Profesor detenido por escribir poema de Benedetti en plaza de Talca: «Nunca pensé que esto iba a trascender»

«No te rindas / aunque el frío queme/ aunque el miedo muerda/ aunque el sol se ponga y se calle el viento/ porque cada día es un comienzo nuevo», rezan los versos que escribió el profesor de Historia del Liceo Carlos Condell de Talca, Mario Oyarzún, en la Plaza de Armas de la ciudad. Por eso fue detenido el 21 de enero y sentenciado al pago de casi un millón de pesos, monto que espera lograr reducir en la audiencia que tiene el 17 de febrero.

En conversación con El Mostrador Cultura, Oyarzún relató el episodio. «Como manifestante comprometido con las movilizaciones que vienen llevándose a cabo desde el mes de octubre, he marchado, cantado y participo en las diferentes convocatorias que se llevan a cabo, con el objetivo de empujar, como ciudadano, las innumerables demandas de cambio que nuestro país requiere», afirmó.

Tal como sucedió en Santiago, la Plaza de Armas de Talca fue rebautizada por los manifestantes como «Plaza de la Resistencia», a partir de lo cual habían instalado el nuevo nombre en los escalones de la pérgola, acompañado del parafraseo de un poema de Benedetti, que había sido borrado y reescrito en diferentes ocasiones. «Lo elegí pues es uno de mis poetas preferidos y probablemente he leído gran parte de todo lo que escribió, el fragmento del poema parafraseado y pintado en las escaleras de la pérgola es una invitación a persistir de manera amplia ante las adversidades que la vida nos plantea», explicó.

«Sin lugar a dudas cobra un amplio sentido en el Chile que hoy nos toca vivir, en donde un sector acomodado y privilegiado se resiste a cambiar un sinnúmero de injusticias que se habían venido naturalizando en nuestro país. Creo que por primera vez en estos últimos treinta años, tenemos la posibilidad de nivelar la cancha y de manera significativa profundizar nuestra democracia», agregó.

Oyarzún fue detenido por Carabineros alrededor de la 20:30 horas del martes de la semana pasada, en la misma pérgola de la plaza, justo cuando estaba finalizando un conversatorio organizado por la Mesa de Unidad Social. El piquete policial lo trasladó a la Tercera Comisaría de Carabineros, le incautaron la mochila, desde la cual sacaron las pinturas y pinceles que había utilizado, tomaron fotografías de las especies y, luego de solicitarle algunos datos, lo ingresaron a una celda en la que permaneció hasta la mañana del miércoles 22. Mientras estuvo detenido, fue visitado y entrevistado por una abogada de la Defensoría Pública y también llegaron familiares y amigos.

Carabineros lo esposó y trasladó a los tribunales para el control de detención. Fue entregado a Gendarmería en los subterráneos del mismo tribunal, cuyos funcionarios procedieron a engrillarlo de pies y manos y lo mantuvieron varias horas en una celda, con un grupo de reos, esperando hasta ser llamado para la audiencia con la jueza, Marta Asiaín.

La Fiscalía solicitó tipificar lo ocurrido como un delito de daños y se fijó un plazo de investigación de tres meses. Además, se decretó arraigo nacional y la municipalidad, a través del fiscal, solicitó el pago de una multa de 960 mil pesos.

Oyarzún fue asesorado y defendido en ese momento por la defensora pública Alexandra Acevedo. En la audiencia del 17 de febrero al mediodía buscarán recalificar la sanción, puesto que, como ha señalado su abogado, debiera corresponder a una falta.

Reacción de la comunidad

La reacción de la comunidad fue toda una sorpresa para él. «En primer lugar debo confesar que nunca pensé que esta situación llegara a traspasar esta ciudad tan poco conocida», comentó.

Mario Oyarzún.

Oyarzún recordó que al día siguiente de su arresto, cuando logró tener acceso a las redes sociales, se dio cuenta que ya era casi noticia nacional y comenzaron las muestras de apoyo, de respaldo, tanto de personas conocidas –»que es lo que naturalmente uno suele esperar»– como personas que él no conoce y que, probablemente, no conocerá jamás.

Tras ser liberado, el día viernes viajó a Santiago a reunirse con Mario Aguilar, presidente del Colegio de Profesores, quien había denunciado el caso en sus redes sociales. «Después de la reunión fuimos a la Plaza de la Dignidad. Ahí una chica me reconoció, y te cuento esto porque ese abrazo ha de haber sido el más emotivo, porque sentí en ese abrazo el de todos los que, de alguna manera, están en la lucha», relató.

Surgió la idea de hacer una colecta para ayudar a Oyarzún y, aunque inicialmente se negó, finalmente aceptó con la condición de entregar el excedente a personas que hayan sufrido daño ocular durante las manifestaciones. «La comunidad solidariza con la expresión artística, con la cultura, ojalá llenar los muros y las plazas de poesía no fuera un delito. Agradezco enormemente a todos quienes de una u otra manera han estado conmigo en esto, dando muestras de cariño, de afecto, un abrazo o un ‘buena profe'», dijo.

Oyarzún estudió Historia en la Universidad de Talca, «porque era una de las asignaturas que durante mi adolescencia más me atraían, por su capacidad de analizar y englobar aspectos relevantes de la sociedad, también porque me entregaba herramientas para desarrollar el pensamiento crítico (…). Crecí en dictadura, aunque de manera consciente y crítica me tocó vivirla y sufrirla durante todo mi período de universidad, fui un declarado opositor de la misma, paralelo al estudio me dediqué, junto a mis compañeros, a reorganizar centros de alumnos y federaciones de estudiantes que estaban prácticamente prohibidas durante aquella época».

El profesor añadió que también participó «activamente en el período de las protestas contra la dictadura militar, muchas veces manifestándonos en los mismos lugares donde nos manifestamos hoy en día en la ciudad de Talca, cuestión que en estos últimos meses me ha venido en provocar una especie de déjà vu frente al tema de la represión, pues veo el actuar desmedido de carabineros en contra de los manifestantes».

El profesor contó cómo han sido estos meses en la ciudad de la VII Región desde el estallido del 18 de octubre. «He visto manifestaciones multitudinarias en la ciudad de Talca y también me ha tocado presenciar la violenta y desmedida represión de Carabineros, muchas veces descontrolados disparando balines y lacrimógenas al cuerpo. He visto el horror de padres y madres escapando junto a sus hijos y, también, la solidaridad de muchos tratando de ayudarse para seguir luchando por el derecho que tenemos a manifestarnos», afirmó.

Para Oyarzún, el país está viviendo un momento clave en nuestra historia. «Ojalá seamos capaces de estar a la altura de la misma, sumándonos en la búsqueda de las soluciones colectivas que se requieren. Considero que todos los que salimos a manifestarnos aún no hemos logrado nada y es por eso mismo que no podemos desfallecer y, como señala Benedetti de manera magistral, no debemos rendirnos«, precisó.