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Libro “Humanos y Humanoides”: La capacidad de emitir opiniones sin reconocer límites CULTURA|OPINIÓN

Libro “Humanos y Humanoides”: La capacidad de emitir opiniones sin reconocer límites

Francisco Ramírez
Por : Francisco Ramírez Periodista y escritor
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Cuando Piñera dijo que estábamos en guerra reflotaron fantasmas del pasado, en concreto, una cita textual de Pinochet. Es eso lo que recopila “Humanos y Humanoides”, un libro publicado en 1989, único y difícil de encontrar a la venta en la actualidad. Su contenido es sencillo, citas de diversos personajes durante la dictadura, ese simple gesto de rescatar las palabras de un tiempo oscuro, deja al desnudo las intenciones del poder y revela su contingencia.


“…Yo vengo diciendo hace mucho rato que  estamos en una guerra. Eso no lo capta la gente. La gente vive en otro mundo. Estamos en una guerra entre los demócratas y los comunistas totalitarios. Es una guerra a muerte”. Tal visión del mundo de Augusto Pinochet (y los suyos) apareció “consignada” en la revista Apsi el 8 de enero de 1988, según registra el libro “Humanos y Humanoides”, de Editorial Aconcagua. El volumen salió al mundo ese año o, a lo más, en 1989. Mencionamos este dato por una sencilla razón: hasta donde buscamos no encontramos el dato formal del año de su publicación. Sus citas, además, se detienen ahí: no hay línea sobre el Plebiscito del “Sí” o el “No” como hecho formal, ni menos aún del triunfo de la Concertación.

El Mostrador dio cuenta de que tal declaración se asemejaba mucho a la del Presidente Sebastián Piñera, quien dijo que el estallido social significaba que estábamos en  “guerra” en Chile. El mandatario después volvió sobre sus pasos.

“¿Qué dictador en el mundo, salvo alguien muy especial, se comprime con una Constitución  y en seguida se empieza a dar leyes que lo van amarrando hasta llegar al extremo de la legalidad que no se puede hacer nada, porque yo en este momento todo lo tengo que consultar a la Junta o al Poder Judicial?”, dijo también Pinochet, de acuerdo al Diario La Época del 5 de noviembre de 1987; vale decir, a poco menos de un año del 5 de octubre de 1988 cuando la mayor parte de Chile le señaló claramente que no lo quería más en el Poder. El otrora hombre omnipotente se veía ahora constreñido, estancado. Final.

Por cierto, la “Constitución del `80” le pesaba. En términos muy sencillos significaba que, de seguir su itinerario, tenía que abdicar si la ciudadanía así lo decidía. Nadie, de todas formas, estaba seguro que respetaría tal fallo. Nadie, nadie, nadie, absolutamente nadie. Ahora, en lo íntimo, es muy posible que maldijese una y mil veces a Jaime Guzmán: el poder civil acabó determinando la actuación de lo castrense. Eso debió dolerle como puñalada reiterada en el vientre y quitarle más de una noche de buen sueño.

Un libro enigmático

El misterio respecto a esta publicación puede parecer extraño en nuestros días en que las nuevas producciones (no dejan de surgir ni salir a la luz, semana a semana; entonces, hablar de una “crisis” del mercado editorial puede sonar cuando menos extraño, pese a las cifras negativas que entrega el sector) intentan, a como de lugar, tener respaldo (y compradores) vía Redes Sociales.

Fines de los ´80. En aquellos años, había una pequeña diferencia, no porque los editores y libreros no quisieran dar a conocer su producto, si no que había un serio riesgo de represalias por parte de la dictadura. Este libro vio la atmósfera en los tiempos finales de un “período” de 17 años que enfrentó el (al) país, lo que hace presumir que la censura estaba encarnizada.

Cuando un dictador ve que puede perder el poder, acrecienta las barreras en contra de la libertad de expresión, por medida de autosalvación. El dictador y su gente debían de estar en un momento de histeria total. La “Campaña del No” estaba recibiendo un total apoyo ciudadano y muchas figuras de la Cultura (líderes ante la gente) se volcaban a participar.

De momento, no nos centraremos en la publicación de este libro como epopeya (que lo debió ser).

