donde cuelgan elegantes lámparas de vistosos colores. Bellos y apropiados los trajes de Monse Catalá. La regie de Rodrigo Navarrete y escenografía e iluminación de Ramón Lopez muy artística, novedosa y  apropiada al estilo rossiniano.

Qué mejor Mustafá con el barítono Pietro Spagnoli, muy bien su registro y volumen en alto, centro y bajo,  pero lo relevante en este rol es la interpretación: el cómo decir, el cómo manejar todos los matices, forte piano, el cómo plantarse en el escenario, expresiones en su rostro y mirada, el arte rossiniano, todo.

Así fue  la magnífica interpretación de este rol  Mustafá.

Lindoro interpretado por el tenor Anton Rositskiy, muy buena voz y registro lírico, expresivo y excelente linea musical en el difícil estilo rossiniano, tuvo un pequeño tropezón en las cadencias, en el aria del primer acto, pero lo pudo  resolver artísticamente volviendo a la inmejorable línea en que venía. También gracioso y convincente desempeño actoral y buena dicción en sus recitados.

Taddeo interpretado por el barítono Orham Yildiz, muy bien su registro vocal ,y muy gracioso en su rol.  Elvira interpretada por la soprano Patricia Cifuentes, muy bien su registro vocal, graciosa su interpretación.  Zulma interpretada por la mezzosoprano Cecilia Pastawaski, bien en su registro vocal y su interpretación del rol. Isabella, la Italiana interpretada por la mezzosoprano Victoria Yarovay, interesante color de mezzo, cantó con intención en las arias y coloraturas, sin embargo le faltó la modulación y más interpretación en el texto, no se entendía bien lo que decía, y a su postura teatral le faltó la envergadura en este rol contundente de la Italiana.  Haly interpretado por el barítono Patricio Sabaté, como siempre muy bien vocalmente, con desenvoltura y gracia en su rol. Los coros de gran importancia, que lleva la trama de esta ópera, y el carácter de las dos culturas musulmana y europea, excelente como siempre el desempeño musical a cargo del maestro Jorge Klastornick.

Título: “La Italiana en Argel”  (original en italiano: L’italiana in Algeri)

Autor: Gioachino Rossini (Pesaro 1792 – Paris 1868)

Estreno de la ópera:  Teatro San Benedetto de Venecia 22 mayo de 1813

Duración: 2 horas 15 min.

5° título de la temporada lírica del Municipal de Santiago

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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