Como podrá comprobar el lector(a) hay muchas frases (“Citas citables”, como diría la famosa revista Reader’s Digest, muy influyente en esa época) que resuenan siniestramente a las vocerías de diversas autoridades del gobierno. O, si no se pronuncian explícitamente, “tienen ecos”, como un trasfondo.

En el marco de todo su mesianismo de dictador, Pinochet pronunció algo insólito en los ’80: “Si a mí me preguntan: ¿qué quiere usted? ¿Dictadura o democracia?… Democracia, digo de inmediato, pues”. Ese tipo de esquizofrenia ¿no es la que se está reproduciendo en nuestros días?

También el silencio absoluto (por parte de dirigentes de gobierno y, ante todo, de oposición) es indicador de una ausencia de voluntad para enfrentar el fenómeno. Algo que demuestra una incapacidad para hacer reaccionar. Si, ni el gobierno ni la oposición pueden hacerlo, ¿qué le queda a la gente más que salir a las calles? ¿Quién dirige al país actualmente? Al parecer, nadie.

¿Y esto qué tiene que ver con un libro de 1988? Mucho.

“Humanos y Humanoides”

“Humanos y humanoides”, traten de buscarlo.

Obviamente, es previo a Internet y no está en PDF gratis. De hecho, casi no hay referencias de su existencia. Con suerte, con mucho buscarlo, puedan dar con un ejemplar en San Diego.

Lleva en portada algunos datos… El autor se identifica como C.R.O.Magnon, una táctica prototípica para sortear a la dictadura, pero que también refleja una voluntad de burlar al poder, un ingenio endemoniado, en aquellos tiempos sería como decirle: “Ok: demande a C.R.O.Magnon por infringir la Ley de Seguridad de Estado, o quien usted quiera”. Igualmente, nos indica que está auspiciado por el Diario La Época y que su publicación corresponde a editorial Aconcagua Fundada por Claudio Orrego. Ambas instancias, valientes al permitir que viera la luz tal publicación: si la censura de la Dictadura lo hubiese querido no sólo pudieron arder libros como represalia ante tal compilación.

El contenido es altamente explosivo. No se ve más que una recopilación de citas… Lo extraño es que abarca TODO el período de la dictadura, desde el principio al fin. No se trata exclusivamente de un seguimiento a un personaje. Esto es otra cosa.

Incluye algo tan insospechado como estas palabras de Pinochet:”Este es un gobierno revolucionario y democrático” (Diario La Tercera, 21 de junio de 1978).

Estamos frente a una suerte de sinfonía coral sobre el “régimen militar”. A las declaraciones de los participantes de la Junta, les acompañan muchos. Jaime Guzmán, a la par de Álvaro Bardón, Alberto Cardemil, Sergio Onofre Jarpa, Carlos Carreño, Andrés Allamand, Pablo Longueira, Juan Antonio Coloma, Hernán Felipe Errazuriz, Humberto Gordon, Hugo Rosende, y Mónica Madariaga. El libro incluye también a gente del espectáculo, pero se ve que ese no es su centro. María “Pepa” Nieto y Cecilia Bolocco aparecen, pero nada más que dando su apoyo a la “seguridad” que otorgaría el régimen militar: no se ve nada ideológico en sus palabras. Eso suele suceder con los altos representantes de la farándula: no se “queman” dando opiniones políticas, pues saben que su negocio es otro. Estábamos acostumbrados a eso… hasta Tonka.

Ahora, si se revisa este volumen con detalle es posible encontrar algo muy singular, una frase atribuida al ex Ministro del Interior Andrés Chadwick, publicada en el Diario La Época el 14 de abril de 1988 (nótese un detalle: la dictadura aún en el poder). Por entonces, el dirigente de la Juventud de Renovación Nacional, dijo lo siguiente: … podemos confiar en que las situaciones difíciles de atropellos a los Derechos Humanos que vivimos durante este régimen no se van a producir en democracia.

Este tipo de declaraciones, nos permite “comprender” un poco la génesis del descontento social que sacude al país. Venimos desde hace décadas arrastrando este tipo de palabras. Lo que está diciendo Piñera y sus ministros no es una “genialidad” retórica: están reproduciendo “literalmente” cosas que tenían en su cerebro desde los años `80.

(A todo esto, es imposible no quedar con ciertas dudas respecto a este libro. Es muy insólito pensar que Pinochet dio “entrevistas” a medios opositores. Personalmente, no lo veo posible, o si se dio debió ser muy inusualmente. Los periodistas de esa época me pueden corregir. Creo, ante todo, que estos medios “registraban” las declaraciones de prensa de Pinochet en los medios oficiales, nacionales o extranjeros. Pido a los periodistas de esos años que me corrijan al respecto. Me guío por este libro que lleva un prólogo de alguién que es confiable…).

Los “hombres del Renacimiento”

Guillermo Blanco. Es él, ni más ni menos, quien escribe las líneas introductorias. Premio Nacional de Periodismo en 1999, respaldó la publicación del volumen con su texto. Fallecido en 2010, es muy sensato pensar que sabía de lo que hablaba al prologarlo. Sus palabras son breves, pero elocuentes. Ante todo, se ve que le impresiona como los dictadores se van de lengua. Acosados por un poder interno que no pueden controlar, hablan hasta por los codos. Eso es lo que refleja el libro y muchas “contradicciones vitales”, considerable tiempo antes de que Büchi consagrara el término.

Guillermo Blanco

“Imprevisiblemente, en estos últimos años Chile parece haberse visto invadido por una legión de eso que en otros tiempos solía llamarse “hombres del Renacimiento”. O sea, personajes cuya capacidad de emitir opiniones no reconoce límites, fronteras ni especialidades. Si se le pregunta a cualquiera de ellos sobre cualquier tema, por abstruso o recóndito que sea, jamás se limitarán a decir ‘no sé’. 

Y si no le preguntan, tampoco”.

Eso decía Blanco, a fines de la Dictadura en el prólogo, posiblemente, harto de que las autoridades dijeran lo que les diera en gana. Es muy probable que tras años y años de escuchar semejante gama de amenazas e incongruencias, decidiera escribir este libro. No lo hizo solo, pero de que estuvo en su realización, lo estuvo.

Cosa curiosa es el título, inspirado en las palabras de el Almirante José Toribio Merino, a quién, todo los que vivieron esos años, lo conocieron por sus declaraciones y el tono “desenfadado” de las mismas. Famosos fueron los “martes de Merino”, día en que hacía declaraciones a la prensa. Era un “entretenimiento” en años en que no había Facebook ni Twitter como para repetirlas sin fin. Los “martes de Merino” tenían su qué sé yo: algo recóndito, inesperado.

He aquí la madre del cordero. Merino diferenciaba a los seres humanos en dos categorías.

Démosle la palabra. Lo que dice se vuelve muy actual en el 2019:

“En Chile, como en todo el mundo, hay dos tipos de ser humanos, (unos) los que yo llamo los seres humanos y otros humanoides. Los humanoides pertenecen al Partido Comunista en general. Son ateos, no creen en Dios, materialistas, instrumentos del Estado para trabajar por el Estado…”. (Revista Análisis, el 30 de diciembre de 1986)

Almirante José Toribio Merino

De ahí viene la matriz. Los chilenos que protestan son “comunistas” o “humanoides”, tal categoría los hace cuestionables para el poder o gobierno del momento.

Los antiguos «humanoides» de Merino, ahora somos “extraterrestres” para la administración de turno, descripción otorgada por la Primera Dama con su insinuación respecto a la “invasión alienígena” que estaría enfrentando el país.

Ahora, finalmente, damos paso a una selección de frases del libro:

“Un gobierno honorable”: 

Augusto Pinochet Ugarte (1915-2006)

“…Esta es una guerra entre los extremistas y la gente normal”.

(Diario El Mercurio, 9 de octubre de 1987)

“¿Es ésta una dictadura?… Pero si nosotros mismos marcamos la cancha, dijimos que íbamos a hacer una Constitución, comenzamos a estudiarla en octubre del 73, nos fijamos las políticas. ¿Ustedes creen que un gobierno dictatorial va a desprenderse por amor al arte de su poder?”.

(Revista Qué Pasa, 24 de abril de 1986)

“Pero si el marxismo y aquellos que no quieren entender y quieren actuar, tengan la seguridad de que vamos a repetir el 11 de Septiembre”.

(Diario Las Últimas Noticias, 21 de agosto de 1983)

“Yo no soy político, porque los políticos prometen. En cambio yo no prometo y cumplo”.

(Diario El Mercurio, 15 de octubre de 1987)

“Tengo la cara agria, por eso tal vez dicen que soy un dictador”.

(Revista Qué Pasa, 24 de abril de 1986)

“Yo, como soldado, he vivido con restricciones, pero en forma muy ordenada. Me he formado así; si es necesario que viva en una pieza, puedo hacerlo sin amargura. Así me eduqué como soldado. Por eso, no me interesan ni la riqueza, ni las mansiones, como dicen algunos que me calumnian”.

(Diario El Mercurio, 1 de junio de 1980)

“Cada chileno en el año 1984 tendra auto y televisión”.

(Radio Chilena, 30 de agosto de 1979)

“Estamos sobre un barril lleno de oro”.

(Diario La Segunda, 3 de diciembre de 1981)

“Los ricos son los que producen plata, y a ellos hay que tratarlos bien para que den más plata”.

(Diario La Época, 26 de mayo de 1988)

“Este es un gobierno honorable. Por eso es que el pueblo chileno nos apoya. Y cuando yo tenga que irme llegaré hasta la Notaría y retiraré mi sobre con mis haberes, nada más. Incluso, a lo mejor me voy con menos de lo que tenía cuando asumí este cargo”.

(Diario Las Últimas Noticias, 13 de septiembre de 1975) 

“A las diez de la noche yo ya estoy en la cama, generalmente leyendo materias filosóficas, de historia, política, en fin. Leo un cuarto de hora…”.

(Revista Qué Pasa, 16 de septiembre de 1986)

“El toque de queda entre las 01:00 y las 05:30, es muy beneficioso para los chilenos… y durará por largo tiempo. El padre llega temprano a casa y la esposa está contenta”.

(Diario La Segunda, 13 de agosto de 1974)

“¡Con las condenas de la ONU tengo llena mi biblioteca!”.

(Revista Hoy, 29 de diciembre de 1986)

“…tenemos que darnos cuenta de esto y transformarnos en defensores de nuestras cosas porque si no vamos a pasar a ser súbditos de la Unión Soviética que está creando el Imperio de Pedro El Grande”.

(Diario El Mercurio, 5 de diciembre de 1987)

“-¿Y usted cree que cuenta con la mayoría en este momento?

¿Qué si cuento con la mayoría?… El gobierno tiene un gran apoyo ciudadano.

¿Y qué encuestas son las suyas? Porque las que publican algunos medios son otras…

¡Ah, bueno, si es cuestión de cómo se haga la pregunta!… Si a mí me preguntan: ¿qué quiere usted? ¿Dictadura o democracia?… Democracia, digo de inmediato, pues. Pero yo pregunto: ¿democracia o comunismo? ¿Qué respondería usted? Ahora hay muchos que por el bla… bla… están contra el gobierno. Pero veamos cuando llegue el momento de las decisiones”.

(Revista Qué Pasa, 24 de abril de 1986)

“No, señores. Estoy aquí mientras pueda cumplir la misión. Y después de estos 8 años puede que yo ya no esté aquí. Algunos no leen la Constitución, pero comentan que el gobierno militar quiere eternizarse en el poder. Estará aquí el gobierno militar mientras sea necesario para el país. Y el Presidente que habla, después de ocho años… ya no estará aquí”.

(Diario El Mercurio, 11 de septiembre de 1980)

“Yo me voy a morir. El que me suceda también tendrá que morir. Pero elecciones no habrá”.

(Diario La Segunda, 17 de junio de 1975)

“Continuismo sería si yo me quedara de por vida… Pero aquí hay elecciones”.

(The Washington Times, 23 de julio de 1985)

“Les digo desde esta tribuna a aquellos malos chilenos que insultan por la televisión -porque saben que estamos en una democracia y no les vamos a hacer nada- cuidado, porque también la paciencia tiene un límite y ese límite sí que lo pueden conocer.

«Ahora, cuando estamos próximos al Plebiscito vamos a demostrarle a esa minoría que grita y vocifera como si fueran muchos, y son unos pocos, que nosotros, en forma generosa pero altiva, vamos a borrarlos del mapa”.

(Diario El Mercurio, 9 de julio de 1988) 

Bonus track: 

Lucía Hiriart de Pinochet (1922 – …)

 «¿Cuál es la reforma a la que más aspira?

Que exista el divorcio en Chile.»

(Diario El Mercurio, 15 de noviembre de 1985) 

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Francisco Ramírez. Periodista. 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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